MADRID, España.- Los líderes políticos españoles quedaron ante un panorama político muy complejo luego de las elecciones del domingo, en las que el candidato más votado puede no ser el que termine gobernando.
El Partido Popular (PP), liderado por Alberto Núñez Feijóo, es el que consiguió más votos. Sin embargo, el único que tiene alguna posibilidad de llegar a ser jefe del gobierno es Pedro Sánchez, presidente y candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), considerado un perdedor seguro hace semanas, cuando el avance de la ultraderecha asociada a Vox parecía un tren imparable. Para ello, Sánchez necesita de los partidos que reclaman la independencia o más autonomía en sus regiones.
El PP y el PSOE, además, se enzarzaron en una guerra por el relato sobre quiénes son los vencedores y quiénes los vencidos.
Mientras que los conservadores del PP presumen del triunfo e instan a sus adversarios a respetar el veredicto de las urnas, los socialistas subrayan que una mayoría política y social rechazó al bloque de la derecha, y sobre todo la posibilidad de que Vox pueda entrar en el gobierno.
Lo cierto es que la derecha no logró la victoria aplastante que anunciaban los sondeos y eso deja en manos de los partidos regionalistas la llave para permitir un acuerdo o forzar una repetición.
El PP de Núñez Feijóo, de la oposición conservadora, se impuso al PSOE de Sánchez, y es probable que sea el primero en intentar formar Gobierno. Pero no consiguió una mayoría absoluta de 176 diputados, y no llega a ese número ni siquiera con el apoyo de Vox, partido antiinmigración y antifeminista, en el Congreso de los Diputados.
Así, el PP necesitaría el apoyo de los partidos regionalistas más pequeños, la mayoría de los cuales ya ha dicho que no apoyará a un Gobierno en alianza con la extrema derecha que pidió represión para los intentos autonomistas y está en contra de las lenguas autóctonas, como el catalán o el gallego.
Un ingreso de Vox al Gobierno sería el primer regreso de la extrema derecha desde que se aprobó la Constitución española en 1978, tras la dictadura de 40 años de Francisco Franco.
Las elecciones nacionales debían celebrarse en diciembre, pero Sánchez convocó a comicios anticipados durante las vacaciones, después de que la izquierda no obtuviera los resultados esperados en las contiendas locales y regionales de mayo.
La maniobra logró obligar al PP a hacer campaña mientras negociaba incómodos acuerdos con el Vox de Santiago Abascal.
Sumas y restas
El PSOE, que gobierna en coalición con la izquierda, consiguió su objetivo en parte al bloquear a la derecha y obtener dos escaños más respecto a las anteriores elecciones de 2019. Los sondeos de opinión apuntaban a que una coalición de PP y Vox obtendría al menos los 176 escaños necesarios.
Encuestas publicadas en la noche electoral también sugirieron que era probable que aseguraran una mayoría absoluta. Sin embargo, al PP le fue peor de lo previsto, mientras que el PSOE obtuvo mejores resultados.
Un total de 37,4 millones de españoles estaban inscritos para votar, incluidos 2,3 millones en el extranjero. Casi 2,5 millones emitieron su voto por correo para poder viajar por vacaciones.
El 70,4% de los inscriptos fue a votar, mucho más que el 66,23% de la repetición de comicios en noviembre de 2019, contra los temores de que la apatía, las vacaciones y el calor pudieran mermar aún más la participación.
Se eligieron 350 diputados y 208 senadores. Se elige un partido y no a un candidato, pero votan por hasta tres senadores regionales. Otros 57 senadores son designados por los parlamentos regionales.
El PP obtuvo 136 bancas en Diputados, 47 más que en 2019, y 120 en el Senado, frente a los 83 anteriores. El PSOE obtuvo 122 ditputados y 72 senadores. Su aliado de izquierda Sumar, que incluye a Podemos, obtuvo 31 escaños.
Vox tiene 33 diputados, frente a los 52 que tenía en 2019, y ninguna en el Senado.
En esa danza de sumas y restas, los votos de los partidos regionales valen oro.
El partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que apoyó a Sánchez en votaciones parlamentarias clave desde 2019, consiguió siete escaños, la mitad de su resultado de 2019. Los separatistas de Junts per Catalunya también lograron siete escaños.
La izquierda independentista vasca EH Bildu obtuvo seis bancas y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), cinco. Los conservadores Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro y el Bloque Nacionalista Galego, de izquierda, consiguieron un escaño cada uno. (Reuters)