La mística “purpurada” permanece inalterable

Por ese espíritu audaz que le imprimieron sus fundadores es que Cardenales, uno de los clubes de rugby más antiguos de Tucumán, se animó en 2009 a cobijar bajo su techo a lo que en ese momento era casi un sacrilegio: mujeres que jugaban al rugby. En efecto, Cardenales tuvo el mérito de ser el primero en sacarse de encima el prejuicio de que el rugby era un deporte sólo para hombres (que al día de hoy persiste en muchos otros, por increíble que parezca) y las chicas le pagaron ese voto de confianza con una bolsa de campeonatos provinciales, regionales y nacionales. Y este domingo, las “purpuradas” volvieron a festejar un título nacional después de un largo período de transición y recuperar el trono del rugby femenino argentino. De paso, estiraron una racha: cada vez que fueron locales en el Nacional de Clubes (2012, 2013 y 2023) resultaron campeonas.

Un punto clave en la obtención del pentacampeonato fue la experiencia de Silvana Castro, Rita Cazorla y Fátima Juárez, tres integrantes de aquella era dorada de las “Huarminales”, en la que ganaron cuatro títulos nacionales consecutivos sin perder ni un solo partido. Y a ello se deben sumarles las finales de 2011 y 2016.

En el caso de Cazorla y Juárez, lo hicieron una vez más como jugadoras, de tal suerte que son las únicas dos en haber ganado cinco títulos nacionales dentro de la cancha. Castro, en cambio, esta vez lo hizo como entrenadora. “Se sufre mucho más desde afuera. Es horrible”, reconoció “Yuyín”, que a lo largo de la final debió lidiar con los nervios y con sus ganas de volver a calzarse la camiseta de la cruz y entrar a jugar. “Igual, algo me decía que íbamos a ser campeonas. Las chicas venían sacrificándose un montón, participando día a día. Es un equipo que tiene mucho corazón y un futuro tremendo, porque las chicas nuevas que se fueron sumando son muy talentosas”, elogió la ex jugadora de Las Pumas (hoy Yaguaretés).

Dentro de la cancha, la experiencia y la conducción de Cazorla y de Juárez fueron cruciales para el dominio de Cardenales sobre el campeón defensor, Universitario de Córdoba. “Es una alegría enorme volver a ganar un título en mi club y poder compartirlo con las chicas de las nuevas camadas. Me hace muy feliz que hayan podido vivir esta experiencia. Además, se lo merecían por la manera en que jugaron”, resaltó Rita, quien fue Puma durante más de 10 años.

Así como a Cazorla le tocó ser capitana durante el monopolio nacional de las “purpuradas” en la década pasada, ahora la cinta la lleva la joven Giuliana Agüero, de 21 años. “Este era uno de mis sueños y lo pude cumplir en mi casa, jugando a la par de Rita, de Fátima y de jugadoras tan buenas. Nos merecíamos ser campeonas, pero lo más lindo fue haberlo logrado en casa”, destacó una emocionada Giuliana.

Azul Medina, por su parte, vivió una semana difícil de superar, ya que venía de dar un golpe histórico con las Yaguaretés al ganar el Sudamericano venciendo por primera vez en la historia a Brasil. Ahora, también celebra ser campeona con su club: “hemos pasado momentos muy dificiles, pero hemos logrado remontarlos con mucho trabajo. Como alguien me dijo alguna vez: “las medallas se ganan en los entrenamientos, en la cancha sólo se las pasa a buscar”.