Educación ambiental, una tarea clave para dar a conocer la importancia de la biodiversidad acuática

Educación ambiental, una tarea clave para dar a conocer la importancia de la biodiversidad acuática

Los trabajos de investigación se hacen en ríos y arroyos cercanos a las escuelas.

OBSERVACIONES. Alumnos y docentes durante uno de los talleres de reconocimiento de la biodiversidad acuática. OBSERVACIONES. Alumnos y docentes durante uno de los talleres de reconocimiento de la biodiversidad acuática.
29 Agosto 2023

Los seres humanos alteran el ambiente mucho más que otros organismos que viven en la Tierra. Esas transformaciones pueden ser percibidas como positivas -en el aumento de la productividad de un cultivo, por ejemplo-, pero frecuentemente suelen ser negativas: disminuyen la biodiversidad y perturban los procesos ecosistémicos, como los relacionados con la producción de agua limpia, la regulación de las crecidas o la polinización. Incluso se producen colapsos ambientales como consecuencia de talas de selva tropical, que destruyen el suelo e impiden la regeneración de bosques; o por la contaminación con microplásticos de los océanos.

Esas alteraciones ecosistémicas son las que estudian investigadores del Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN, Conicet-UNT) desde hace más de cuatro décadas, poniendo énfasis en los macroinvertebrados. El especialista en sistemática y en ecología de insectos acuáticos, Carlos Molineri explica: “Los macroinvertebrados son animales fáciles de visualizar e identificar en el campo porque miden más de 5 milímetros de longitud, como por ejemplo, los insectos”. Agrega que se pueden utilizar estos organismos como bioindicadores de las condiciones ambientales y de la salud del ecosistema.

El equipo científico del IBN utiliza índices bióticos, que son fórmulas matemáticas sencillas que combinan información sobre la diversidad y la susceptibilidad a la contaminación. Según Molineri, en las regiones montañosas de los ríos, como las áreas Yungas y Chaco Serrano, el más básico es el índice biótico de las Yungas. Se fundamenta en la presencia de cuatro grupos de insectos fáciles de identificar: plecópteros, tricópteros, élmidos y megalópteros.

Estos insectos son sensibles a las alteraciones del ecosistema, y van desapareciendo a medida que la calidad del hábitat empeora. Los ríos en buen estado presentan los cuatro grupos de insectos. A medida que aumenta el nivel de alteraciones, se encuentran solo dos o menos de estos cuatro grupos.

En la escuela

A principios deo 2009 se organizaron distintos encuentros en 13 escuelas rurales de Tucumán para realizar talleres de reconocimiento de la biodiversidad acuática en ríos y arroyos cercanos a los establecimientos, con maestras y estudiantes. Posteriormente, se extendió a escuelas de alta montaña.

Molineri valora la apropiación social que se hace de este tipo de conocimientos generados en el IBN, tanto de parte de la comunidad educativa -“que cuenta con herramientas sencillas de diagnóstico de calidad de agua”-, como de la misma comunidad científica, - “que vio enriquecida su labor con los conocimientos regionales y campesinos, ampliando a la vez el alcance territorial de las investigaciones sobre los ríos”-.

Como fruto de esta investigación, y de muchas otras que analizan los ecosistemas acuáticos -su fauna, su flora y todas las relaciones que constituyen esa trama conectándose los humanos-, surge el libro “Cuidando el agua, aprendemos a cuidar a toda la vida”. Sus editores, Molineri, Verónica Manso y Daniel Emmerich, remarcan que el mensaje principal es “la biología se vivencia”, y que lo vivo se estudia observando la naturaleza, ya sea en el patio de la escuela o en una plaza.

“Este libro está pensado como una herramienta para docentes de nivel primario y secundario”, indica Emmerich, sin dejar de agregar que para él “la educación tiene hoy una particular importancia en el aprendizaje de volver a mirar el mundo, y comprendernos con otra lógica existencial”.

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