Un hombre llamó al 911, dijo que había una bomba y tuvieron que desalojar a 920 alumnos de un colegio de zona norte de Buenos Aires. Tras la amenaza se activó el protocolo de seguridad y se verificó que había sido una falsa denuncia. Apenas 48 horas después, el sospechoso fue identificado y está detenido, acusado de intimidación pública.
La amenaza al 911 duró solo 28 segundos. “Es un establecimiento escolar y en este momento hay una bomba”, aseguró el hombre. Al mismo número de emergencias le dio la dirección del colegio donde supuestamente había sido colocado el artefacto explosivo.
El hecho sucedió el miércoles pasado alrededor de las 9. En total, 920 alumnos y 150 empleados de una exclusiva institución educativa de zona norte debieron ser desalojados.
Se comprobó la falsa alarma
Rápidamente, la Policía comprobó que había sido una falsa denuncia. Tras una veloz investigación, en menos de 48 horas, se logró identificar al presunto autor de la amenaza, que fue detenido e imputado del delito de intimidación púbica.
El imputado, solo identificado como Pedro M. P., tiene 37 años y está desempleado. Fue detenido por detectives de la División Antiterrorismo y Delitos Trasnacionales de la Policía de la Ciudad y personal de Superintendencia de Investigaciones de la policía bonaerense en un departamento del barrio porteño de Palermo, propiedad que era de su madre, fallecida hace un tiempo.
En el allanamiento participaron especialistas en explosivos y mañana se le tomará declaración indagatoria.
¿Por qué lo hizo?
“Todavía no pudimos determinar el motivo de la falsa denuncia, si el imputado llevó adelante intimidación pública de motu proprio o si alguna otra persona le pidió que hiciera la llamada al número de emergencias 911″, explicó una fuente policial.
En el caso tomó intervención el fiscal Alejandro Musso, que conduce la Unidad Fiscal Especializada en Investigaciones de Ciberdelito (Ufeic) del Departamento Judicial San Isidro. En el expediente interviene el juez de Garantías Esteban Rossignoli.
¿Cómo lo detectaron?
“La terminal desde la que se realizó la llamada al 911 no llevaba puesta una tarjeta SIM [chip], sin perjuicio de lo cual el sistema permite realizar llamadas de emergencias”, según se desprende del expediente judicial.
Para poder identificar el IMEI (número identificatorio de 15 cifras) del teléfono desde el cual se hizo la amenaza de bomba, se debió rastrear el momento exacto de la llamada al 911.
Una vez obtenido el número de IMEI y el modelo de teléfono, los investigadores pidieron a las tres empresas que prestan el servicio de telefonía móvil información sobre si, en algún momento, se había colocado chip en ese dispositivo.
“Una de las compañías nos informó que se habían colocado cuatro chips. Los dos últimos abonados con impacto en el dispositivo pertenecían a la misma persona, Pedro M. P.; finalmente, analizado que fue el impacto de antenas del abonado mencionado desde el 1 de agosto hasta el día de la fecha (el viernes pasado), efectivamente arroja impacto mayoritario en la antena ubicada en la calle El Salvador al 4500 (que se activó el día de la falsa denuncia), a pocos metros del domicilio del imputado, y con clara cobertura en la zona”, según se explicó en el expediente judicial.