Skincare: el modo correcto de armar tu rutina

Skincare: el modo correcto de armar tu rutina

Con tantos productos y funciones intentar cuidar nuestro cutis puede resultar engorroso. Consejos de aplicación para evitar errores

EN CIFRAS. Acorde a la Asociación Internacional de Cosmética, a partir de los 23, las mujeres utilizan al menos 10 productos de belleza corporal. EN CIFRAS. Acorde a la Asociación Internacional de Cosmética, a partir de los 23, las mujeres utilizan al menos 10 productos de belleza corporal.

Uno, dos, tres… si empezamos a contar cuántos productos dermocosméticos hay en nuestro neceser o usamos a diario seguro nos vamos a sorprender. Según una encuesta realizada hace cinco años por la Asociación Argentina de Dermatología las mujeres empleamos -en promedio- entre cuatro y ocho productos para cuidar nuestra cara y cuello.

Sin embargo, cantidad no siempre implica calidad. “A partir de los 24, la mayoría de las pacientes ya tienen incorporada de forma automática alguna rutina de skincare. El problema es que los productos que se compran no siempre son indispensables, correctos o pueden incluso llegar a hacerle daño a la piel. En este sentido, hay mucho desconocimiento entre los consumidores en relación a los beneficios que trae una buena rutina facial”, indica la médica dermatóloga Marisa Díaz.

Antes de empezar

Cómo regla general las cremas o los geles que poseen una textura más liviana o líquida deben aplicarse antes y los más densos al final.

“A partir de ahí no debemos dejarnos llevar por los paso a paso genéricos que vemos en YouTube o en las revistas porque lo que vale para una piel no vale para todas. Especialmente, en caso de tener alergia, rosácea, manchas o granos; antes que arrancar con alguna tendencia que aparece en las redes sociales es primordial obtener un diagnóstico por parte de un especialista en dermatología”, comenta.

Una vez que sabemos qué patologías hay que tratar y cuál es el estado general de la piel toca elegir la metodología que mejor se adapte a nuestras necesidades y/o estilo de vida. “Por ejemplo, hay rutinas que se centran en potenciar la nutrición, remover las células muertas o disminuir el sebo y otras basadas en la cosmética natural, holística o algún ritual específico importado como la moda del k-beauty (belleza coreana)”, comenta.

Sin importar el producto, composición ni marca, una correcta rutina facial contempla cinco instancias: limpieza, tonificación, tratamiento, humectación y protección. “Sin perder de vista estos elementos, se suele recomendar tener dos rutinas diferentes, una para la mañana y otra para la noche, ya que algunos productos pueden causar manchas o irritación si se colocan y luego nos exponemos al sol. De nuevo, vale más una rutina funcional que contar con decenas de frasquitos”, destaca Díaz.

Manos a la obra

En una rutina base este sería el orden correcto de aplicación de los productos. La cantidad de pasos va a ser mayor o menor acorde a nuestro tipo de piel, sus patologías y el momento del día.

1. Desmaquillante

En caso de habernos maquillado, la primera instancia pasa por su remoción. “Por su consistencia oleosa es preferible que las mujeres con piel seca usen desmaquillantes bifásicos y las que poseen piel grasa opten por leches de limpieza o productos acuosos”, indica la cosmiatra Elena Leguizamón.

Para sacar por completo la base, la máscara de pestañas o el corrector, la profesional sugiere embeber el líquido en un algodón o toallas reutilizables de microfibra. “De optar por las toallitas hay que lavarlas con regularidad para evitar que acumulen suciedad y se reproduzcan bacterias nocivas; ese error conduce a que muchas chicas luego tengan granitos o erupciones”, añade.

2. Limpiador

Cómo su nombre lo indica este paso apunta a eliminar la suciedad, las células muertas y cualquier residuo que obstruya nuestros poros, además de preparar nuestro rostro para que absorba mejor cualquier crema o tratamiento posterior.

De preferencia hay que aplicar sobre la piel húmeda y distribuir con leves masajes hacia arriba.

3. Tónico o bruma

Las brumas y los tónicos poseen una consistencia fluida que nos permite hidratar nuestra piel, darle brillo o calmar la irritación o las rojeces propias del invierno. También, dependiendo de sus ingredientes, son sugeridos para ayudar a equilibrar el pH o atenuar los poros dilatados.

El modo de aplicación es sencillo: sobre la piel húmeda (no mojada) solo hay que distribuir la sustancia con los dedos con leves golpecitos para potenciar su absorción.

4. Sérum o esencias

Tras emulsionar la bruma o tónico llega el turno de las esencias o los sérums para subsanar carencias o daños específicos en el cutis. Los sérums más comunes incluyen ácido hialurónico, retinol, vitamina E o vitamina C y apuntan al rejuvenecimiento de la piel o la eliminación de las líneas de expresión y manchas.

“En teoría hablamos del primer producto que penetra en la piel tras una buena limpieza, por lo tanto hay que esperar unos minutos para que se absorban bien y sus activos no queden neutralizados”, indica Leguizamón.

5. Crema

Las cremas hidratantes sirven para completar la fase de hidratación natural que requiere nuestra piel a diario. Las personas con piel grasa, en general, se llevan mejor con los hidrantes en formato gel o cremas livianas. En cambio, las pieles secas necesitan productos con texturas más cremosas y pesadas. Además, cabe señalar que existen alternativas específicas para hidratar pieles diabéticas, premenopáusicas o menopáusicas.

6. Protector solar

El protector solar resulta aliado indispensable para prevenir el fotoenvejecimiento, las líneas de expresión, las manchas faciales y las arrugas. Tanto en invierno como en verano, este producto es el que da por concluido nuestro skincare diurno. “En la temporada invernal podemos usar aquellos que tengan FPS 30 y luego aumentar la protección cuando haga calor. El protector solar es indispensable para el cuidado facial porque nuestro estilo de vida actual (inmersos en la tecnología, en interiores y de acá para allá sin descanso) aumenta los índices de envejecimiento prematuro en la piel”, destaca Díaz.

Productos ocasionales

- Exfoliantes

Gracias a sus micropartículas abrasivas, los exfoliantes cumplen con el rol de potenciar nuestra limpieza facial y remover las impurezas o el cebo de una manera más profunda. Su frecuencia de uso también varía acorde al grosor y textura de nuestra piel, pero en general podemos exfoliarnos la cara cada 15 días o una vez al mes. Estos productos siempre se aplican luego del limpiador”.

- Mascarillas

Las mascarillas son otro complemento que vale la pena añadir en nuestro skincare una vez a la semana, cada 15 días o mensualmente para potenciar la hidratación de la piel o promover algún tratamiento de despigmentación. Después de la mascarilla podemos obviar el resto de productos oleosos y finalizar la rutina con una crema hidratante.

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