Yita Nougués: “El propósito de la línea es encerrar todas las nadas que tengas a mano”
El punto abre su corazón. Se cuelga de una liana. Se desliza. La línea se enreda. Despierta un ojo. Un párpado. Dos rostros. Muslos. Senos que alborotan. Beso agitado de distancia. Sexo sin luna. Ciego olvido. Manos de silencio. La nada pende del trazo. Busca. Inventa. Tal vez sueña. ¿Quién puede decirlo? El dibujo fluye tras el infinito. Se cuela por una hendija del universo. Los 93 años han celebrado la vida el 23 de julio pasado. Rugbista, arquitecto, ilustrador, dibujante, muralista, escritor, docente, Isaías Nougués, uno de los artistas destacados que ha dado este feraz Jardín, está radicado hace décadas en Buenos Aires. En los últimos tiempos, Yita ha dedicado parte de su energía a alimentar su página web (https://www.isaiasnougues.com/) con sus creaciones, su trayectoria, artículos que se han publicado sobre él. Cuenta con entusiasmo que ya se han digitalizado 3.000 dibujos de su producción. El Ente de Cultura de la provincia está planeando en breve hacerle un importante homenaje.
- ¿Estás dibujando, trabajando en otras cosas creativas?
- Estoy escribiendo algunas cosas y tratando de ponerlas en orden. Tengo tres o cuatro libritos que no sé si serán carpetas con dibujos y textos; he escrito bastante y tengo ganas de ponerlos en orden y eso estoy tratando de hacer ahora. Quiero hacer alguna búsqueda medio extraña con el dibujo, hacer una búsqueda nueva, pero estoy viendo cómo hacerlo, quiero aliviarlo al dibujo para que sea más cargado.
- Eso pareciera un contrasentido.
- Claro, porque a medida que lo vas aliviando, lo podés cargar mucho más de sentido al dibujo. Si ponés muchos detalles, me da la sensación de que los detalles son tan importantes que no te dejan ver, te quedás en el detalle. Lo esencial queda como escondido. Mientras que yo pienso que si lo vas limpiando hasta que parezca una cosa casi demasiado simple, pero yo creo que veía, por ejemplo, los grandes dibujos por ahí de los mejores dibujos que tiene Picasso, siempre son demasiado simples. Justamente lo que tiene el Guernica es que cada cosa es demasiado simple. Estaba pensando eso porque de pronto la forma exterior es según como uno la haga, está haciendo una especie de abrazo al universo. Después te estás metiendo dentro. Lo mismo que cuando salís un punto y empezás a dibujar y bueno, vas adentrándote en esa cosa que es el universo, te vas metiendo, o creo que ahí en lo que sucede es que según como vos vayas trabajando la forma o la línea, casi estás recreándolo al universo que tenés dentro pero que no podés sacar. Entonces, generalmente cuando no lo podés sacar, empezás a hacer cada vez más detalles.
- ¿Cómo es tu universo?
- Y eso lo quiero buscar, pienso que si además tengo que buscar mi forma está más ligado a un encierro. Cuando jugaba de fullback al rugby y parece que estás solo, es el último puesto como el arquero del fútbol, son momentos de crear desde la soledad. Tiene que ver la forma, cuando estas son más blandas, abrazan más, encierran más. Además la forma que encierra todo, te encierra pero te aleja de lo demás, para que no espíen. Lo importante de la creación sería insinuar, pero no mostrar demasiado.
- Hablando del universo, el Big Bang surge de un punto, ¿cómo sería este punto en relación con el arte o con tu estética?
- Yo pensaba a propósito del punto, por ejemplo, cuando sobre el pizarrón das un golpe con la tiza, marcás un punto, que no es compacto, tiene grietas. Si vos te acercaras al punto con una lente macro, verías que no es compacto. ¿Qué es lo que pasa si pudieras meterte por algunas de esas grietas para ver qué hay del otro lado? Creo que en definitiva, eso también se parece a toda la preocupación que uno tiene: cuando llegue al fin qué hay del otro lado.
- Todo punto tiene un reverso de acuerdo a lo que estás diciendo.
- Sí, un otro lado que te va metiendo por esa grieta, qué es lo que encontrás ahí, bueno, yo no sé todavía.
