Con la llegada de la primavera y la proximidad del verano, muchos sienten que es el momento ideal para comenzar una actividad física y ponerse en forma. Dar el primer paso cuesta pero sostener una rutina de ejercicios en el tiempo es todavía más difícil para algunas personas.
Siempre hay alguna excusa para postergar el ejercicio o para justificar la pereza que nos genera hacer gimnasia en un día de frío. ¿Por qué ocurre? ¿Cómo podemos evitarlo? ¿Cuál es la clave para sostener una rutina de ejercicios durante un tiempo determinado?
Los hábitos se construyen mediante la repetición de las acciones. Entonces, la clave es no quedarse en el hecho de decidir ponerse en forma e ir unos días al gimnasio, sino de repetir y repetir esa acción. Y eso requiere disciplina o lo que algunos denominan fuerza de voluntad.
Esa fuerza de voluntad se puede entrenar y mejorar, pero el mejor modo de ejercitarla, de poder contar con ella, es activarla cuando el propósito realmente nos motive. Por tanto, el primer paso si no quieres abandonar el gimnasio a la primera de cambio es asegurarte de que esa rutina de entrenamiento, el hecho de cuidarte y de ponerte en forma, es importante para vos.
Consejos para no abandonar la rutina del gimnasio en la primera semana
Tener un propósito realista
Además de tener claro que ir al gimnasio no es solo algo deseable sino que se quiere de verdad es necesario fijarse unos objetivos realistas.
Por tanto, en lugar de ambicionar grandes propósitos y entrenamientos diarios, quizá sea mejor hacerse una propuesta pequeña, sencilla, y ver si se logra, si cuaja, y si a fuerza de repetirse se incorpora como hábito en nuestras rutinas. Si es así, entonces podemos plantearnos otra; y más adelante otra. Y de esa manera no solo no renunciaremos sino que en un año se habrá logrado muchísimo.
Anticipar soluciones para los momentos de debilidad
Pero por realistas que sean los objetivos, cumplirlos siempre exige esfuerzo, de modo que conviene pensar bien qué estrategias nos planteamos para lograrlos, qué dificultades podemos prever y cómo solucionarlas.
Si tenemos claro de antemano muchos de los imprevistos “previsibles” y las tentaciones que nos pueden apartar de nuestro propósito (estarán esos muchos días que saldremos más tarde de trabajar, que nos acostaremos tarde y nos dará pereza madrugar) y pensamos cómo superarlos, nos costará menos esfuerzo mantenernos fieles a nuestra rutina y se reducirán las probabilidades de abandonar.
Fijarse mini retos
Cuando un objetivo o tarea es difícil, una solución es dividirlos en partes más accesibles. Del mismo modo, fijarse pequeños retos o metas a corto plazo como correr tres kilómetros, levantar equis kilos o mantener la rutina durante tres meses pueden ser el aliciente para ir prolongando nuestras sesiones y rutinas en el gimnasio durante todo el año.
Además, las metas pequeñas requieren una planificación y acciones más pequeñas para lograrlas, es más fácil apreciar nuestros progresos físicos y eso, a nivel psicológico, motiva y anima a continuar.
Celebrar los logros
Fijarse objetivos pequeños y realistas también permite celebrar los logros, reconocerse el esfuerzo realizado, y esa recompensa ayuda a renovar la motivación y facilita que la fuerza de voluntad no decaiga, así que también nos aleja de abandonar.
Ni autoindulgentes ni intransigentes
Para mantenernos en nuestro propósito de hacer ejercicio de forma regular no debemos pecar de autoindulgentes pero tampoco de intransigentes. Por muy comprometidos que estemos con nuestro objetivo y por muy bien que nos hayamos planificado, seguro que tendremos algún momento de debilidad que nos aleje de ello y lo importante, en ese caso, es no frustrarse ni tirar la toalla, asumir nuestro incumplimiento como algo puntual, no definitivo.
No es cuestión de culpabilizarse ni sentirse incompetente por faltar un día al gimnasio, pero tampoco se trata de perdonarse el no ir cada dos por tres. La mejor estrategia, dicen los psicólogos consultados, es no darle mucha importancia al éxito o fracaso diario, sino juzgar el esfuerzo “por paquetes”, en función de logros parciales, temporales.
Hacer actividad física en compañía
Aseguran los expertos en actividad física que entrenar acompañado es un factor de motivación muy importante. De entrada, porque de esa manera la rutina del gimnasio pasa a convertirse en una actividad social. Pero también porque la existencia de una segunda persona evita que se abandone la actividad sin más, y uno por otro es más fácil superar los momentos de debilidad y continuar.