La declaración del ex comisario Leandro Herrera descolocó a varios en el juicio por la sedición policial que derivaron en los saqueos de diciembre de 2013. “Yo ordené al personal que apagaran los monitores. No recibí ninguna instrucción al respecto por parte de un superior”, señaló. “Además quiero aclarar, se apagaron las pantallas, el sistema continuó funcionando, no es que se paralizó”, añadió.
Las palabras del testigo fueron contundentes y cerraron, por el momento, una de las mayores polémicas que surgieron en el debate. El ex jefe de Policía Jorge Racedo y el subjefe de la fuerza Víctor Sánchez habían señalado que el ex secretario Paul Hofer había ordenado paralizar el servicio 911. “Después de tomar esa decisión me comuniqué con el jefe de Policía y el Secretario para informarle. Hofer lo único que me dijo es que resguardara al personal hasta que se resolviera el conflicto”, añadió.
El ex comisario detalló cómo se había registrado el incidente. “Estaba en mi oficina y vino mi segundo jefe Silvio Luna a decirme que los manifestantes venían a la sala de monitoreos. Aparecieron insultando y pidiendo que apagaran todo. Nos desbordaron, no podía frenarlos. Para evitar un mal mayor, ordené que apagaran los monitores”, resumió.
Herrera, por las preguntas que le hicieron todas las partes, brindó algunos detalles de esa situación:
- Solo pudo identificar a Walter García como cabecilla del grupo, ya que fue este efectivo el que habló con el subjefe de Policía Sánchez
- Reconoció que ninguno de los manifestantes copó el lugar usando armas de fuego.
- Informó que sus superiores le ordenaron que en un primer momento le ordenaron que se quedara en el lugar para preservar los equipos y que luego se dirigiera a la Escuela de Policía.
- Recalcó que pese al retén ordenado por el jefe de Policía, él no obligó al personal que estaba bajo su mando a continuar prestando servicios.
- Confesó que no sabía qué hacer cuando los manifestantes coparon el centro de monitoreo.
El momento de mayor tensión de la audiencia se vivió cuando la defensora oficial Marta Contreras Cuenca le hizo estas preguntas:
- ¿Cuál era el valor económico de lo que debía resguardar?
- No tengo idea, pero debe haber sido mucho.
- ¿Por eso le dieron la orden que lo protegiera?
- Me imagino que sí.
- ¿Qué le parecía más importante: proteger a la ciudadanía o los equipos?
- Proteger a la ciudadanía. Pero esa orden la di bajo presión. Es fácil analizar con el diario del lunes. A veces me pregunto qué hubiera pasado si los míos, que también estaban armados, se enfrentaban con ellos.
- ¿No podía haber pedido auxilio para restablecer el servicio?
- Tenía una orden y debía cumplirla.
- Si a usted le dicen que se mate... ¿Se mata?
- (No contestó).
- Insisto, ¿no era más importante custodiar a las personas que los equipos?
- Supongo que sí.
Por primera vez un testigo cerró su declaración en una sola jornada
“Esto parece que no terminará más”, se quejó un defensor por la lentitud del desarrollo del debate, a pesar de que ayer fue un día fructífero, ya que por primera vez, un testigo cerró su declaración en una sola jornada. Con la audiencia de hoy, se cumplirán las primeras cuatro semanas de debates y sólo se sentaron ante el tribunal seis personas a brindar su testimonio, pero quedan declarar unos 193.
“Con suerte esto se extenderá hasta marzo, si es que no ocurren inconvenientes de último momento”, indicó una fuente judicial. “Sólo queda esperar que las partes empiecen a depurar la lista de testigos. Me imagino que con el correr de las audiencias se irá produciendo este proceso”, añadió. Las complicaciones para los defensores son cada vez más evidentes.
Ayer, José Rasguido pidió permiso al tribunal para retirarse porque debía estar presente en otra audiencia. El profesional siguió ese debate a través de un celular en los pasillos del quinto piso a través de Zoom. Por cuestiones de agenda de todos los intervinientes, ya se había resuelto que sean tres los días de debate por semana, un punto que nadie que participa del juicio quiere modificar.