Todo es en miniatura: casas, templos, árboles, corrales, animales. Las manzanas están cuidadosamente delimitadas. Al centro, claro, la plaza -que pronto albergará un bullicioso mercado-. A un costado, la Iglesia Matriz; al otro, el Cabildo; y en el medio, el Camino Real. Una ciudad va tomando forma en el Taller de Maquetas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UNT) y no es cualquier ciudad. La San Miguel de Tucumán de principios del siglo XVII -esa a la que todos llamamos Ibatín- pronto quedará reproducida a una escala tal que se podrá apreciarla en su totalidad.
La maqueta promete ser la estrella del nuevo módulo en el Museo Arqueológico a Cielo Abierto Ibatín (Macai), un proyecto ambicioso orientado a aumentar la oferta de servicios que el Ente Cultural brinda en el predio. Allí, campo adentro y a siete kilómetros de León Rougés, latió el corazón de Tucumán hasta el traslado de la capital al actual emplazamiento. Pero Ibatín nunca dejó ser una tierra de oportunidades.
El anfitrión es Edgardo Muntaner, profesor Asociado del Taller de Arquitectura y director de este espacio en el que las maquetas se multiplican por estantes y mesones. Las que reproducen el entorno de la plaza Independencia son de lo más atractivas. Ahora su equipo está abocado a cumplir en tiempo y forma con este desafiante encargo: una cosa es reconstruir un edificio, muy distinto es reproducir una ciudad. Junto a Juan Manuel Flores, Carmen Andrada Zamora, Malena Montero de la Espada, Karina San Román y Alejandra Pedraza pusieron manos a la obra.
La misión es desplegar en miniatura las 49 manzanas de la histórica Ibatín, lo que se plasmará en una estructura de 6x6 metros. Siguiendo la planimetría armada por los especialistas, entre ellos el relevamiento de Carolina Rivet, y de los registros sobre la vida en el Tucumán de comienzos del 1600 se diseña palmo a palmo la maqueta.
“Vamos estableciendo los límites; ubicando las viviendas, la gente, los corrales, los animales -explica Muntaner-. La ciudad estaba diagramada como un damero, a la usanza colonial, con la mayor concentración en la zona céntrica. Pero las cuadrículas no eran perfectas y eso también debe reflejarse”. En la base de cada manzana hay paneles de MDF de 3 mm, impermeabilizados, mientras que las construcciones se hacen con polyfan, un material parecido al telgopor, pero más sólido y sin grumos. También hay terminaciones de madera y para las figuras -personas, animales- la impresora 3D aporta las mejores soluciones.
Esta Ibatín, pensada como una experiencia inmersiva, corresponde al pico de su desarrollo, cuando había más de 100 familias instaladas -no eran más de 30 al momento de la fundación, en 1565-. En ese período, por la antigua San Miguel de Tucumán pasaba el Camino Real y sus artesanos fabricaban carretas que tenían fama de ser las mejores del Virreinato del Perú. La explotación de la madera y la ganadería eran otros de los puntales de su economía. De todo eso deberá “hablar” la maqueta.
En perspectiva
Osvaldo Díaz, arqueólogo de la Dirección de Patrimonio y encargado del Macai, explica que para el desarrollo de este proyecto se formó una comisión asesora científica, integrada por Estela Noli, Margarita Arana, Jorgelina García Azcárate, Florencia Borsella y Carolina Rivet. Junto a Muntaner y su equipo trabaja Peter Källsten, y el diseño del nuevo módulo es de Daniel Montoya.
Se trata de un plan integral, que propondrá un triple recorrido a quienes visiten Ibatín. Conectados por rampas estarán el centro de interpretación inaugurado el año pasado, el nuevo módulo y el área de excavación, donde pueden apreciarse los cimientos originales de una vivienda. Desde allí se podrá acceder al campo, para recorrer libremente las hectáreas sobre las que San Miguel de Tucumán se erigía hace casi 350 años.
Una vez que la maqueta esté terminada habrá que trasladarla al módulo, lo que demandará una cuidada logística. Ya en Ibatín se integrará al guión museográfico que incluirá una línea de tiempo y también elementos propios de la época, como vestidos y utensilios. Ideal para disfrutar en familia y para incentivar las visitas de estudiantes. Es uno de los objetivos fijados por Díaz desde la conducción de un Macai que no para de crecer.
“Hicimos un convenio con Flora y Fauna para mejorar el arbolado en la parte de la entrada, con lapachos y otras especies autóctonas -destaca Díaz-. También estamos reacondicionando el sector de merenderos, muy utilizado sobre todo los fines de semana, y pronto vamos a contar con wi-fi en todo el predio”. Estrategias pensadas para que Ibatín sea tan atrayente que visitarlo se torne una feliz obligación.