Quiénes son, cómo piensan y qué preocupa a los jóvenes ambientalistas reunidos en Tucumán

Quiénes son, cómo piensan y qué preocupa a los jóvenes ambientalistas reunidos en Tucumán

En el campus de la Universidad San Pablo T comenzó hoy la L-COY 2023, la Cumbre Climática de las Juventudes de Argentina. Militantes de todo el país se dieron cita para capacitarse, para debatir y para proponer soluciones al cambio climático. Charlas del día.

FOTO LA GACETA / Nicolás Sánchez Picón. FOTO LA GACETA / Nicolás Sánchez Picón.

“El futuro será ecologista o no será”, reza una de las tantas remeras que portan. Las demás consignas también son claras y hablan de la rebelión, una positiva y necesaria para defender al planeta y el futuro de la humanidad. Es que cientos de jóvenes ambientalistas se dieron cita en Tucumán para iniciar hoy un evento inédito en la provincia: la Cumbre Climática de las Juventudes. Se trata de la L-COY (por sus siglas en inglés); es un evento global que se realiza anualmente en varios países del mundo. Ya se hizo en Córdoba, en Buenos Aires, en Santa Fe y en Corrientes, y este año el Jardín de la República fue el elegido para recibir a ambientalistas de toda la república.

Los chicos se diferencian por remeras, según sus organizaciones de pertenencia, pero una vez que entran al campus de la Universidad San Pablo T (allí se llevan a cabo las actividades) todos son amigos. Son más de 350 jóvenes (de entre 16 a 35) los que llegaron para esta reunión cumbre, que seguirá hasta el lunes. Durante estas jornadas atenderán a mesas paneles sobre temas diversos para capacitarse y para debatir sobre los problemas ambientales del país y sus posibles soluciones. “Lo colectivo realmente nos salva. Nadie se salva solo, y en un contexto actual en donde el futuro pueda darnos miedo, mirarnos al lado nos da un poco de esperanza”, son las palabras con las que se da inicio a la reunión. La bienvenida está a cargo de Salvarnos Salvando (SASA, @sasa.tuc en Instagram), agrupación ambientalista tucumana responsable de coordinar esta LCOY.  

Quiénes son, cómo piensan y qué preocupa a los jóvenes ambientalistas reunidos en Tucumán

“Con SASA aprendimos que lo ambiental es político. Que los espacios de toma de decisiones también deben pertenecernos, que no somos el futuro, somos el presente y queremos ser constructores y deconstructores de él. Aprendimos que nuestros derechos no sólo se conquistan sino también se defienden”, dice más tarde Agustina Tarcaya, ambientalista a cargo de la apertura.

Soluciones y derechos

Según explican los militantes, es importantísimo para el socioambientalismo ampliar los espacios de debates “libres de prejuicios, violencias y asimetrías” e incluir a todos los jóvenes para generar lazos y para unificar las demandas ambientales. De allí la importancia de estas actividades. “De este evento saldrá la Declaración Climática de las Juventudes de Argentina, que contiene las problemáticas y las posibles soluciones que da la juventud al problema ambiental. Este documento se va a llevar a la COP 28, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas, que este año tiene sede en Emiratos Árabes Unidos. Allí se juntan grandes líderes y la juventud para tomar cartas en el asunto sobre todas las problemáticas ambientales que estamos enfrentando a nivel mundial”, resume a LA GACETA la tucumana Sofía Álvarez.

La acción juvenil es algo que todos los expositores y las autoridades presenten destacan. “Qué bueno es ver tanta juventud [...]. Me hacen sentir joven de nuevo; la energía, el compromiso y la convicción que tienen ustedes nos impulsa. Gracias por dejarnos ser parte a nosotros, que somos de una generación que no hizo tan bien las cosas”, reflexiona Florencia Sayago, directora de Medio Ambiente de Tucumán. Terminadas las presentaciones, comienza lo bueno. Es que los presentes vienen a aprender: con lapicera y papel en mano, empieza la primera charla.

La primera mesa panel programada es sobre el Acuerdo de Escazú, un tratado propuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que garantiza tres derechos fundamentales: 1) el acceso a la información ambiental; 2) la participación pública y 3) el acceso a la Justicia en asuntos ambientales. En otras palabras, dice que todas las personas deben recibir información sobre estos asuntos, pueden participar de la toma de decisiones sobre asuntos ambientales y pueden hacer reclamos ante las autoridades para defender el derecho a un ambiente sano. Por eso es tan importante que los jóvenes lo conozcan en profundidad. “Es la herramienta que tienen todos ustedes para estar acá”, advierte la abogada, investigadora y docente María Sara Albornoz. “Todos los derechos que están establecidos en el acuerdo ya son preexistentes en normativas de la Ley Argentina -dice-; pero el acuerdo es buenísimo. Es superador. y el gran desafío es implementarlo con la realidad del país”. Pero Escazú también agrega beneficios, y da el derecho a los ciudadanos a realizar acciones sociales y políticas para defender y cuidar el ambiente. Los Estados, en tanto, deben garantizar la protección para quienes luchen por el ambiente. Y ahí es donde hay otro desafío -asegura Albornoz-: además de lograr una actualización del poder judicial y de las leyes de presupuestos mínimos, es necesario que las sociedades se empoderen, con información veraz y adecuada.

Proteger la salud

El segundo panel de la jornada es sobre la relación entre Salud y Ambiente. Es que, aunque parece lejano, las consecuencias del cambio climático y de la contaminación ya están cerca. “El acceso a agua no segura y el mal saneamiento ambiental son los principales causantes de problemas de salud, sobre todo en niños y niñas”, dice tajante la médica rural María Beatriz del Valle Taboada, especialista en Medicina General y Familiar y Medicina Social y Comunitaria. “Puede haber problemas por agua contaminada, cuestiones de origen vectorial (como el dengue) u otras vinculadas a la escasez. Pero eso no es todo, también vemos contaminación en el aire, por el polvo en suspensión, por los polvos industriales y por humos y gases de combustión. Y lo mismo pasa con el suelo, por los desechos industriales, por la basura y por el uso de pulguicidas. Todos los órganos y sistemas del organismo humano son afectados por las diferentes formas de contaminación del ambiente”, resume.

El planeta está enfermo, dirá, en síntesis, Facundo Fernández, miembro del Instituto de Salud Socioambiental de la Universidad de Rosario (UNR). “El cambio climático es un síntoma de la actualidad, de un metabolismo sociedad-naturaleza [...] y por eso el cambio climático empieza a ser el principal problema de salud pública a nivel global”, asegura. “Las proyecciones globales aseguran que prontamente vamos a superar los 1,5° de calentamiento. Y eso va a tener gran impacto en la salud humana y eso se va a reflejar no sólo lo vamos a ver nosotros, los médicos, sino todos en nuestra propia salud. En 30 años, cuando todos ustedes tengan 50 (dirigiéndose a los jóvenes) vamos a tener 3° más, y esas condiciones van a complicar el acceso al agua, al suelo, a la capacidad de producir alimentos y el impacto sobre diversos ecosistemas será grande. La conclusión es clara: saltemos del paradigma que pone al planeta en el centro, vayamos a la no dominación del planeta, y pasemos a otro paradigma que nos permita poner la vida de los ecosistemas en el centro”.

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