A menos de un mes para la elección general y con el primer debate a la vuelta de la esquina, la publicación de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) -que realizará el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el miércoles- puede resultar clave para las aspiraciones de las cinco fórmulas que compiten por la presidencia. Este índice del organismo oficial expondrá, nada más ni nada menos, que el crecimiento de la pobreza en el primer semestre del año en curso.
Los resultados que se vienen reflejando en el país en torno a este tema no resultan alentadores porque demuestran que el avance del proceso inflacionario hace mella en el poder adquisitivo de los salarios y eso ubica, cada vez más, a distintos sectores sociales por debajo de los ingresos que se necesitan mensualmente para satisfacer necesidades básicas.
El reporte de la EPH para el primer trimestre de 2023 mostró que la indigencia ascendió al 8,9% mientras que la pobreza fue del 38,7%. Esto puso de manifiesto que en apenas 12 meses se contabilizaron dos millones de nuevos pobres y que aunque el desempleo haya caído al 6,2% en el segundo trimestre del año, la ecuación demuestra que hay más trabajadores, pero pobres.
Sociedad empobrecida
Aunque resten horas para conocer las cifras oficiales, las consultoras privadas no son optimistas sobre el resultado que se puede develar y estiman que el índice de pobreza podría rondar el 40%. En relación a esto, el Director del Observatorio de la Pobreza de Fundación León, Julio Picabea, advirtió que será importante tener en cuenta que la foto semestral dejará de lado la aceleración inflacionaria que se dio a partir de agosto sumado a la devaluación post elecciones PASO. “Ese es un dato importante porque nos muestra una tendencia que se orienta hacia un incremento mayor de la pobreza de cara a este segundo semestre, por lo tanto todas esas cuestiones que ocurrieron después del mes de julio y fundamentalmente después de las elecciones primarias no las vamos a ver en esta publicación del índice del primer semestre”, dijo el magíster en Políticas Públicas. Y agregó que aunque esta “foto” no contemple la actualidad, algunas estimaciones privadas ya vaticinan una pobreza superior al 40% en el segundo semestre, la cual podría alcanzar su máximo histórico (42%), registrado en pandemia.
Para Picabea, el resultado de estos índices son claros porque reflejan que la sociedad argentina “viene empobreciendo desde hace décadas”. “Cuando vos mirás indicadores sociales y económicos, desde 1990 hasta el 2020, es decir, los últimos 30 años, el crecimiento del PBI per cápita argentino fue en promedio del 0,1% anual. O sea, prácticamente no crecimos. Cuando comparás el crecimiento de la Argentina con países de la región como Chile, Uruguay, Brasil y Paraguay, en términos relativos, Argentina fue el país que menos creció en los últimos 30 años. Cuando mirás específicamente el índice de pobreza, te vas a encontrar con que desde el 90 hasta el 2020 nunca se perforó el piso del 25% de pobreza, es decir, hay un cuarto de la sociedad argentina que se mantiene en la pobreza”, aseguró y sostuvo que esto tiene que ver con el resultado de malas decisiones políticas y la falta de estabilidad económica.
¿Cómo se explica?
Para Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, la evolución de la pobreza en el país puede ser explicada a través de tres factores que se fueron agravando con el tiempo. En relación a esto, Donza señaló a LA GACETA que una de esas cuestiones es la pobreza estructural por la que hay familias que desde hace más de dos décadas arrastran esta situación y que esto no tiene que ver exclusivamente con los ingresos que reciben, sino también en la calidad de sus viviendas, los servicios básicos con los que cuentan, la educación de niños y adolescentes y el acceso al sistema sanitario. Pero, además debe tenerse en cuenta los efectos de la pandemia “que pegó fuerte en países que venían débiles y afectó también a sectores medios que no estaban en situación de pobreza”; y finalmente el acelerado aumento de los precios producto de la inflación. “Todo esto rompió, de alguna manera, algo que siempre se daba por supuesto, automáticamente, de que una persona podía estar más o menos bien o salía adelante si conseguía un trabajo. Esa movilidad social ascendente que conocimos, hoy no es tan generalizada como antes”, enfatizó.
¿Impacto electoral?
Independientemente del uso político que las distintas fuerzas puedan hacer de las cifras oficiales, los dos profesionales consultados consideraron que esto no tendrá un impacto directo en la campaña, y mucho menos en el resultado electoral.
Picabea postuló que las cifras del Indec solo podrían llegar a pesar sobre los electores indecisos que todavía no decidieron a quién votar y que de acuerdo a encuestas recientes esa población agruparía al 15% del padrón. “Por más que se publique este índice y la pobreza aumente, muy difícilmente esto cambie el direccionamiento del voto de estos núcleos de apoyo a cada partido”, declaró.
Donza también se mostró a favor de esta perspectiva entendiendo que la decisión del electorado “ya está bastante definida”. “Yo pienso que la publicación de estos datos no inciden en el proceso. Como mucho confirmarán lo que algunos piensan, pero no cambia”, concluyó.