Considerada la golosina de niños y adultos, los especialistas recomiendan el consumo de un importante y rico alimento por los grandes beneficios que ofrece a la salud. Hablamos del chocolate, y aunque es vapuleado por sus niveles de azúcares y grasas, contiene numerosas propiedades que ayudan al organismo ante algunas afecciones.
Utilizado en comidas, licores, perfumes y más, el chocolate es un alimento rico en nutrientes antioxidantes y en diversas vitaminas que mejoran la circulación de la sangre y retrasan el envejecimiento. ¿En qué más nos ayuda y de qué manera consumirlo?
Los beneficios de comer chocolate
La riqueza más potente del chocolate es su poder antioxidante, en especial en su versión semi amargo y amargo. El sitio Medicals News Today comparte una revisión de los efectos del chocolate sobre la salud publicada por Netherlands Journal of Medicine, que indica que el cacao, su ingrediente principal, contiene fenólicos, unas sustancias antioxidantes que impactan de manera muy positiva en el cuerpo y ayudan a combatir el envejecimiento.
El chocolate posee también otros nutrientes necesarios para el organismo como vitaminas A, B y E, ácido fólico, fibra, hierro, magnesio, cobre y manganeso.
Contribuye, además, a regular la circulación sanguínea reduciendo el riesgo de formación de placas en las arterias y evitando la aparición de coágulos y trombos.
También la Fundación Española del Corazón advierte que el chocolate negro es mucho más sano que con leche o blanco. Esto es así porque, además de preservar sus características puras, no posee tantas grasas saturadas ni azúcares, dos factores claves para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Por qué es importante consumir antioxidantes
La función de los antioxidantes es neutralizar el efecto de los radicales libres, un grupo de moléculas que daña las células. La producción de estas moléculas forma parte de los procesos metabólicos del cuerpo y aumenta con la edad, pero también pueden activarse aún más con la exposición a agentes tóxicos como el humo del cigarrillo, la exposición solar y la contaminación ambiental. El exceso de radicales libres produce lo que se conoce como estrés oxidativo.
El propio cuerpo fabrica algunos antioxidantes, pero necesita incorporar otros a través de los alimentos, como una barrera para retrasar tanto el envejecimiento celular como para prevenir tumores y enfermedades cardíacas y neurodegenerativas.