Comenzó en una sala pequeña, para menos de 40 personas, y creció como un fenómeno artístico imparable que esta noche tendrá cubiertas las 1.550 localidades del teatro Mercedes Sosa (San Martín 473), con entradas agotadas para su única función. Nadie del proyecto original esperaba tanto: bienvenido sea el respaldo imparable de un público ávido de ver “El loco y la camisa”, que evidencia que los grupos independientes tucumanos pueden ser taquilleros, sin que esa palabra minimice la calidad brindada sobre el escenario.
El Grupo Ross estrenó hace un año el texto de Nelson Valente, que ya fue visto por más de 10.000 espectadores en todo el NOA y que pronto estará en Buenos Aires. Lili Juárez, Emanuel Rodríguez (ambos nominados a los premios Artea 2022 por sus interpretaciones), Ricardo Podazza, Cande Matías y Agustín Perelmut consolidaron una propuesta emotiva y comprometida, con la dirección de Vivi Perea, que cuenta la historia de una familia de clase media que recibe al novio de María Pía, la hija del matrimonio y hermana de Beto, que padece problemas psiquiátricos.
La llegada de Mariano, el novio, a la casa destapa una serie de conflictos, develando prejuicios, violencias y destratos entre los integrantes de la casa, que deriva en reflexiones en la platea en torno a la salud mental. “Quien es tildado de ‘loco’ y es silenciado y ocultado por su familia, resulta ser el que desnuda verdades, el que propone diálogos y el que se atreve a confrontar los problemas, proponiendo la sinceridad en los vínculos. ¿Quiénes son los locos y quiénes los sanos? ¿Qué estamos dispuestos a tolerar para escalar socialmente? ¿Hasta donde se puede sostener la mentira? ¿Cómo romper con la violencia instalada?”, plantea el elenco.
“Desde un planteo intimista, la puesta despliega una tensión permanente donde todo podría llegar a explotar, una especie de campo minado donde cada paso es perturbador y desafiante y refleja lo que sucede en una familia donde alguien rompe con la regla, los mandatos, la forma de aquellos que se considera normal, bueno y correcto. Hay un juego de mentiras, silencios y ocultamientos que convierte el entorno familiar en una olla a presión”, expresa Perea a LA GACETA.
De punta a punta de la obra, la emoción pasa del escenario a la platea y se refleja en la catarsis del espectador al final. El Diccionario de la Real Academia Española de Letras define esa palabra remitiéndose a los antiguos griegos: “purificación ritual de personas o cosas afectadas de alguna impureza; (acepción dos) Efecto purificador y liberador que causa la tragedia en los espectadores suscitando la compasión, el horror y otras emociones; y (acepción tres) Purificación, liberación o transformación interior suscitadas por una experiencia vital profunda”.
“Los temas que se exponen, como la mentira, la infidelidad, el amor, los vínculos familiares, los prejuicios, la búsqueda de justicia y la corrupción, se reproducen en miles de hogares y de vínculos. Aparece la culpa, el enojo, los reproches, el amor desde la resistencia y el acompañamiento, fundamentales para la inclusión. Beto asume el rol del héroe, él se siente capaz de revertir lo instalado; sin embargo la falta de filtros lo expone no solo a él sino a toda su familia y lleva a preguntarnos qué hacemos una vez que se devela la verdad”, agrega la directora.
- ¿Qué implica la reacción del público?
- Esta pregunta abre varios puntos de análisis. Nosotros estamos reflexionando todo el tiempo sobre lo que consideramos un gran fenómeno. En primera instancia diría que la reacción del público implica una gran necesidad de reflexionar sobre estos temas. Muchos espectadores se sienten conmovidos por la historia, ya sea porque han vivido situaciones de violencia dentro de sus casas, porque tienen alguna persona con discapacidad , porque se han enamorado o proyectado sobre la persona equivocada, porque esconden secretos, mentiras o desilusiones en sus vidas. El público se siente identificado con los personajes e invita a otros a ser parte de la experiencia. Aquí aparece el segundo punto y es el “boca en boca” . Ha llegado público a ver la obra que nunca habíamos visto en una sala, un público que quizás era la primera vez que venía al teatro o que hacía mucho no era parte de este hermoso convivio. El tránsito por diversas salas también ha incrementado esa cantidad de público.
