Es conocido por todos la referencia que hace este candidato a presidente, del Papa Francisco. Ello me llevó a pensar que si así trata la investidura de la mayor autoridad de la Iglesia Católica con 1.400 millones de fieles y presidente del Estado Independiente de El Vaticano, me imagino que no respetará mi investidura como ciudadano común. Pero lo que más me llama la atención es el silencio de movimientos católicos, autoridades eclesiásticas, comunidades cristianas que han sido indiferentes a estos comentarios del candidato. Sólo encontré en LA GACETA del 6 de septiembre una nota periodística sobre el desagravio que hicieron los llamados “curas villeros” y un par de Cartas de Lectores. Este candidato que a todas luces no respeta opiniones diferentes a su menú económico teórico (puesto que de educación, salud, seguridad, defensa, bienestar social aparentemente no existen en su mente), ignora el significado de varios términos, entre los que se encuentra “Justicia Social”. La Justicia Social como doctrina o filosofía surgió a fines del siglo XIX cuando el Papa León XIII emitió la Encíclica “Rerum Novarum” naciendo ahí la llamada “Doctrina Social de la Iglesia Católica” (a la que invito leerla) donde está explicado este concepto. Ahora que los peronistas y kirchneristas lo utilicen políticamente al título pero no su contenido, no invalida el pensamiento de Francisco al respecto. Llama también mi atención que dos escritores sobre hechos y acontecimientos de profunda raigambre en nuestra sociedad como la entera verdad sobre los dolorosos años de la década del ’70 y la ideología de género como Laje y Márquez (muy cercanos a Milei por su incondicional respeto y amistad con la Dra. Villarruel, candidata a vicepresidente de Milei), aconsejen a los católicos a votar a Milei. En mi personal opinión razono que si el que opina distinto al candidato sobre cualquier tema, merece ser vilipendiado, groseramente tratado, desequilibradamente considerado, me asiste la gran duda de su capacidad para desempeñar el cargo de mayor responsabilidad de la República.
Luis Vides Almonacid