Tania está desesperada. No ha vuelto a dormir tranquila desde hace una semana, cuando encontró a su hijo lastimado y tuvo que llevarlo de urgencia al Hospital de Niños. El niño de 10 años se autolesionó y, según la mamá, fue porque desde hace un tiempo está sufriendo bullying en la escuela a la que asiste, en Tafí Viejo.
El caso se viralizó a fines de la semana pasada, cuando varios papás acompañaron a Tania en un reclamo frente a la institución, la escuela Fray Cayetano Rodríguez.
El niño, según relató la mamá a LA GACETA, asiste a quinto grado del turno tarde del establecimiento. “Mi hijo tiene trastorno mixto y también sufre epilepsia. Desde hace un tiempo viene sufriendo acoso escolar por parte de alumnos de sexto grado. Ya hablé con la maestra y no tuve respuestas. La situación es insostenible. Lo encerraron en el baño, le tocaron las partes íntimas, lo vieron desnudo. El la está pasando muy mal, por eso se hirió con un cuchillo”, contó la mamá, y no pudo contener las lágrimas.
“Tiene mucho miedo y vergüenza; no quiere volver más a la escuela. Es injusto lo que le hicieron, le sacaron el brillo a un nene de solo 10 años que nunca le hizo mal a nadie. Intenté hablar con los directivos de la institución, me dijeron que no sabían nada y me prometieron tomar las medidas correspondientes. Pero no lo hicieron”, explicó Tania, convencida de que las autoridades minimizaron el caso de su hijo. “Cuando un nene se atenta contra su vida no es un caso menor. Hay otros chicos que también están sufriendo bullying; al parecer los alumnos del último año los encierran en el baño”, aseguró.
Su hijo estuvo en observación algunas horas en el hospital y luego fue dado de alta. Igualmente, la madre quedó muy preocupada. “El me dijo que se quiere matar. No lo puedo dejar solo ni un minuto”, señaló.
Convivencia escolar
La semana pasada, ante las primeras denuncias, el Ministerio de Educación de la Provincia se hizo eco de los reclamos, según explicó la directora de Asistencia Técnica, Verónica Torres.
“Son casos que siempre nos preocupan y nos ocupan. Estamos trabajando con el equipo de convivencia escolar e incluso planificamos talleres con los padres y alumnos de cuarto, quinto y sexto grado. Nosotros ya habíamos estado trabajando anteriormente en la institución, pero en otro grado donde se habían presentado inconvenientes. Lo que sabemos ahora de este nuevo caso es que estamos ante una situación de vulnerabilidad familiar. Estamos haciendo todas las averiguaciones. Es un niño que necesita seguimiento y contención. Estaba yendo a un centro terapéutico, pero desde hace dos meses no asiste”, recalcó.
Según la profesional, lamentablemente son muchos los establecimientos escolares donde suelen registrarse casos de bullying y desde el Ministerio deben intervenir. “La escuela es una caja de resonancia de lo que pasa a nivel social. Y hoy la sociedad está cada vez más violenta; se ha naturalizado el maltrato”, remarcó. Ante esto, planificaron la campaña “Escuela libre de violencia”, principalmente destinada a familias, docentes y alumnos.
“Vemos un cambio en la modalidad. Antes la violencia se veía más que nada en la niñez y la adolescencia; y hoy es en la familia y en los adultos donde más se naturalizó la violencia y el maltrato”, señaló.
Asimismo, aconsejó a los padres que nunca minimicen lo que les exprese un hijo si está sufriendo acoso. “Que se acerquen a la escuela y denuncien. Las autoridades deben intervenir. Si no hay respuesta, que vayan a la sede de supervisión o a la Dirección de Asistencia Técnica (avenida Sarmiento 850)”, especificó.
Factor precipitante
El aumento de los hechos de violencia quedó en evidencia en un reciente informe elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación. Según este estudio, el 75,4% de los alumnos de la secundaria reconoció haber visto actos de discriminación y de violencia.
No es solo algo que se ve en la secundaria. Y no es un dato menor que el acoso escolar está hoy entre los principales factores precipitantes de los intentos de suicidio, explicó la referente del programa de Conductas Suicidas del Siprosa, Irma Thomas.
Otros factores también determinantes, según Thomas, son la la soledad, la pérdida de familiares, las crisis familiares, la violencia intrafamiliar y el consumo problemático de drogas.
En el último año aumentó el 25% las consultas de salud mental en la provincia. La pandemia parece haber dejado profundas huellas en una generación entera, según detalló. Los casos de tentativas de suicidio pueden aparecer incluso en niños de 10 años, precisó.
“Es muy importante que a los niños se los escuche, se les brinde contención; buscarles espacios saludables de deportes, actividades de recreación y artística. Hay que escuchar y dar contención responsable a todos los niños, no solo al que recibe el acoso”, señaló.
Aunque sí existe una relación estrecha entre ambas problemáticas (suicidio y acoso), según coinciden las especialistas, siempre hay muchas causas y no una sola.
Según describe la psicóloga Silvina Cohen Imach, el bullying es una de las enfermedades más graves de la infancia: es la que peores efectos provoca a corto, mediano y largo plazo.
El bullying -define la especialista- es un término importado que sirve para explicar un proceso de abuso e intimidación reiterada por parte de un niño o adolescente hacia otro que no tiene posibilidades de defenderse. Implica siempre una situación de vulnerabilidad en quien lo sufre y una relación desigual entre el agresor y su víctima.
Datos preocupantes: uno de cada cuatro alumnos tiene miedo
Una encuesta realizada por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló este año que uno de cada cuatro alumnos de entre 10 y 18 años le tiene miedo a alguno de sus compañeros. El 46% sufre violencia indirecta a veces, y el 11% la padece mucho constantemente. Los más chicos son víctimas de agresión física directa y verbal. En el secundario, el acoso es indirecto: murmuraciones, amenazas, robos, insultos, rechazo social y aislamiento.
El 32% dijo sufrir a veces agresiones físicas y el 62% agresiones verbales. Pero también hacen autocrítica: el 62% admitió haber maltratado a sus compañeros a veces; y el 6%, en forma continua, resalta el estudio.