- ¿La obra vino inconscientemente a cubrir una necesidad no expresada de la gente?
- La reacción del público implica la necesidad de encontrarse, el deseo de escuchar una historia cercana, la identificación, el reír y el llorar al mismo tiempo, la charla y el análisis posterior... En cada una de nuestras 43 funciones realizadas en un año, hemos tomado el tiempo de, al finalizar la función, saludar al público, tomarnos una foto con ellas y ellos, escucharlos... ese acercamiento también nos ha permitido estar junto al público de otra manera. De la mano de Emanuel se ha realizado un gran trabajo de comunicación en las redes sociales, generando contenido y dándole una gran circulación. También hemos sido muy conscientes de la necesidad de hacer prensa acercándonos a todos los medios que nos han abierto las puertas, y en cada una de las notas realizadas hemos encontrado la oportunidad de difundir y comunicar nuestra obra.
- ¿Cuál es la anécdota más fuerte que recuerdan?
- Tenemos muchas anécdotas que nos dejaron con variadas sensaciones: cartas, charlas, esperas a la salida del teatro... Un día Emanuel llegó a su casa y una espectadora le había dejado una carta de tres páginas agradeciéndole por su personaje y lo que en ella había despertado con un análisis exhaustivo de cada una de las situaciones de la obra . En otra ocasión, al finalizar la función con todo lo que vive en la última escena el personaje de Beto, un espectador se acercó al actor y le dijo: “ya está papito, ya está, ya pasó”. Fue tremendo ver la identificación y la empatía que había generado en ese señor. Otra vez, otro espectador se acercó a Emanuel y le contó que le sucedía la misma situación en su casa y que por ello hace tiempo no hablaba con su hija por no querer mostrar a su hermano con discapacidad. Se dieron un abrazo interminable y luego se despidieron. A las semanas volvió con toda su familia, incluida su hija y se la presentó. Para nosotros saber que la obra genera eso es increíble y emocionante.
- ¿Cómo manejan la catarsis que genera “El loco...”?
- En realidad es algo que vivimos desde la grupalidad. Nos contenemos, nos apoyamos, compartimos mensajes y devoluciones todo el tiempo, tanto previo a la función como durante la semana siguiente. A mí como directora me toca redireccionar eso y ponerlo en función de mejorar el espectáculo constantemente. Emanuel es quien más recibe comentarios de las madres que se acercan a contarle sus experiencias con sus hijos e hijas. Hay una gran identificación del personaje de Beto, con todos los Betos que transitan en cada uno de los hogares. Todos los otros personajes reciben también esa catarsis del espectador a través de la compasión y apoyo a personajes como la madre y la hermana representadas por Lili y Cande. En el caso de los personajes de José (Ricardo) y Mariano (Agustín) la catarsis se produce a través del enojo y la bronca. Siempre está la anécdota de los espectadores que no saludan a Podazza, por el rechazo que les genera el personaje. Esa catarsis generada en el espectador nos desafía constantemente a seguir estudiando, ensayando y ajustando como a tratar de llegar a más y más gente.
- ¿Por qué es el éxito más importante de los últimos años en el teatro tucumano?
- Son muchos factores los que hicieron este éxito. Pero en primer lugar, poner sobre la mesa un tema tan importante como la salud mental movilizó no solo a los espectadores sino también a nosotros mismos como elenco.
- ¿Qué expectativas tienen acerca de la próxima función en Buenos Aires?
- Ya hemos realizado funciones en Salta capital, en Metán y dos en San Salvador de Jujuy, también fuimos invitados al Festival de Río Ceballos (Córdoba) y haremos funciones en Santiago del Estero. Creemos que es una gran oportunidad encontrarnos con nuevos públicos, llegar a otros contextos. Buenos Aires es un gran desafío, pero no fueron menores los otros lugares. Obvio que a veces resulta un poco más complicado porque está el elenco original de la obra allá y eso pone cierta presión. Nuestro objetivo siempre es llegar al público brindando lo mejor y en ese caso adaptamos algunos lugares y palabras de acuerdo a donde llegamos. Llegar a Buenos Aires será también la posibilidad de que el autor pueda ver su texto representado por un elenco de Tucumán.