El lunes se cumplirá el primer año de la muerte de Egle Martin, la actriz de las décadas de los 50 y 60 y cantante hasta entrado este siglo que venía de un hogar musical. De su matrimonio con Eduardo Lalo Palacios nació Barbarita Palacios, la heredera de su canto, también construido en una casa donde el arte era una constante (su hermana Alejandra es fotógrafa, continuando una suerte de impronta familiar).
Esta noche, desde las 22 y en CiTá Abasto de Cultura (La Madrid 1.457), Barbarita desplegará sus canciones de folk rock alternativo, con la electrónica filtrándose en los temas y fuertes referencias a las rítmicas norteñas con letras enmarcadas en lo urbano. La mixtura son suficiente evidencia de una búsqueda estética que rompe fronteras y desafía las concepciones más cerradas, con la voluntad de buscar nuevos destinos.
Ese trabajo se registra en “Criolla”, su último disco que será el eje de la presentación de la que serán parte también Javier Casalla (miembro de Bajofondo) productor y arreglador, en violín, guitarras y programaciones; y su hijo Lucero Carabajal (integrante de la legendaria familia de folcloristas santiagueños, músico y productor de trap) en bombo legüero y percusión electrónica. Esta producción le valió una nominación en los premios Gardel de este año; en 2016, suprimer disco solista, “Si Va”, fue precisamente el ganador del Gardel. Sobre todo ello conversó con LA GACETA.
- ¿En qué va a consistir el recital?
- Será un recorrido por varias de mis canciones y álbumes, e incluso hay alguna que otra inédita. Pero sigue siendo una presentación de “Criolla”, la mayoría del show gira en torno a esa obra.
- ¿Cómo trabajás tus sonidos en este trío, un formato más reducido del cual con quien grabaste y actúas?
- Es muy hermoso este formato, en principio porque somos una familia, y eso ya nos da un calor diferente. Y con respecto al sonido, utilizamos en varias partes secuencias; eso nos da un tinte más electrónico pero también tenemos momentos súper íntimos donde no las utilizamos y pasan otras cosas, otros paisajes.
- ¿Qué te dio el estudio de la actuación en la profesión de cantora?
- Me ayudó mucho para la interpretación, para animarme a soltar y a trabajar la escena. Siempre le recomiendo a mis alumnos de canto que estudien teatro, es una gran herramienta para cualquier artista que se suba a un escenario.
- ¿Haber ganado el Gardel y haber estado nuevamente ternada este año genera una responsabilidad especial?
- El Gardel ayuda, siempre es lindo que te reconozcan, es un mimo hermoso, pero no lo siento como una responsabilidad especial. Mi responsabilidad, en todo caso, es hacer las cosas lo mejor posible siempre, y por supuesto disfrutar de los logros conseguidos.
- ¿Sobre qué ritmos construís tu identidad artística?
- En general mis canciones se construyen sobre los ritmos propios de nuestra tierra, es lo que marca mi camino. Siempre hay cosas basadas en ritmos de chacarera, de zamba, de cueca o ritmos del noroeste argentino. A veces es mas explícito y a veces no tanto: se esconden esas rítmicas en un sonido y una estructura de canción rock.
- ¿Cuáles de sus consejos de tu madre decidiste no seguir y a cuáles de sus advertencias les hacés caso?
- Es un regalo maravilloso ser hija de Egle Martin, ha sido una gran madre que me enseñó y me dio el amor por la música, que es también mi camino. De la industria no me enseñó nada, nunca pasó por ahí su camino artístico ni el mío. Tuve el honor de tener contacto con músicos y músicas de todas partes del mundo desde que nací, conviví con eso y trabajé con ella muchos años, como lo hizo mi hijo, quien ahora también toca conmigo. Ella era muy sabia y no daba muchos consejos, dejaba que hagás y te daba herramientas para que vos puedas decidir.
- ¿El folk rock sigue siendo tu sello o estás jugando con otros ritmos?
- Es mi espíritu, para mí no son tan diferentes un estilo del otro, el folclore es la fuerza y el alma de una región, y el rock de alguna manera es el folclore del mundo, es lo que refleja y agrupa todo eso junto. Por supuesto que me gustan muchas otras músicas y las incluyo en mis trabajos también.
- ¿Cómo conviven los distintos proyectos artísticos que tenés en marcha?
- ¡Naturalmente! Hoy estoy trabajando en mi proyecto solista y como parte de la banda de Gustavo Santaolalla como multinstrumentista y cantante. Pero también curamos el Ciclo Identidad en el Teatro Seminario de Escobar donde vivimos con Javier Casalla y Lucero, mi hijo, a quienes van a ver en acción esta noche también, son parte fundamental de mi proyecto. También venimos de dirigir y realizar un homenaje a la tremenda obra De Ushuaia a La Quiaca de León Gieco y Santaolalla, que llevamos adelante con mucho respeto, amor y pasión. La verdad es que salió increíble, con la presencia de León y Gus y de referentes de Abuelas y Madres lo que le dio un marco muy emocionante al ya increíble desafío de sacar esas canciones y traerlas al hoy. Paralelamente tengo varios otros posibles proyectos en la cabeza. Siempre es parte de mi manera de ver y de hacer arte; creo en lo colectivo, en los lazos, en abrir siempre el juego, nunca cerrar.