Borges y el peronismo como simulacro

Borges y el peronismo como simulacro

Jorge Luis Borges. Jorge Luis Borges.
30 Julio 2023

Por Carlos Cámpora
Para LA GACETA - BUENOS AIRES

Como hemos mencionado en otras oportunidades, una forma de abordar la literatura argentina es examinar de qué manera esta ha dado cuenta de hechos relevantes de nuestra historia del siglo XX. Así, en este mismo medio hemos tratado la perspectiva de Beatriz Guido sobre el peronismo, de Martín Kohan sobre la dictadura militar y la Guerra de Malvinas y de Rodolfo Walsh sobre el secuestro del cuerpo de Eva Perón. En la presente nota abordaremos la particular perspectiva planteada sobre el peronismo por Jorge Luis Borges. En ella, trataremos en especial (aunque no exclusivamente) su cuento “El simulacro”.

Cabe recordar que el cuento de Borges aparece en 1960 incluido en El hacedor, que es una obra suya que reúne textos de variada naturaleza como relatos, ensayos y poemas. De hecho, en el “Epílogo” de la obra, el propio autor se refiere a los escritos incluidos en ella como una “desordenada silva de varia lección”. Posiblemente, de El hacedor, otros textos sean más conocidos por el lector, como el relato “Borges y yo” o el sentido “Poema de los dones”.

En cuanto a “El simulacro”, hay que tener presente que este relato es muy breve y que comprende básicamente dos partes claramente diferenciadas, estando dedicada la primera de ellas a narrar cierto hecho y la segunda a formular reflexiones sobre lo anteriormente relatado. Así, en la primera parte, se cuenta que en julio de 1952 (momento del fallecimiento de Eva Perón) un hombre enlutado monta en un pequeño pueblo del Chaco una especie de reproducción del velatorio de dicha figura política. Se relata que este hombre en un rancho “con la ayuda de unas vecinas, armó una tabla sobre dos caballetes y encima una caja de cartón con una muñeca de pelo rubio. Además, encendieron cuatro velas en candeleros altos y pusieron flores alrededor”. Montado de este modo el “simulacro” del velatorio, a él acuden mujeres, chicos y peones que “desfilaban ante la caja y repetían: Mi sentido pésame, General”, a lo que el hombre estrechando la mano de los asistentes contestaba resignadamente “era el destino”.

Por otro lado, en la segunda parte, el narrador se pregunta “¿Qué suerte de hombre (…) ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? (…) ¿Creía ser Perón al representar su doliente papel de viudo macabro?”. Lo que el narrador reflexiona sobre ese simulacro es que podría interpretarse como una especie de representación de otro simulacro: “En ella está la cifra perfecta de una época irreal y es como el reflejo de un sueño o como aquel drama en el drama, que se ve en Hamlet. El enlutado no era Perón y la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (…) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología”.

Cabe recordar que este no es el único texto de Borges donde formula una interpretación del peronismo como una especie de realidad fingida, falsificada. Con anterioridad, en un número de la revista Sur publicado poco después del golpe de Estado de la autodenominada Revolución Libertadora (el número 237, conocido por su fuerte carga antiperonista), Borges había publicado su artículo “L’illusion comique” (título que aludía a una obra teatral del mismo nombre escrita por el dramaturgo francés Pierre Corneille en la que se abordaba el tema del teatro dentro del teatro). En su texto, Borges planteaba: “Durante años de oprobio y bobería, los métodos de la propaganda comercial y de la litérature pour concierges fueron aplicados al gobierno de la república. Hubo así dos historias: una, de índole criminal, hecha de cárceles, torturas, prostituciones, robos, muertes e incendios; otra, de carácter escénico, hecha de necedades y fábulas para consumo de patanes”.

Aunque con ciertos matices que excede analizar aquí, si se compara ambos textos puede verse una similar representación literaria con respecto al peronismo por parte de Borges. En efecto, recordemos que en “El simulacro” se señala que “tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos (…) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una crasa mitología” y en “L’illusion comique” se dice que “hubo así dos historias: una, de índole criminal (…); otra, de carácter escénico, hecha de necedades y fábulas para consumo de patanes”. Puede verse entonces la similitud entre “una crasa mitología para el crédulo amor de los arrabales” y el “carácter escénico, hecha de necedades y fábulas para consumo de patanes”.

En suma, puede interpretarse que la perspectiva literaria borgeana del peronismo en los mencionados textos es presentarlo como una especie de fabricante de símbolos, de fábulas, de una mitología para ser consumida por crédulos. Parafraseando un conocido dicho de Perón (“La única verdad es la realidad), podría decirse que para Borges “la única verdad del peronismo es su irrealidad”.

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Carlos Cámpora - Licenciado en Letras, magíster en Sociología de la Cultura.

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