Por qué el riesgo de dengue nunca desapareció pese al frío

Por qué el riesgo de dengue nunca desapareció pese al frío

La enfermedad que transmite el Aedes aegypti rompió con la estacionalidad en Tucumán. Aunque hay pocos casos, nunca dejaron de registrarse contagios. Siguen los operativos de prevención y concientización

TAREA PREVENTIVA. Las autoridades insisten en mantener limpias las casas, sin cacharros ni recipientes con agua. TAREA PREVENTIVA. Las autoridades insisten en mantener limpias las casas, sin cacharros ni recipientes con agua.

Verónica no lo podía creer. En medio del frío intenso, la primera semana de julio, tuvo fiebre muy alta y dolor de cuerpo. Fue al médico convencida de que era gripe. Los análisis, sin embargo, le revelaron algo totalmente inesperado: estaba infectada con dengue. “Pensé que ya había pasado el peligro con los mosquitos. En mayo se enfermaron todos en mi cuadra, menos yo. La pasé muy mal, una semana en cama. No imaginé nunca tener esta enfermedad en pleno invierno”, confiesa.

En este 2023 pasó algo atípico en Tucumán. El dengue rompió con la estacionalidad y demostró que ya no es una enfermedad que se concentra en el período estival de altas temperaturas, sino que la transmisibilidad puede darse a lo largo del año.

Según el informe “Sala de Situación”, que emite cada siete días el Ministerio de Salud, se siguen detectando casos de la enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti en el marco de la peor epidemia que sufrimos los tucumanos. Hasta esta semana se registraron 39.641 contagios de dengue; se sumaron 46 personas que padecieron la enfermedad, un promedio de casi siete casos por día. Durante todo julio, hubo más de 700 contagios.

En comparación con 2020 (el último brote), hubo el 80% más de casos. Ese año, además, en julio ya se había dado por terminada la epidemia luego de un mes sin que se registraran nuevos infectados.

Operativos

¿Qué pasó este año? Es lo que se están preguntando por estos días los expertos. Están preocupados. El ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, dijo recientemente que, aunque tenemos una situación epidemiológica estable, llama la atención que todavía haya dengue en pleno invierno. “Pedimos a la población que cada uno busque en el fondo de sus casas, patios, alrededor de la casa, para eliminar todos los recipientes que puedan servir de criaderos de mosquitos”, remarcó.

Cualquier día de calor como los que se han registrado durante este invierno puede favorecer a que los mosquitos se desarrollen. Es por eso que los agentes sanitarios siguen realizando todas las semanas operativos en los barrios para concientizar a los vecinos sobre la importancia de eliminar potenciales criaderos de Aedes. Esta semana, por ejemplo, se hizo un gran procedimiento en la Villa Obrera de Tafí Viejo. Revisaron casa por casa, en más de 65 manzanas.

La directora de Salud Ambiental del Siprosa, Julieta Migliavacca, detalló que, si bien los casos están disminuyendo, todas las semanas se detectan contagios y ante eso tienen que ir lugar, hacer tareas de fumigaciones, descacharreo y de concientización entre los vecinos.

“Hay muchos menos casos, y son aislados, pero nunca dejaron de reportarse contagios”, señaló la funcionaria, preocupada ante la posibilidad de que en el verano pueda volver otra vez una epidemia importante como la que sufrimos especialmente en febrero, marzo y abril de este año. “También estamos recorriendo otras zonas que ya están libres de casos, con la idea de eliminar todos los criaderos de mosquitos”, aclaró.

Por qué el riesgo de dengue nunca desapareció pese al frío

Mito versus realidad

La asociación entre la desaparición de los Aedes aegypti y el descenso de las temperaturas tiende a ser más mito que realidad, aclara el Ministerio de Salud de la Provincia. Esta situación a veces genera que la población se relaje con las medidas de prevención.

Pese a que durante los meses de frío los mosquitos adultos reducen su actividad, pueden refugiarse adentro de una casa, según explica Giselle Rodríguez, doctora en Biología, investigadora del Instituto Superior de Entomología de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT y referente del Instituto de Medicina Tropical. “Suele en invierno haber un ciclo interno en los domicilios que se mantiene por la calefacción de algunos espacios”, remarca la experta, aunque según su experiencia esto no sería lo suficiente para mantener la transmisión activa de dengue, ya que las bajas temperaturas del exterior regulan la presencia y abundancia de los insectos vectores de la enfermedad.

Entonces, la pregunta es: ¿qué significa que todavía tengamos contagios de dengue en pleno invierno? “Que sigamos teniendo casos significa dos cosas. Por un lado, pueden ser casos importados; es decir de personas que viajaron y trajeron consigo al virus. Por otra parte, puede ser que el ciclo epidémico no se haya cortado y todavía haya mosquitos adultos infectados transmitiendo en baja proporción”, apuntó. Y aclaró que según los sensores que los investigadores tienen en distintos puntos del área metropolitana no se está detectando actividad reproductiva de los Aedes.

