Los detalles de la recordada noche en la que Los Naranjas chocaron con Gales en Tucumán
Como muchas otras potencias del rugby mundial, Gales (rival de Los Pumas en cuartos de final del Mundial de Francia) también pasó por Tucumán. Fueron dos visitas, ambas en cancha de Atlético: la primera, en 1999, fue para enfrentar a Los Naranjas, en el final de una época en la que todavía eran posibles esta clase de amistosos entre seleccionados amateurs y profesionales; la segunda ocurrió en 2004, en ocasión de un test contra Los Pumas, en el que el seleccionado dirigido por Marcelo Loffreda se impuso 50-44.
El trasfondo más interesante lo tuvo el primero. No sólo porque se produjo en la antesala del Mundial de ese año, en el que el "Dragón" era anfitrión, sino porque marcó un cambio de paradigma en el juego de Tucumán. Hasta entonces, el estilo de Los Naranjas (con el que habían ganado siete títulos argentinos) tenía un marcado protagonismo de los forwards, los hombres físicamente más potentes, que avanzaban óvalo en mano percutiendo sin parar o articulados en mauls que semejaban formaciones tortuga romanas. Sin embargo, a partir de ese partido los entrenadores Daniel Hourcade y Pedro Merlo decidieron implementar un rugby más equilibrado y dinámico, con más participación de los tres cuartos, algo que el público tucumano no estaba acostumbrado a ver y que dio lugar a un partidazo: Gales se impuso 69-44, pero fue un duelo tan entretenido y lleno de tries (15) que ambos equipos dejaron la cancha aplaudidos de pie.
Un enfoque distinto
El amistoso con Los Naranjas tuvo lugar el 1 de junio de 1999 y fue el segundo de una gira que Gales programó por Argentina con el objetivo de terminar de definir su plantel para el Mundial de ese año, que los iba a tener como anfitriones y en cuya apertura debían enfrentar a Los Pumas en Cardiff. Tras caer a manos de Buenos Aires en el inicio de la gira (31-29) con varios suplentes, el seleccionado galés llegó a Tucumán. Se hospedó en el por entonces Gran Hotel (hoy Catalinas Park), cercano al Lawn Tennis, donde tenía previstos sus ensayos.
Al frente del "Dragón" estaba el neozelandés Graham Henry, el mismo que en 2011 llevaría a los All Blacks a ganar su segundo título mundial y un año más tarde se sumaría como asesor técnico de la UAR. Tanto Henry como el capitán Robert Howley hicieron hincapié en la previa sobre el desafío que implicaba jugar en Tucumán. "Sabemos que aquí se juega con mucha pasión, por lo que será un partido muy difícil, quizás más que el que jugamos en Buenos Aires", anticipó el entrenador.
Sin dudas, esperaban un Tucumán mucho más rústico y conservador que el que se encontraron. Sucede que Hourcade y Merlo decidieron patear el tablero y plantear un partido de igual a igual. "Jugábamos todas las pelotas. A muchos no les gustaba, querían scrum y maul solamente", recuerda Hourcade, desde Francia. "En realidad, eso lo habíamos empezado a hacer con los juveniles desde el 94 hasta el 97. Cuando a fin de año agarramos el seleccionado mayor, le jugamos a Australia con los históricos y después de eso subimos a todos los juveniles con los que habíamos venido trabajando con un enfoque más integral, de rugby más dinámico. Y por eso salió un partido así con Gales. 69-44, parece un resultado de básquet, je. Pero bueno, era acorde a la idea de juego que teníamos. Si bien nos hicieron 69 puntos, no cualquiera le mete 44 a Gales. A partir de entonces se hizo un clic", apunta "Huevo".
"Perico", por su parte, recuerda cómo fue ese proceso desde los juveniles hasta el mayor. "Con 'Huevo' nos preparamos como entrenadores, viajando a distintos lugares para capacitarnos. Aprendimos muchas cosas en Sudáfrica, en Australia, cambiamos la forma de entrenar y de analizar el juego, y nos enfocamos en buscar destrezas y no jugar tanto al maul y al scrum", cuenta.
Como curiosidad, un año antes del amistoso contra los "Dragones" en cancha de Atlético, Los Naranjas habían estado de gira por Gales y participado del prestigioso torneo Welsh Challenge Trophy. Capitaneado por Hugo Dande, el seleccionado tucumano causó una muy buena impresión, llegando a empatar 40-40 con Llanelli, el subcampeón del torneo galés.
Palo y palo
Ese martes por la noche, en un repleto "José Fierro", los locales formaron con: Leopoldo De Chazal, Carlos Marti Coll y Omar Hasán; José Macome y Omar Portillo; Eduardo Padua (capitán), José Santamarina y Hugo Dande; Leandro Molinuevo y Tristán Molinuevo; Martín Pfister, Pablo García Hamilton; Juan Manuel Rodríguez Rey, Luis Rojas y Leonardo Gravano.
Los 80 minutos fueron un ida y vuelta en el que mataron a tries. En Gales se destacó el wing Matthew Robinson, quien firmó cuatro de los nueve tries de su equipo. Para Los Naranjas anotaron Leandro y Tristán Molinuevo, Gravano, García Hamilton (2) y Padua. Hubo tries de muy buena factura, pero muchos recuerdan el de Tristán, quebrando por el centro de la cancha, amagando hacia adentro y corriendo 40 metros hacia la meta.
"En ese partido pudimos jugar mucho más que ante. Los entrenadores nos dieron más libertad para hacerlo. Ya no estaban los históricos, que eran unos guerreros en las formaciones. Teníamos muy buenos forwards, pero jugábamos con otra dinámica, y pudimos meterle muchos puntos a Gales. También recibimos muchos, pero fue un partido muy entretenido", lo describe Tristán.
"Homero" Macome también lo recuerda como un gran partido. "A Lynn Howels, el entrenador de forwards de Gales, después lo tuve de entrenador cuando fui a jugar en Leonessa, en Italia. Y el tipo tenía un recuerdo increíble de Tucumán. Decía que éramos unos enfermos de rugby, comedores de carne y de tomate. Supongo que le habrán dado de comer mucho asado con ensalada. Pero nos tenía un gran respeto por la forma en la que se jugaba y la pasión con la que se vivía", revela el ex segunda línea, y pondera la audacia que tuvieron Hourcade y Merlo para romper las estructuras de Tucumán y convertirlo en un equipo mucho más ambicioso: "revolucionaron el rugby de acá. Por supuesto que fue un período difícil, pero se creció mucho gracias a una propuesta de rugby mucho más completa".