“El basural de El Mollar se va, sí o sí”. Es lo que en febrero último aseguró el entonces gobernador interino (ahora electo), Osvaldo Jaldo, cuando pobladores y veraneantes de la zona se movilizaron para pedir el traslado de la planta de residuos. Y también lo dijo luego de que una funcionaria comunal advirtiera que para el traslado y construcción de una nueva planta de disposición final de los residuos, harían falta unos cinco o seis años.
A siete meses de lo dicho por el gobernador electo, en El Mollar inquieta que hasta ahora no asomó ninguna novedad concreta que aliente una pronta reubicación de esas instalaciones. Es lo que hicieron conocer los pobladores, hartos de los múltiples problemas que genera el basural. “La definición del problema está en la Secretaría de Medio Ambiente y la comuna no recibió hasta ahora, de esa dependencia, una resolución vinculada al sitio en que se instalaría el nuevo vaciadero. Nosotros hicimos una propuesta, pero no prosperó”, explicó Claudia Sigstad, a cargo del mantenimiento de la planta. La funcionaria, aunque está de licencia en estos días, aseguró que pese a todo hay un plan de contingencia en marcha.
Pero los lugareños hablan de un recrudecimiento de los perjuicios que genera el vaciadero. Así las cosas y en vista a la aproximación del verano, crece el desasosiego de la gente que estudia medidas de reclamo tendientes a apurar la concreción del compromiso asumido por el gobernador electo Jaldo. Este había dicho que había dado “instrucciones para que en el menor tiempo posible ese basural sea erradicado y se haga una planta en otro lugar que cumpla con todas las normas y requisitos exigidos para cuidar el medioambiente”. “Y si esto no se entiende alguien deberá dar un paso al costado”, había advertido.
Posible querella
Margarita Mamaní, cacica del lugar, dijo que la paciencia está llegando a su fin y que los letrados de su comunidad de originarios estudian la posibilidad de formalizar una querella contra el Estado tucumano. Se concretaría en razón de los perjuicios cada vez mayores que ocasiona el basural a cielo abierto al medio ambiente y la salud de la población. De esta manera espera que la Justicia se expida por ordenar al gobierno acelerar el proceso de reubicación. “Cuando en febrero me llevaron presa por reclamar con mi gente por los inconvenientes indignantes que genera el basural, el vice Jaldo salió a prometer que la reubicación se tenía que hacer en forma urgente. Sin embargo nada cambió desde ese momento y seguimos soportando los malos olores de los residuos que llegan aquí desde todos los valles”, expuso la dirigente. “Tenemos que evitar que se siga agrediendo a la Pachamama. Y que se ponga en riesgo la salud de nuestros hermanos. Hay enfermedades que comenzaron a aparecer y que nos preocupa”, agregó. “Confiamos que la justicia va a ponerse de nuestro lado y dará respuesta a los planteos que formularemos”, remarcó.
Miriam Gómez es una de las propietarias de un inmueble perjudicado por la proximidad del basural. Indignada, dijo que “lo único que avanzó aquí es la gran cantidad de residuos que se sigue acumulando y los enjambres de moscas que no permiten tener nuestras casas abiertas”. “En estos días –añadió- se observa montículos enormes de los que emanan olores insoportables y generan además la proliferación de roedores, aves carroñeras y todo tipo de alimañas. En el verano el problema naturalmente recrudece y se hace irrespirable este sitio. Se perjudica enormemente a una villa turística que se distinguía por su paisaje y ambiente saludable”, expresó. “Lo real es que nada de lo que se anunció se hizo. El problema sigue y quizás empeorando. Todo fue promesa política de campaña. La montaña de basura es más grande y ahora debe tener unos siete metros más de altura sobre el piso original”, planteó Dante Bustamante.
El comisionado comunal, Jorge Cruz, se mantiene en silencio ante la falta de noticias de Medio Ambiente acerca del lugar en que se podría reubicar el basural. No atendió los insistentes llamados telefónicos de este diario.