La inflación de agosto es como una crónica de una muerte anunciada: una combinación de la devaluación del 22% en el tipo de cambio oficial, que automáticamente se trasladó a precios, con un incremento en el valor de la carne (el promedio fue del 50%). Si la reflexión del director del Centro de Estudios Económicos y Sociales del NOA (Cesnoa), Daniel Abad, se traslada a las estadísticas oficiales el resultado es una variación del 14,3% en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes pasado en Tucumán, que duplicó el comportamiento observado en julio. Se trata del registro más elevado de los últimos 32 años, tomando como referencia la serie histórica de la Dirección de Estadísticas de la Provincia. En febrero de 1991, la inflación tucumana había sido del 23,4%, un período signado por la hiperinflación.
El dato de agosto pasado en Tucumán es más alto que el que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) calculó para el promedio nacional: 12,4%. Si bien la categoría Recreación y Cultura evidenció el mayor impacto del aumento (21,8% en la general del rubro de la mano del reajuste en el servicio de TV por cable con una variación del 40,9% en el mes), el peso de los alimentos en el índice general fue mayor. Esto está directamente relacionado con el valor de la carne. En el relevamiento del área que conduce el economista Raúl García se observa que hay cortes cárnicos populares como la molida, la nalga y hasta el bife angosto que han registrado un incremento del 30%. El precio del pollo, a su vez, tuvo una suba promedio del 21,7%. Otro producto de consumo masivo es la papa que no ha cesado en su carrera de los precios, al aumento un 24% sólo en agosto, de acuerdo con el reporte oficial.
Según Abad, todo esto le pone un piso a septiembre que, en parte, puede ser amortiguado con el congelamiento de algunos precios que, según el consultor, este esquema tendrá que ser desatado en noviembre, plazo de vencimiento, lo que puede implicar un nuevo salto. “En la Argentina, durante los procesos electorales, todos los gobiernos recurren a tratar de engordar los bolsillos. La factura la paga el que viene”, advierte.
En el informe de la Dirección de Estadística se señala que la inflación trepó al 84,3% entre enero y agosto, mientras que subió al 127,6% en la comparación con agosto de 2022. Según el economista Eduardo Robinson, esa es la velocidad a lo que los argentinos tendrán que ajustar su ritmo, ya que el Gobierno no ha tomado las decisiones para estabilizar la economía a tiempo. “Y ese no es sólo un porcentaje elevado, sino un desafío con el que tenemos que convivir debido al permanente deterioro del poder de compra de una moneda devaluada”, explica. Y acota que la suba mensual de la tasa de interés evita un desplome de los depósitos en plazos fijos.
Mientras tanto, el ministro de Economía Sergio Massa acelera los anuncios cotidianos. “Trata de amortiguar el efecto inflacionario, de poner en segundo plano que fue derrotado por la inflación. Por ello, anuncia bajas en el impuesto a las Ganancias y del IVA”, subraya, aunque aclara que ese impuesto inflacionario sigue alimentando a la pobreza de más argentinos.
Robinson vaticina que, en lo que queda del año, habrá que convivir con tasas de dos dígitos de inflación, ya que el poder de compra seguirá pulverizándose. “El gobierno busca camuflar el verdadero problema, evidenciar que no pudo doblegar la inflación y que sigue poniendo el peso de esa derrota en los contribuyentes del impuesto inflacionario”, sintetiza. El problema de fondo, a su criterio, es que la aceleración inflacionaria cobre mayor fuerza en el último trimestre del año, aceitando la espiral precios, salarios y dólar.
Además de conocerse los datos de Estadística de la Provincia y del Indec, también se difundió el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central. El pronóstico de inflación de agosto de las 36 consultoras, analistas y entidades financieras fue más bajó que el resultado oficial (11,8%). El mercado anticipa que la inflación mensual se moderará en octubre hasta 9,1% mensual, tras un 12% mensual estimado para septiembre por el “efecto arrastre” de agosto, como lo reconoció la Secretaría de Programación Económica. El REM proyecta que la inflación alcance al 169,3% interanual en diciembre.
Según el economista de la Fundación Libertad y Progreso, Lautaro Moschet, el altísimo dato de inflación de agosto deja un panorama desalentador para lo que resta del año. “El arrastre de agosto de por sí es muy fuerte, por lo que el piso ya parte de un escenario pesimista. Por eso, estimamos que la inflación de septiembre se encontrará entre 11,6% y 13,7%”, pronostica.