Emiliano “Dibu” Martínez fue protagonista del último episodio de “Llave a la Eternidad”, el especial audiovisual que explora la intimidad de cada jugador de la Scaloneta. En diálogo con Sofía Martínez y, desde China, el futbolista habló sobre los momentos más íntimos que vivió antes del partido contra Francia.
El 18 de diciembre del 2022, el partido Argentina-Francia marcó la vida de decenas de millones de argentinos, los jugadores entre ellos. En una entrevista que se volvió muy personal, el portero de la Selección contó la tranquilidad con la que vivió la previa y detalló cuál fue el preciso momento en que sintió presión.
Cómo vivió el “Dibu” la previa contra Francia
El “Dibu” va de frente. Encara la vida, los partidos, las pelotas y hasta a los jugadores contrincantes. Con esa convicción transitó la final de Qatar. “Fue el partido que más disfruté del mundial porque los chicos estaban con confianza, no dejaban espacio”, dijo sobre el desempeño de sus compañeros. “Ellos (por Francia), habían hecho dos cambios, no sabían qué hacer. Tiraba la pelota afuera y al ver a los chicos con tanta confianza me dije ‘este partido lo ganamos’”, recordó.
Lejos de dejarse dominar por los nervios y la ansiedad, contó que la noche anterior pudo dormir bien. “Antes de los partidos duermo bárbaro. Es más, creo que dormí tres horas de siesta”, relató entre risas. También le dedicó el tiempo necesario a su compañero infaltable, el mate, y lo acompañó con un clásico sanguchito de jamón y queso. “Esa fue mi merienda antes de la final”, relató orgulloso.
Pese a haber disfrutado cada minuto de su desempeño, el peso de la responsabilidad cayó sobre sus hombros hacia el final del partido. “Cuando salí a la cancha cerré los ojos y dije ‘voy a jugar como siempre jugué toda mi vida atrás de mi casa’. Nunca me puse la presión hasta el minuto 92. Francia había tomado aire, fue el único momento que sentí un poco de presión”, relató el “Dibu”.
Las mil y un cábalas del “Dibu” Martínez
Martínez consultó por los rituales y preparativos del “Dibu” antes de salir a la cancha. “Yo tengo 300”, dijo riendo y empezó a numerarlos. En primer lugar, las fotos. Son infaltables las imágenes que lleva en sus canilleras. “Siempre me pongo las de mis nenes en la derecha; la de mi familia de Mar del Plata, en la izquierda. No puedo cambiar”.
Además, repite otros comportamientos: sale a la cancha tres minutos antes que el equipo, siempre con el pie derecho, hace la misma elongación, el mismo calentamiento y usa una misma frase que, según contó, es más un rezo: “Nunca pido ganar, sino que yo y mis compañeros terminemos bien el partido y que sea lo que dios quiera”.