La cumbia base tiene a Oscar Gabriel Belondi como uno de sus principales activos. A principios de siglo marcó una línea con Eh Guacho y La Base y desde 2004 lidera La Repandilla, con la cual se presentará esta noche, desde las 22, en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479) al frente de una formación de 14 músicos. Antes de su función, hizo un balance de su trayectoria para LA GACETA.
- ¿Qué implica estar cerca de cumplir 20 años con la banda?
- La verdad, todo fue muy rápido, la vida pasa muy rápido. Por suerte desde que se inició no paramos: cuando miramos alrededor y vemos a nuestros hijos que crecieron, al cambio generacional, caemos un poco.
- ¿Cómo se desarrollan los shows?
- Apuntamos básicamente al lado musical, le dedicamos más tiempo de lo habitual a los detalles, a matices, a canciones enlazadas y siempre pensando en que la gente forme parte de cada festejo y se vayan convencidos de que vieron lo que querían ver y escucharon lo que esperaban escuchar, que se divierta y se olviden de todo lo que sucede en la vida cotidiana.
- ¿La Repandilla se vincula con la cumbia actual?
- No estamos muy al tanto de la forma de la distribución de la cumbia actual. Trabajamos y viajamos mucho, nos dedicamos a lo nuestro y en el mundo digital vamos ingresando de a poco. Sabemos que hay cosas nuestras que se toman como referencia y obviamente eso nos enorgullece. No es que esté en contra de la otra música, pero estuvimos muchos años muy mal mirados y de repente que hoy que tengamos artistas que nos representen a nivel mundial me enorgullece.
- ¿Cuáles son los cambios más significativos vividos en estas dos décadas?
- Básicamente suceden porque bueno uno va creciendo, desde el lado de la composición y lo personal, y las generaciones también van cambiando, llegás al boliche y se van escuchando otros ritmos, cosas distintas y te van actualizando de alguna manera actualizando y alimentando también. Vamos creciendo en lo profesional.
- ¿Hay algún referente indiscutido del género en el país en este momento?
- Referentes tengo los míos, Antonio Ríos el gran maestro, es un ejemplo constante, es un tipo sano, muy profesional que no deja de hacer shows. Otros referentes nuestros de la época son Oscarcito Stieffel del Sexteto Imperial, Adrián y los Dados Negros, Tony Ángel... aprendimos de mucho de ellos y conocerlos fue maravilloso.
- ¿Han cambiado las letras respecto de lo que cantaban cuando empezaron en torno a la mujer?
- Cuando llega el momento de componer, hacemos testimonios; quiere decir que lo que sucede vamos componiendo y le vamos dando el tono que creemos que necesita cada canción y cuando nace un testimonio, por ahí de un problema, un dolor o una tristeza familiar por determinada situación, componemos y las melodías tienen que tener de alguna manera conexión con la letra. Y cuando las canciones son por ahí más picarescas, también tiene que ver con lo que vamos viendo, con lo que sucede, pero no lo hacemos con la intención de ser atrevidos ni desubicados. Básicamente las canciones tienen que ser picaras y divertidas, y si vemos por ahí a una chica que se hace llamar La Zorra porque es su apodo y está bailando arriba de un parlante... Nada, es testimonio, por ahí si alguno lo toma mal es porque tenga esa mentalidad, esas ganas de hacer un drama de esto, pero somos muy respetuosos para componer. No tenemos muy presente si se puede enojar alguna mujer o no porque tenemos muchas fans que son mujeres y realmente respetamos a morir. Los que nos conocen saben que no somos mal intencionados y no haríamos nada con el fin de agredir o faltar el respeto. Nos enfocamos en transmitir alegría en nuestros shows.
- ¿Qué diferencia estar en un teatro como el Mercedes Sosa de otras experiencias?
- Por ahí los otros shows son mas de pasada en distintos lugares en una noche, mientras que el teatro es algo puntual, es algo que uno se prepara para disfrutarlo, para mostrarte de una manera distinta y compartir un momento más íntimo con los seguidores, con la familia, y te dedicas un poco más a vos. Uno se prepara más en lo musical. En los boliche cumplís y te vas y no terminas llevándote muchas caras, pero en el teatro hay otro tiempo, es más lindo, más relajado y te das a conocer un poco más en lo personal. Y que sea en el Mercedes Sosa, con lo que representa eso para la música, para la historia de nuestro país, es bastante copado.