La industria automotriz podría sumarse en las próximas horas al programa "Precios Justos". Sucede que los 0km no tienen precio desde el 1 de septiembre y dentro de las operaciones que se hacen pueden encontrarse aumentos arbitrarios y exagerados para quienes intentan comprar un vehículo nuevo. Por eso el Gobierno decidió negociar.
Según explica un informe que publicó Infobae, las marcas no pueden quedarse muy abajo porque seguirían estando lejos del precio real que tienen los modelos, pero tampoco pueden pasarse oficialmente en el aumento, porque pasarían a tributar un 20% más en los autos de acceso, los de la escala 1, y un 35% más en los que tienen un valor más elevado, por encima de los 15 millones de pesos, en la escala 2.
¿Cuál es el problema por el que no salió aun el nuevo valor para no pagar el impuesto a los autos de lujo?
“El Gobierno no quiere que los autos aumenten entre el 25% y el 35% porque es un mensaje negativo que quieren evitar en un mes clave de la campaña electoral. El problema es que el tope no se fija caprichosamente, a dedo, sino que hay una fórmula que los determina, y que tiene que ver con los impuestos que se aplican a cada unidad, más la comisión de los concesionarios, que va del 12% al 15% sobre el precio de venta mayorista de la fábrica”, dijo un ejecutivo de una terminal de gran producción nacional al mencionado portal de noticias.
Así fue que desde mediados de la semana pasada esta situación se está tratando internamente en la Asociación de Fabricantes de Automotores de la República Argentina (Adefa), porque hay una propuesta del Gobierno para que la industria se incorpore al programa de “Precios Justos” al menos con un modelo de cada terminal, lo que permitiría que en el promedio, los aumentos no sean tan altos como la inflación, la devaluación del 22% y el nuevo impuesto PAIS del 7,5% a los bienes importados, provocaría en las listas de precios.
“Entonces es ahí donde aparece la idea de crear un programa tipo “Precios cuidados” con valores que no pasen de los 9,5 millones para algunos modelos, de modo tal que, en el promedio, el aumento de precios sea una cifra menos ‘dolorosa’ de escuchar. La motivación para entrar al programa, está en canjear un favor con otro. Vos nos dejás un auto en ese precio y yo te libero SIRA para entres cierta cantidad de unidades importadas que están esperando en el puerto hace 65 días”, sostuvo un empresario del sector que sigue minuto a minuto las tratativas que involucran a Adefa como asociación que nuclea a todos los fabricantes, con el gobierno nacional.
“Estamos avanzando, sí”, confirmaron desde Economía, pero prefirieron no dar más detalles por el momento.
Pero no todas las marcas tienen vehículos de menos de $ 9 millones en el mercado. Si la moneda de cambio fuera que se liberan SIRA a cambio de presentar al menos un modelo con un precio contenido por 60 días, habría una desigualdad entre los fabricantes. También se evalúa la alternativa de un aumento inicial, con la lista de precios de septiembre, pero que después quede congelado por octubre como mínimo.
“Probablemente lo que suceda sea que cada marca pueda proponer un modelo de producción nacional que entre al esquema de Precios Justos, y que no sea necesariamente un auto económico. Puede ser un furgón, un utilitario o una pick-up. Pero es fundamental que sea un vehículo fabricado localmente, porque los autos importados se piden con mucha anticipación, entonces no todos podrían ‘maniobrar’ ante este esquema que propone el gobierno”, dice un ejecutivo de algo rango de una terminal a Infobae.
Una cosa no puede disociarse de la otra. Aunque las SIRA las maneja el Ministerio de Economía y el impuesto a los autos de lujo sea resorte que controla la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos), la industria necesita destrabar ambas cosas al mismo tiempo y con urgencia, porque no hay precios pero tampoco hay autos.
Si el acuerdo de Precios Justos para los autos prospera, las marcas necesitan que les permitan aumentar a valores más adecuados a la inflación, otros modelos. Esa es parte de la negociación que todavía no terminó, y que tiene casi paradas las operaciones desde del viernes 1 de septiembre.