Uno de cada 10 niños en Argentina tiene asma, la enfermedad crónica más frecuente

Uno de cada 10 niños en Argentina tiene asma, la enfermedad crónica más frecuente

Expertos sostienen que el mecanismo subyacente es un proceso inflamatorio. Se ve en el 85% de casos.

GRAVEDAD. El asma es grave cuando no se consigue tenerla bajo control. GRAVEDAD. El asma es grave cuando no se consigue tenerla bajo control.
12 Agosto 2023

“Mi hijo tose toda la noche, muchas noches, varias veces por año”; “la nena se agita sin razón y se le escucha como un silbido al respirar”; “me dicen las maestras que en el recreo se queda sentado, que no juega con los compañeros porque enseguida le falta el aire”. Estas afirmaciones de los padres pueden o no estar refiriéndose a cuadros de asma, pero -ante virus e infecciones respiratorias- es importante diferenciar los casos de asma, porque es una enfermedad crónica cuyo manejo es diferente: requiere un aprendizaje y determinadas medidas terapéuticas.

Si bien el asma es una enfermedad de las vías respiratorias que puede aparecer a cualquier edad, es más frecuente en niños (afecta a más del 10% y en personas con antecedentes personales o familiares de alergia. Sus manifestaciones varían de persona a persona y pueden cambiar en un mismo paciente a lo largo de su vida, pero se caracteriza por síntomas como tos, dificultad respiratoria, sensación de pecho cerrado u oprimido y silbidos en el pecho.

“Como sucede con muchas otras enfermedades crónicas, el asma no se cura, pero sí puede obtenerse un óptimo control. Las personas con asma pueden llevar una vida normal, por lo que siempre es importante contar con un adecuado diagnóstico, que considere el origen del asma, los factores desencadenantes y la gravedad del cuadro, además de la adherencia al tratamiento”, explicó el doctor Jorge Máspero, especialista en Alergia e Inmunología Clínica, de la Fundación Cidea, en un comunicado de la institución.

A tener en cuenta

1. Síntomas y gravedad de los episodios: es necesario establecer el modo en que se presentan, tanto en su inicio como en su desarrollo, duración, intensidad, variación horaria y patrón (constante o estacional); frecuencia, asistencia a la guardia, hospitalizaciones, necesidad y respuesta a la medicación.

“Uno de los grandes objetivos del manejo del asma, sobre todo en los casos graves, es la prevención de exacerbaciones, que son los cuadros que requieren atención médica, muchas veces de urgencia”, puntualizó la pediatra neumonóloga Verónica Giubergia, del Hospital Garrahan.

2. Desarrollo de la enfermedad: se relaciona con la edad de inicio, carácter progresivo o no, diagnósticos y tratamientos previos y actuales.

“El diagnóstico es fundamentalmente clínico y se confirma mediante una espirometría”, aclaró la doctora Giubergia. Es crítica la determinación de la gravedad de la presentación de asma en cada paciente. El seguimiento a largo plazo de niños que entre los siete y 10 años presentaban asma parece confirmar que la gravedad de su cuadro se mantiene con el tiempo: quienes desarrollan asma grave en sus primeros años escolares tienden a tener asma grave también en la adultez.

3. Factores desencadenantes o agravantes: es necesario establecer si los episodios se originan a partir de infecciones respiratorias, exposición a alérgenos del ambiente (ácaros, epitelios de animales, esporas de hongos o pólenes) o a contaminantes del ambiente (humo del tabaco u otros polutantes), relación con cambios de ambiente (viajes, otra residencia), factores emocionales (llanto, risa), alimentos y aditivos, fármacos (aspirina), reflujo gastroesofágico y factores como aire frío, ejercicio o cambios de clima. También es relevante si la vivienda es urbana o rural, casa o departamento; localización geográfica y calefacción. Descripción del dormitorio (tipo de colchón, almohada, alfombras, peluches, libros). Animales domésticos y tabaquismo familiar.

4. Impacto de la enfermedad: la patología puede generar dificultades en el paciente como ausentismo escolar, reticencia a la participación en juegos y deportes, trastornos del sueño, del desarrollo, del crecimiento y la conducta y también impactar en la familia con alteración de rutinas, pérdidas de horas de trabajo y costos económicos. Por eso también es importante entender cómo son los períodos sin crisis, si igualmente presenta síntomas o no, tolerancia al ejercicio, necesidad ocasional o frecuente de medicación, etc.

5. Aprendizaje: es clave el involucramiento de la familia y del propio paciente en el conocimiento sobre la enfermedad, su cronicidad, el establecimiento y seguimiento de un plan para el control del asma, junto con el profesional de salud, que incluya además la adecuada administración de los medicamentos, y pautas concretas sobre cómo actuar ante una crisis.

“Aquellos niños que no logren controlar su enfermedad con los tratamientos habituales, estarán en riesgo de presentar mayor número de crisis, pueden requerir internaciones y reiterados cursos de corticoides sistémicos, cuya sumatoria podría generar riesgos para la salud a largo plazo”, sostuvo la especialista.

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