- ¿Qué habrá habido detrás de ese punto, que floreció en el Big Bang?
- Ese es el querer saber o querer no saber, o el tener miedo, todo eso cabe en esa búsqueda, no sé si llegás a la soledad o al infinito, a la totalidad o te encontrás con un vacío.
- ¿Y qué vendría a ser el infinito?
- Bueno (se ríe), lo estaría buscando. Esa esa dimensión sin dimensión. Es una dimensión, pero cómo la mido.
- ¿Sería como una insoportable levedad del ser?
- Eso, como Kundera (se ríe).
- No hay gravedad y todo se mantiene a flote como el tiempo o la nada.
- Como alguien decía: el que nada no se ahoga, el que no se ahoga, flota, una flota es una escuadra y una escuadra es un triángulo, que se parece a una vaca, a una res, y en catalán, res significa nada. Justamente el propósito de la línea, en definitiva, es tratar de encerrar todas las nadas que tengas a mano. Se me ocurre que esa podría ser una forma de búsqueda. Por ejemplo, vos te ponés a escribir en el teclado, es una cosa, pero si vos escribís a mano, de pronto estás dibujando el sonido, dibujás una “a” y es un sonido. Con la forma puedo proponer un ruido, un sonido. Si el dibujo propone con lo que yo voy haciendo, en el sentido de forma y sonido fundamentalmente. Lo importante es entender cómo la anatomía se desarma para armarse sobre el vacío, sobre la nada, porque, en definitiva, vos te estás planteando tu cuerpo ante el infinito. Quiero dibujar el infinito con sensaciones que tienen que ver con el cuerpo.
- Pero el cuerpo de uno no es infinito.
- Claro, pero esa es la soberbia, con el cuerpo voy a buscar el infinito, entonces te das cuenta que lo único que podés pensar de infinito con el cuerpo, es lo que desaparece: la nada o la totalidad, la nada o lo absoluto. Y eso tiene que ver con la propia conciencia, con las propias búsquedas espirituales de cada uno.
- Y eso que no hablamos del caos, hablamos de la nada, ¿pero el caos qué es en definitiva?
- Bueno, creo que ahí está toda la cosa, porque en definitiva, cuando vos escribís poesía, lo que estás escribiendo no es nada de lo que estás buscando, queda sumergido para que alguno lo pueda rescatar, para que cada vez que vuelvas a leer lo que has escrito pensés una cosa distinta que es lo que te puede pasar con un dibujo.
- Eso me ocurre a menudo, cuando leo cosas que he escrito hace un tiempo, Me asombro porque digo: ¿Yo he sido capaz de escribir esto? Uno se sorprende.
- Claro. Además, de pronto, descubrís una cosa diferente. Cuando dibujé no estaba pensando en esto. Tanto hacer poesía, como música o pintar, dibujar, es justamente estar buscando ese espacio que vos intuyes, pero que no sabés dónde está y que además sabés que lo tenés dentro. Porque el espacio necesita de vos. Cada vez que sale y te sorprende, no lo podés volver a encontrar. Y lo podés encontrar muchos años después, pero vos decís: “Yo no hice esto, cómo lo hice”. Por suerte, eso es lo que te lleva que sigas haciendo, porque si vos encontraras lo que tiene que ver con eso, no harías nada más, todo se terminaría.
- Le encontraste el agujero al mate.
- Sí, claro, lo que pasa es que el agujero del mate siempre está del otro lado.
- Las reflexiones de esta charla las venís escribiendo.
- Más o menos, algunas las tengo escritas, otras van surgiendo en el andar, la reflexión está en el comienzo, está en el otro lado del punto.
- Que, por cierto, desconocemos, no sabemos qué hay detrás, como tampoco sabemos qué hay detrás de la tapia. Quizás detrás del punto está el amor.
- Bueno, es que no hay otra, no hay otra salida porque además es un estar que puede no estar, vale decir que tiene presencia, aunque esté ausente. La vez pasada quería ver cómo podía ordenar un poquito todas estas cosas, que solamente salen de las conversaciones como esta. Casualmente me llamás por teléfono y empezamos a pensar este tipo de cosas.