En las últimas horas, milicias pertenecientes al grupo terrorista Hamás iniciaron un ataque indiscriminado contra civiles israelíes.
Un ataque sin precedentes en la historia de Israel, orquestado de manera coordinada por aire y por tierra, y que se inició con un lanzamiento masivo de misiles desde la Franja de Gaza hacía diferentes ciudades. Simultáneamente, las milicias se infiltraron por tierra ingresando a las casas de civiles, secuestrando y matando a hombres, mujeres y niños, con un nivel de salvajismo nunca antes visto.
Las redes sociales se inundaron de imágenes dantescas registradas por los mismos terroristas mostrándose victoriosos y celebrando la muerte y el terror.
El ataque fue denominado por Hamás “Tormenta de Al-Aqsa”, en el que se reivindica la defensa de la mezquita de Al-Aqsa, ubicada en Jerusalén. Además, coincide con el 50° aniversario de la guerra de Yom Kippur, donde los ejércitos egipcios y sirios atacaron sorpresivamente al estado de Israel en medio de la festividad más sagrada para el judaísmo.
En términos militares son dos hechos no comparables, ya que la guerra de 1973 fue una guerra convencional en la que se enfrentaron ejércitos regulares, y en esta ocasión se trata de un enfrentamiento entre una agrupación terrorista por un lado, y el ejército del estado israelí por otro.
No obstante, el impacto de la tragedia en la conciencia de la ciudadanía israelí sí es similar a la guerra del 73, que fue uno de los episodios más tristes de su historia por el shock que causó el ataque sorpresa y simultáneo de los ejércitos árabes, el día más sagrado de su religión; causando gran cantidad de muertos, heridos y destrucción. Por eso mismo sí se podría trazar un paralelismo entre los acontecimientos de octubre de 1973 y los acontecimientos de octubre de 2023: el terror que se vivió y que se vive es similar.
La respuesta de Israel no se hizo esperar, inmediatamente las FDI se movilizaron y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, declaró el estado de alerta, manifestando contundentemente: “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Esto no es una operación ni una escalada, sino una guerra”. Con lo cual se puede vaticinar que la respuesta israelí también será sin precedentes.
Los terroristas no podrán retener el control de territorio por mucho tiempo. Sin lugar a dudas que las FDI tienen la capacidad, militar y tecnológica, para destruir al brazo armado de Hamás, y ya lo estamos viendo.
Por último, otro punto a destacar de la jornada es la condena, prácticamente unánime, de la comunidad internacional a los ataques terroristas y el apoyo a la legítima defensa del estado de Israel.
Países de todas partes del mundo se solidarizaron y manifestaron su repudio a los ataques salvajemente perpetrados, incluido nuestro país que condeno los hechos a través de comunicados del presidente de la Nación, Alberto Fernández, y de diferentes funcionarios.
Para concluir, siguiendo con las declaraciones de funcionarios del gobierno israelí, lo que se inició ayer no será una guerra corta, ni fácil. Tiene implicaciones estratégicas que no se vieron en muchos años. Existe un gran riesgo de que se convierta en una guerra en múltiples escenarios.