La necesidad de moverse de un lugar a otro -distante o no- es ineludible en el afán de las actividades que obligan las diarias necesidades de supervivencia. “El movimiento es vida” dice el refrán, y a él debemos someternos. Pero el transporte del propio cuerpo requiere energía y dinero. Los pueblos de mayor creatividad han solucionado el tema costos ideando diferentes medios de transporte para no quedar pegados al suelo e incumplir las diarias obligaciones. ¿Y nosotros? La lista de medios de que disponemos es corta: bicicleta, motocicleta, taxi y ómnibus. Por su costo, este último ha sido siempre más conveniente y adecuado para todas las edades. Esto ha cambiado, y mucho. Las empresas prestatarias incrementan el precio del boleto constantemente para poder trabajar. Y el dinero del pueblo es cada vez más escaso. Estamos llegando al nivel de los países pobres de Asia y África, aunque ellos siguen moviéndose. ¿Cómo?: usando vehículos más asequibles. Está de moda el taximoto. Perfectamente carrozado para seguridad, rápido y barato. Ahora que los buses han dejado de ser una solución, ¿por qué no copiamos está muy buena idea?
Darío Albornoz