Día del maestro: nueva etapa
Hoy es el día del maestro. De condiciones de vida insatisfechas y permanentes en los últimos tiempos a una etapa de encrucijadas. ¿Razones? Las tendencias a crisis económicas severas va a llevar a cruces de caminos sobre cuál es la perspectiva a adoptar. La lucha por la existencia individual o la simple sobrevivencia ha sobrepasado el mínimo equilibrio que se necesita para el trabajo intelectual (enseñanza-aprendizaje) que se imparte en un lugar de estudio. Los que elaboran y transmiten, cotidianamente, conceptos, visiones y distintos aspectos sobre saberes generales universales de la civilización humana ya no son ajenos a preocupaciones y miserias de una vida cotidiana condicionada que afectarán, a la larga, un trayecto educativo. Esta situación se agudiza con la superposición de burocracias, en distintas escalas, ajenas al quehacer productivo intelectual escolar donde este aspecto -administrativo- ha dejado de ser funcional a la principal actividad, la enseñanza-aprendizaje, con la honrosa excepción de los de carrera administrativa. Un Consejo de Educación ejecutivo, conformado por representantes docentes de todos los sectores y niveles de la actividad docente de carácter elegible, rotativo y sujeto a la remoción y rendición, en forma pública, de logros y falencias sobre lo realizado en cada año de gestión sería un principio de solución a la diáspora educativa. Volver a los fundamentos de la educación: preparación rigurosa de la clase, explicación, intercambio de contenidos, con los alumnos, sobre la base de sus experiencias y vivencias cotidianas y tareas. Lectura en voz alta, escritura y comprensión de textos. Hacer eje en el valor de la fuerza trabajo como en la centralidad de las escuelas y fundamentos de la educación.
Pedro Pablo Verasaluse [email protected]
palabras más, palabras menos
Este mes se cumplen 10 años de la beatificación del santo curita Brochero, un apóstol del bien que trabajó por mejorar las condiciones materiales y espirituales de su gente. su proceso de beatificación y canonización fue demorado por su lenguaje. Le llamaron “el cura que decía malas palabras” por la forma de dirigirse a su gente usando un lenguaje simple y sin decoraciones ostentosas , el lenguaje de la gente. A más de un siglo de la muerte de Brochero, un candidato a presidente exacerba en su discurso político la palabra libertad, conduciéndola por carriles incorrectos. Como han manifestado los obispos y sacerdotes reunidos este fin de semana en Traslasierra “hay una consideración de la libertad en términos individuales y no sociales”. En este juego de palabras, este candidato, que demuestra una irreverente insolencia hacia una figura tan respetada mundialmente como el papa Francisco, ha conducido a una idea deformada de lo que es la libertad como sinónimo de decir lo que uno quiera , como quiera, donde quiera, sin pensar en cómo ejecutar lo que se proclama. Una libertad “irreverente”, no la verdadera libertad evangélica ligada a una verdad que “nos hace libres”. Como fuente viva de contradicción, la vice presidenta del candidato, realiza una apología del proceso militar, que significó la restricción de toda libertad y justicia. Hace 10 años fue beatificado el gran curita Brochero, para quien ser libre significó someterse al bien común y a la justicia social, por decisión individual. Porque hay libertades que someten y sometimientos que liberan. “Estaré para siempre en el corazón de mi pueblo”, es una metáfora de la más genuina libertad.
Graciela Jatib [email protected]
plaza independencia
He leído en LA GACETA (06/09) que hay un “notable descuido de la Plaza Independencia”. Aprovecho este espacio para opinar. El primer trazado de la plaza principal, se realizó en 1685. Desde su origen fue el centro político, social, comercial y cultural de San Miguel de Tucumán. Su clasificación edilicia actual es el de plaza pública y tiene una superficie de 15.125,5 m2. Mediante Ley 8.645 (año 2013), se dispuso que la plaza y su entorno edilicio formen parte del Patrimonio Cultural de Tucumán. Con el crecimiento de la ciudad y el distanciamiento de las áreas rurales, surgió la necesidad de contar y disponer de espacios verdes para una mejor calidad de vida de los vecinos. En la práctica, la plaza Independencia y otras se comportan como un ecosistema urbano, donde conviven lo biótico y lo abiótico. Lo grave es que no se tuvo en cuenta esta situación, al proyectarse su remodelación. Tampoco se contemplaron los tórridos veranos tucumanos y las islas de calor que tienen su origen en el aumento de la temperatura de la superficie del piso. De la falta de criterios ergonómicos y ambientales, en el diseño de los bancos y su ubicación, mejor ni hablar. Recorrí la plaza y contabilicé 54 plantas de naranjas agrias y todas, sin excepción, se encuentran en mal estado, afectadas por enfermedades y plagas. Cuando se debe actuar en espacios públicos, que tienen el carácter de patrimonio cultural, según la legislación vigente, se debe dar intervención al Ente Cultural de Tucumán (ECT). Desconozco si en este caso, el municipio capitalino procedió conforme a la ley. Lo haya hecho o no, aún hay tiempo para que se intervenga y se realicen las correcciones que la histórica plaza y los tucumanos merecemos. Nuestro sistema de gobierno es Democrático Republicano y si pretendemos que mejore, la participación, la consulta, la transparencia y el acceso a la información pública, son esenciales. Los elitismos, los autoritarismos, el paternalismo, los mesianismos y la soberbia, no son atributos democráticos. En mi opinión, es lo que ocurrió y ocurre con la plaza ¿Alguna vez aprenderemos lo que es la democracia y para qué sirve?
Juan Francisco Segura [email protected]