El oficialismo no puede digerir una de las peores derrotas de la historia del PJ tucumano
Manzur trató de justificar el resultado en la coyuntura socioeconómica. Jaldo reclamó a la dirigencia que reaccione. Varios dirigentes peronistas tucumanos coincidieron en afirmar que no supieron escuchar el clamor de la sociedad.
“¡Qué piña!”, exclamó el gobernador Juan Manzur al analizar las cifras del escrutinio que se iban difundiendo públicamente. Cerca de las 21 de ayer el vicegobernador y gobernador electo Osvaldo Jaldo llegó hasta el primer piso de la Casa de Gobierno, punto de encuentro del frente oficialista Unión por la Patria en Tucumán. Su rostro lo decía todo. Acababa de leer en WhatsApp que estaba perdiendo en Trancas. Sin haber escuchado a su compañero de fórmula, lanzó casi la misma frase: “La victoria de Javier Milei es una piña en la cara a la política”. Manzur escuchaba a sus colaboradores con la parsimonia que lo caracteriza. La procesión iba por dentro. Jaldo es más temperamental. “Aquí tiene que haber cambios. No se puede seguir así. Este resultado debe ser revertido en octubre, pero con todos laburando”, exclamó ante el silencio general de los asistentes. El vicegobernador se sentó y empezó a escrolear (deslizar por la pantalla) en su celular. Los resultados le llegaban de todas partes. Muy pocos de ellos le cambiaban el humor.
La de ayer fue una de las peores derrotas del peronismo, tanto a nivel nacional como en el ámbito provincial. El propio Jaldo lo reconoció en esas charlas informales de poder cuando recordó aquella que le propinó Antonio Domingo Bussi en la década de 1990. Cerca de las 21.15, la fórmula gobernante más el ministro del Interior y vicegobernador electo Miguel Acevedo salieron al Salón Blanco para hablar públicamente. En ese contacto con la prensa, Manzur trató de bajar la espuma electoral. Reconoció que más del 70% del electorado fue a votar y hasta que Milei había hecho una buena elección. Jaldo, en tanto, expresó que la elección de octubre será diferente. Los gestos de los tres no eran de felicidad electoral; exteriorizaron el duro momento oficialista.
Los microclimas eran cada vez más evidentes dentro de la sede del Poder Ejecutivo. Los manzuristas estaban muy preocupados pero no le perdían pisada a su conductor político. Los jaldistas miraban resultados y consultaban a los dirigentes territoriales cómo les había ido para luego informarle al actual presidente de la Legislatura. Había también funcionarios e invitados especiales que estaban incómodos porque el horno no estaba para bollos. El aire era casi irrespirable. Y las frases continuaban exteriorizándose. “Este es un claro mensaje puertas adentro; no hay que subestimar a la gente”, indicó uno de los presentes. “Hay que escuchar más a la gente, salir a la calle a ver lo que pasa y no quedarse en la oficina esperando que las soluciones caigan del cielo”, decía otro.
Manzur se pasó el día hablando por su celular a sus principales consultores. Uno de ellos le pronosticó que Unión por la Patria obtendría en Tucumán el 40% de los votos, mientras que en segundo lugar se ubicaría Juntos por el Cambio con 30 puntos porcentuales. Más atrás figuraba Milei. El escrutinio provisorio confirmó aquello de la peor derrota histórica: el peronismo captó 313.000 sufragios, el 32,8% del total de votantes, muy lejos de los 430.000 que se proyectaban como piso. Más contundente es la comparación con el resultado de las elecciones provinciales: el oficialismo cosechó casi la mitad de los votos de aquel turno electoral. El libertario, a su vez, condenó al PJ al segundo lugar, con 343.600 votos (35,9%) y tercero Juntos por el Cambio con 206.900 sufragios (21,7% del total).
“Esta vez no supimos surfear la ola libertaria”, comentó a LA GACETA uno de los estrategas del jaldismo. Las miradas y las palabras apuntaron hacia dirigentes territoriales presentes y ausentes en la extraña noche peronista. De hecho, Jaldo presagiaba un escenario complicado en el almuerzo que compartió ayer con algunos de sus más estrechos colaboradores. Las dudas siempre estuvieron presentes. No todos pusieron músculo para salvar la ropa en una extraña elección.
La otra elección
Anoche, Manzur despidió a su familia y se instaló por unos instantes solo en su despacho. En dos televisores siguió la celebración de La Libertad Avanza y de Juntos por el Cambio, personificado en Patricia Bullrich. “En Tucumán ganó nuestro candidato: Sergio Massa. Octubre será una elección completamente distinta”, indicó el gobernador en una breve charla con LA GACETA. El gobernador está convencido de que la difícil coyuntura socioeconómica de la Argentina mucho tuvo que ver con el resultado electoral de este domingo: un dólar alto, con una inflación galopante, que hace perder el poder adquisitivo del salario, y un Banco Central sin reservas no es el mejor de los escenarios para afrontar una elección, enumeró en las charlas informales.
El jefe regional del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento (Enohsa), Gerónimo Vargas Aignasse, se le acercó para decirle que era necesario ampliar el frente y convocar a más fuerzas para intentar retener el poder en las presidenciales. El presidente del PJ local apeló a una de sus frases más típicas: “mucha agua correrá bajo el puente”. Allí se quedó Manzur y no se despidió de Jaldo que antes de la medianoche se fue junto con su esposa y algunos colaboradores del Palacio de Gobierno. Se alejó con el mismo rostro adusto con el que llegó.
“Siempre me expresé a favor de todos los procesos electorales y siempre fui respetuoso de los resultados. En esta ocasión, el pueblo se expresó y respeto la voluntad de los argentinos en general y de los tucumanos en particular”, le dijo a LA GACETA. Indicó, además, que en esta interna, Unión por la Patria eligió a su candidato a presidente, Sergio Massa, para el 22 de octubre. “Esa será otra elección y todos los dirigentes del oficialismo tendrán que afrontarla con responsabilidad y seriedad, porque el resultado de las PASO nos debe llamar a la reflexión”, puntualizó el vicegobernador. Pero, al mismo tiempo, sacó facturas internas al afirmar que “hubo compañeros y compañeras que no estuvieron a la altura de las circunstancias”. Según su criterio, esa autocrítica debe darse en un ámbito de diálogo fluido en el que se saquen, internamente, todos los trapitos al sol, y se llegue de la mejor manera posible a las presidenciales que se harán dentro de 70 días. Será el último comicio antes del recambio institucional que se dará una semana después, tal como lo marca la Constitución provincial. Jaldo insistió en que, como segunda autoridad de la provincia y del distrito local del PJ, le transmita a todos los militantes partidarios que, dentro de esa estructura, “no puede pasar desapercibido lo que sucedió el domingo 13 de agosto”. “Y nadie puede ni debe mirar al costado”, enfatizó.
Revertir el resultado no será tarea sencilla, tomando en cuenta que el gobernante frente Unión por la Patria terminó tercero en las PASO.