“Vueltas por la noche”, un debut a puro rock y pop

“Vueltas por la noche”, un debut a puro rock y pop

El primer disco de Marcelo Giullitti propone letras muy personales y una cuidada producción.

EN EL ESTUDIO. Guitarra en mano, Giullitti va probando los sonidos.   EN EL ESTUDIO. Guitarra en mano, Giullitti va probando los sonidos.

A Marcelo Giullitti le fluye el entusiasmo cuando se habla de música. Por ejemplo cuando describe su colección de guitarras, en la que conviven una Matrix acústica (“la que siempre soñé”), una Fender Stratocaster, una Epiphone Casino, una Telecaster, una Les Paul y la vieja y querida criolla. Hay cariño y orgullo ahí. Se entiende entonces lo que representa para él “Vueltas por la noche”, disco que acaba de dar a luz al cabo de un par de un EPs y de un itinerario artístico que incluyó algún paréntesis y años de residencia en Buenos Aires.

Mucho de eso se cuela entre las letras de “Vueltas por la noche”. También las idas y venidas sentimentales, todo traducido en una colección de ocho canciones impregnadas de pop, rock clásico y estiletazos bluseros, como los que afloran en “Loto”, tal vez el punto más alto del disco.

Grabados en Estudio Rojo, en una simbiosis creativo-laboral con Ale Rodríguez, los temas de Giullitti dan cuenta de una formación musical de lo más ecléctica. Reverberaciones de las escuchas infantiles (papá tanguero, mamá rockera), de un par de manos maestras -Rubens Saccher, Carlos Podazza- y de mucho rock, sobre todo en inglés. En el inicio del camino lo que asomaba era el folclore, amasado al calor del Cuchi Leguizamón y Manuel J. Castilla. Llegó a formar un dúo allá por 2009 (Bombaré, junto a Marcos Apud), pero el viraje lo depositó en otros rumbos.

De la grabación participaron Cristian de la Vega, Fernando Villagrán, Darío Venditti y Rodrigo Rivadeneira. Quedó un corte de 26 minutos de música que a Giullitti dejó satisfecho. “Hay discos cortos que me volaron la cabeza y otros largos que... Mejor no hablemos”, afirma. Las canciones son tan personales que terminan pintando un cuadro de las movidas que protagonizó en los últimos años, con títulos de lo más explícitos en ese sentido: “Game over”, “No hay nada que decir”, “Flashar amor”. “El disco es todo lo que está ahí, no hay nada de relleno”, subraya.

Giullitti es abogado y a trabajar marchó a Buenos Aires. Tiempos en los que coqueteó con la idea de dejar la música, aunque el compositor le ganó al escéptico y en la medida que se adaptó a la ciudad nueva, gigantesca, empezó a componer y a tocar. 2018 lo encontró activo y con banda propia: Marce and The Thompsons. Escuchaba mucho Led Zeppelin, Pink Floyd, los Stones... Hasta que llegó la pandemia y cada escapada a Tucumán lo encontraba con una guitarra diferente en el equipaje y la idea del disco en la cabeza.

“Sí, son canciones que vienen de tiempos distintos -sostiene-. ‘Viento...’ habla de cómo me sentía en Buenos Aires; ‘No hay nada que decir’ es la historia de un amor y de una ruptura; ‘Huracán’ se refiere a la madurez de estar en el pago de vuelta... Me da curiosidad saber qué le causa el disco a otras personas. A mí me dejó queriendo hacer más, seguir escribiendo. Siento que el disco es... muy yo”.

Lo que viene es presentar “Vueltas por la noche”, proyecto que se concretará entre septiembre y octubre, en Tucumán y en Buenos Aires. También seduce la posibilidad de bajarlo de las plataformas -donde ya se lo consigue- a un formato físico. Como esos viejos discos con los que Marcelo educó el oído hasta sacar de adentro al cantautor latente.

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