Jorge Díaz: el tiktoker tucumano sinónimo de solidaridad

Jorge Díaz: el tiktoker tucumano sinónimo de solidaridad

Hace furor en las redes sociales por ayudar a otros tucumanos a superar dificultades. Y para hacerlo convirtió Tik Tok en una herramienta que acerca soluciones. Él y sus hermanos, que lo apoyan, nos cuentan su historia.

SATISFECHO. Jorge dice que ama lo que hace. SATISFECHO. Jorge dice que ama lo que hace.

Hablan de empatía, de dar sin recibir nada a cambio y de “tirar” una soga para que otras personas puedan salir a flote. Dicen que de eso se trata la vida; algo así como ser una luz para otros. Es que eso les enseñaron en casa. “Nuestro padre era una persona muy trabajadora; y se sacrificaba muchísimo para llevar a casa un plato de comida. Venimos de una familia humilde, pero nos enseñó que lo más importante era compartir. Y todo esto viene de esa base”, cuenta a LA GACETA Jorge Díaz (22), “Jorgito de la gente”, el tiktoker tucumano que es furor por su acción solidaria en las redes sociales. Él es la cara visible del proyecto @jorgitoodiaz01, en la que narra historias de personas en situaciones de vulnerabilidad o con enfermedades, y les ayuda a conseguir lo necesario para salir adelante. Pero no está sólo; a él lo secundan dos de sus tres hermanos; Dante (26) y Giuliano (20) completan el trío solidario. “Mucha gente nos ayudó a salir adelante, sin esperar nada a cambio. ¿Por qué nosotros no haríamos lo mismo?”, resumen.

Jorgito tiene 160.000 seguidores y en algunos de sus videos supera el millón de reproducciones. En cada audiovisual presenta historias: cuenta la de Johana y Valentino, que perdieron su casilla en un incendio; presenta a Ángel, un joven de 17 con parálisis que necesita una silla de ruedas; y muestra cómo Tatiana cocina a leña para sus hijos. Esas y otras decenas de historias tienen contenido en común: todas las personas son de barrios vulnerables, todas necesitan ayuda y todas, tarde o temprano, la reciben. “Comencé a hacer los videos hace un año, por esa base familiar, por lo que me papá me inculcó. Él era de familia muy humilde; en un tiempo no tenía casa, pero siempre ayudaba, como podía. Falleció, y nosotros seguimos este camino, su camino, el de apoyar al prójimo -resume Jorge-; usamos esto como una herramienta para mostrar la realidad de muchas personas que quizá no tienen espacio ni ayuda [...] Yo siempre quise ayudar a otros, pero como no tenía los medios, no sabía como hacerlo”.

Dante interrumpe y cuenta que en esta modalidad encontraron una forma efectiva de ayudar a otras personas. “Él empezó con los videos simplemente entrevistando a personas en sus situaciones diarias, mostrando cómo la pasaban, para darle visibilidad. Como nosotros no teníamos la facilidad económica para ayudar, surgió la idea de ayudar a través de otras personas. De hecho, fue la misma gente la que empezó a proponerlo; así empezamos a hacer colectas y a recibir donaciones. Gracias a toda esa colaboración se está pudiendo cambiar la realidad de muchas personas”, agrega.

Experiencias que marcan

Los tres tenían, por diferentes vías, afinidad con las redes sociales. Dante y Giuliano habían hecho algún que otro video en Youtube, pero Jorge tenía otros intereses. Y en esta veta encontró una vocación: “el clic fue cuando fallece Papá -advierte Dante-; él siguió haciendo ese tipo de contenido, saliendo a la calle, contando problemas. Y ahí encontramos conjunto que hacer”.

“Al principio yo salía a buscar a las personas; agarraba la cámara de mi papá y salía a entrevistar. Hoy es diferente; mucha gente se comunica y me cuentan algunos casos. Ellos me muestran a través de videos cómo están viviendo, y así empieza -relata Jorge-; la historia que más me tocó fue la del señor Arias (don Hugo Arias, el hombre que vendía lapiceras). Fue distinta a todas; sentí que necesitaba esa ayuda para despedirse... Me hizo acordar mucho a mi papá; tenía 87 años y quería seguir trabajando, era eso lo que lo movía [...] con estas acciones entendí que lo que siente el corazón al ayudar es único; es algo impagable”.

El más callado del trío es Giuliano. “A veces las historias de vida son muy fuertes, pero nos pasa que ya hemos vivido algunas de esas situaciones. Y eso nos hace más fuerte; quizá no nos emocionamos con lágrimas, pero uno sabe lo que el otro está sintiendo. Conocemos esas situaciones de necesidad, pero hemos podido salir de eso, y eso da esperanza”, reflexiona.

Colaboración y esperanza

La campaña más reciente es la de Eliana, una joven que sufre ictiosis laminar (conocida como la enfermedad de la piel de pescado). “Yo necesito un baño para poder ducharme las seis veces al día que mi piel me pide para tenerla humectada y, como no lo tengo, sólo me baño una vez al día”, contó en un video. Estas historias son las que más sensibilizan más a los chicos. “La de Leo (un joven de 21 con la misma enfermedad de Eliana) fue la que más me costó. Son personas que sufren mucho, y vos lo ves en persona o en los videos, y se lo ve feliz, lleno de vida. Y uno a veces se queja de cualquier cosa”, reflexiona Giuliano.

Jorge Díaz, junto a sus hermanos que lo ayudan. Jorge Díaz, junto a sus hermanos que lo ayudan.

Lo que más destacan los tres es la colaboración. Los tucumanos son solidarios -advierten-. “Una vez fuimos a una casa muy humilde a buscar una cocina y una garrafa; la señora era de muy bajos recursos, pero quería ayudar. Y yo le pregunté que cómo iba a hacer para seguir cocinando, pero no le importaba... Hay mucha buena gente; y hay gente que había perdido la fe en ayudar, pero la está recuperando. Eso es lo mejor; y hay mucha gente joven ayudando, a pesar de que digan que siempre estamos perdiendo el tiempo”, considera Jorgito y Dante completa: “no hay que cambiar la esencia de uno por la acción de otro. Hay personas que donaban y dejaron de hacerlo por desconfianza o por alguna situación”.

Lo que quieren lograr con estas acciones solidarias es que más gente se anima. “El mensaje que podemos brindar es que no hay que perder la fe; que podemos salir de esta oscuridad en la que a veces vivimos”, asegura Jorge. Él y sus hermanos creen que estaría bueno que haya muchos jóvenes haciendo lo mismo; de esa manera, el mundo sería un lugar mejor -consideran-. “Está bueno dar un empujoncito, ver que hay una luz y que se puede salir. Pero el mensaje que queremos dar no es de dar comida y ya; se trata de dar un empujoncito y herramientas para que las personas puedan salir adelante”, advierte Dante.

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