En bicicletas, desde Villa Carmela hasta la catedral de Salta, la familia Medrano y algunos amigos tucumanos recorrieron más de 500 kilómetros, entre los valles, soportando días de calor, noches frías y las fuertes ráfagas que se registraron en la semana, por la fe en el Señor y la Virgen del Milagro.
“Es tanta la fe que se tiene que quizá eso nos dio la fortaleza para que el viento no nos detuviera”, dice Jesús Medrano, que, en 1998, inició esta movida de fidelidad y devoción por los santos patronos de Salta.
La salud de algunos integrantes de la familia fue el principal motor de las peregrinaciones. Preocupados por su sobrina, que corría riesgo su vida tras un accidente, Jesús animó a más miembros de la familia a realizar una promesa y creer en el milagro. “Y cumplí la promesa y dentro de la iglesia fui tocado por el espíritu santo”, cuenta, al recordar aquella peregrinación por su sobrina de 18 años.
Asegura que la fe revirtió todos los pronósticos médicos. Tras tres meses de estar internada grave la joven, “el doctor nos dijo: ‘no sé cómo explicarles lo que estaba pasando, los nuevos estudios nos salen otra cosa’”, recuerda.
“Y hoy está con vida, gracias a la fe”, resalta José Augusto, otro de los Medranos que peregrinó desde Tucumán a Salta por el Milagro.
José cuenta que este año, nuevamente fueron movilizados por la salud de uno de los niños de la familia, Agustín, quien también participó de la travesía en su bicicleta.
“Agustín tiene 9 años y nació con las arteria intercaladas, o sea cruzadas. Fue operado de su corazoncito, a los 12 días de haber nacido. Desde ahí la venimos luchando, porque también nos daban horas de esperanza”, relata Matías, el papá del niño, emocionado y con lágrimas en los ojos al recordar aquellos momentos.
“Los médicos nos decían que no sabían si iba a soportar esa cirugía. Y yo me acuerdo que en esos momentos, en la clínica en La Plata, pedía al Señor y la Virgen del Milagro por mi hijo, porque la intervención era muy riesgosa. La verdad que gracias a ellos, hoy mi hijo tiene 9 años”, señala Matías, quien este año cumple cinco años de cumplir su promesa de peregrinar, agradeciendo por la salud de su hijo.
“Para mi él es un ejemplo, es un leoncito, que la sigue luchando”, resalta, mientras sostiene a Agustín en sus piernas y emociona a toda la familia. El nene aún sigue bajo control y periódicamente debe realizarse estudios para chequear su evolución.
Como Agustín, otros cuatros niños acompañaron a los adultos en esta travesía. En sus sillitas para bicicletas, y controlados por los más grandes, llegaron a la capital salteña para vivir la celebración del Milagro.
Los Medranos aseguran que esta experiencia que viven, año tras año, los une como familia y esperan que siga siendo una tradición entre las generaciones más jóvenes.
Hoy, la familia Medrano junto con miles de fieles, participarán de la procesión por la Virgen y el Señor del Milagro, que recorre varias calles de la ciudad de Salta, desde la catedral hasta el parque 20 de Febrero. Allí, los fieles renuevan su pacto de fidelidad, agradecen a los santos patronos de esta provincia y oran por el bienestar de toda la comunidad.