No obstante, Rodríguez sostiene que la prevención para evitar que el mosquito se reproduzca debe continuar a pesar de que estemos en invierno.

“Debemos preocuparnos y ocuparnos del saneamiento de los espacios en los que vivimos eliminando los posibles criaderos (recipientes que puedan acumular agua), especialmente antes de que la actividad de los mosquitos sea mayor”, remarcó. Sobre lo que podría pasar este verano, la bióloga volvió a insistir en la importancia de la prevención, ya que el panorama se podría complicar si ingresa un nuevo serotipo de dengue (la enfermedad tiene cuatro serotipos y este año circularon dos en Tucumán) u otro virus de los que pueden transmitir los Aedes aegypti.

Investigación

Encuentran mosquitos resistentes a los insecticidas en el noroeste

Investigadoras del Conicet encontraron en el noroeste de la país y en el Área Metropolitana de Buenos Aires mosquitos que presentan mutaciones genéticas que los hacen tolerantes a dosis normalmente letales de insecticidas. El trabajo, que se dio a conocer esta semana, detalla que hay tres genotipos o variedades genéticas del Aedes aegypti, transmisor del virus del dengue: “el sensible, individuos que son alcanzados por el efecto del insecticida y mueren por volteo; el R1, que tiene una mutación que los hace resistentes pero en un nivel bajo; y el R2, que presenta dos mutaciones y se asocia a una resistencia alta”. En los asentamientos urbanos del Gran Buenos Aires se encontraron poblaciones de R1. La situación en el Noroeste (Salta y Jujuy) es más complicada: allí detectaron grupos de R2. Cuanto más se usan los insecticidas, evolutivamente se va seleccionando el genotipo resistente y de a poco van quedando solamente los individuos con esta ventaja genética, que a su vez tienen descendencia con una mayor proporción de resistencia, describieron. Y sugirieron que es necesario repensar las campañas y usar menos insecticidas químicos.

La bióloga e investigadora del Lillo, Giselle Rodríguez, comentó que este hallazgo de mosquitos súper resistente (“seguramente también los hay en Tucumán”, según dijo): “significa que la herramienta química con la que contábamos para ayudar a cortar la transmisión, que es la fumigación, ya no es útil porque los vectores que llevan los virus no se mueren. Y las enfermedades se seguirán manifestando en las personas. Hay que buscar otras alternativas químicas más potentes y más nocivas a la hora de tratar de contener un brote, porque el abuso de esta herramienta nos quita la posibilidad de hacerlo como se hacía tradicionalmente y esto complica el panorama futuro”.

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Prevención

Creen que antes de fin de año llegará la vacuna takeda

Especialistas en epidemiología esperan esperanzados la nueva vacuna contra el dengue, que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) aprobó en abril y que, según dijeron, llegaría al país antes de fin de año. Así lo manifestaron en el marco de la jornada “Actualización en inmunizaciones 2023” organizada por el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires la semana pasada. “Con la vacuna contamos con una herramienta de prevención, que estará entrando al país en la última parte del año. El desafío es ver cómo la vamos a usar; hay que esperar las decisiones de salud pública, que se están analizando ahora. Es una esperanza importante para el futuro, pero con la vacuna no se soluciona todo, hay que pensar una estrategia integral”, aseguró la jefa de Epidemiologia del Gutiérrez, Ángela Gentile. En abril, la Anmat se sumó a Indonesia, Brasil, Unión Europea, Islandia, Reino Unido y Noruega al aprobar la vacuna contra el dengue del laboratorio japonés Takeda, que funciona para personas de cuatro a 60 años frente a los cuatro serotipos de la enfermedad y que se aplica con dos dosis en tres meses. “En las pruebas, la vacuna evitó en el 90% las hospitalizaciones de chicos de cuatro a 16 años y para dengue hemorrágico funcionó en el 85%”, aclaró la infectóloga María Paula Della Latta y aseguró que la vacuna japonesa “demostró eficacia a largo plazo y tuvo un perfil de seguridad aceptable”. Si bien en 2017 nuestro país había la primera vacuna contra el dengue llamada Dengvaxia, esta ya no se está utilizando masivamente porque se evaluó que quienes la habían recibido sin infección previa al contagiarse de nuevo tuvieron más casos de dengue grave. La vacuna Takeda llegará al país en medio de un brote de dengue que este año acumula 129.150 casos, con 65 decesos. Tucumán fue la provincia más afectada, con casi 40.000 contagios y siete fallecimientos.

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