Por supuesto, el crédito sigue abierto, se lo ganó con creces en su anterior paso por el club. Pero lo cierto es que el “re-debut” de Ramiro Carrera en Atlético no resultó el esperado y que si se rescató un valioso punto en la visita a Rosario Central fue más “pese a” (sus imprecisiones y su expulsión) que “gracias al” (innegable talento) de quien volvió a vestir la dorsal número 23.
“Es verdad que Ramiro venía de una larga inactividad. A medida que pasen los partidos las imprecisiones van a ir desapareciendo”, auguró Sergio Gómez en la rueda de prensa pos empate a cero en el Gigante de Arroyito, esta vez sin la habitual presencia a su lado de Favio Orsi.
¿Estaba Carrera para jugar la mayor parte del partido o la idea original era sacarlo en algún momento?, consultó LG Deportiva. “Justo antes de la expulsión habíamos pensado en sacarlo, pero a veces suceden esas cosas. A veces no sale como uno quiere”, confesó el integrante de la dupla técnica antes de explicar las razones de la modificación que nunca llegó.
“Es un jugador determinante, por eso tratamos de dejarlo el mayor tiempo posible, en cualquier jugada te puede ganar un partido, eso es lo que pensamos y por eso decidimos dejarlo en cancha. Pero terminó saliendo mal porque cuando pensamos sacarlo no lo hicimos y después lo terminan expulsando”, analizó Gómez.
La principal “mancha” en el regreso de Carrera no fue su previsible falta de ritmo (desde abril no tenía minutos en alta competencia), sino esa roja que comprometió a su equipo cuando todavía faltaba casi media hora y que tuvo su génesis en una pelea “cabeza a cabeza” con Ignacio Malcorra, castigada con amonestación para ambos.
El volante del “Deca” protestaba (con mucha razón) por los encendedores y los pedazos de hielo lanzados desde la tribuna antes de un córner y a Malcorra la queja le pareció excesiva.
El problema es que el futbolista del Cruz Azul llevó el contrapunto demasiado lejos. Gómez fue sincero: “me da bronca la primera amarilla. Tenemos que ser más inteligentes, él lo sabe, lo hablamos recién, hoy en día no podés estar con un jugador menos, es mucha ventaja y más en un marco como en el que jugamos. La segunda era amarilla, tenía que cortar el juego y cuando uno está en el partido no se da cuenta, seguramente no se quiso hacer expulsar”, agregó el entrenador.
Un precio alto
El propio Carrera admitió: “tenía que hacer falta porque se iban cuatro contra dos. Enseguida que me mostró la amarilla le dije al árbitro ‘decime cuánto falta’… Me quería morir”.
Además, la roja postergará su reencuentro con la afición en el estadio José Fierro, ya que no podrá ser de la partida el lunes ante Instituto.
Para la dupla, la vuelta a préstamo de Carrera supone dos desafíos: recuperar la mejor versión del creativo tras su pálido paso por México. E insertarlo en una base sólida, que se había acostumbrado a jugar –y en las últimas semanas, obtenido excelentes resultados- con un solo volante creativo, Joaquín Pereyra.
También es verdad que Atlético precisa aumentar su volumen de juego para pegar un salto de calidad. Y los integrantes del plantel, hayan sido o no compañeros en su etapa previa en el club, aprecian el valor agregado que supone Carrera.
“Ramiro es un jugador de mucha técnica, mucha jerarquía. Nos puede dar ese toque que necesitamos, porque teníamos solo a Joaquín de creación, tenemos buen pie, hay que aprovecharlo, la mayoría somos nuevos, no habíamos jugado con él”, ponderó Marcelo Estigarribia.
Para el delantero, que no tuvo una buena tarde en Rosario, “hay que darle tiempo” a Carrera. “No es sencilla la vuelta al fútbol argentino, que tiene otro ritmo, pero él sabe que es muy importante para nosotros, puede darnos mucho”, aportó “Chelo”.
Pereyra, preso de sus intermitencias frente a su ex club y muy silbado por los hinchas “canallas”, también se refirió a su nuevo-viejo compañero de creación. “Con ‘Rama’ me siento muy cómodo, es un gran jugador… es una pérdida importante para el partido que viene”, deslizó.
En fin, el primer capítulo de la segunda temporada de la novela de Carrera en el “Deca” terminó con algunos interrogantes. Fue, quizá, como cuando uno extraña horrores a una persona y en el momento del esperado reencuentro se siente cierta incomodidad, cierto desconocimiento, que puede resultar pasajero o, en su defecto, duradero.
El tiempo lo dirá. Dependerá de los guionistas (léase la dupla) y, fundamentalmente, del protagonista principal.