"Vivo con eso. Es mi gran problema".
Roberto Parodi no reniega de lo que dice; al contrario, se ríe: se ha habituado a convivir con su rodilla de corredor. El año pasado, por ejemplo, completó la ultramaratón de montaña de Mont-Blanc, que cruza los Alpes a través de Francia, Italia y Suiza; que se extiende durante 172 kilómetros y que es considerada una de las competencias más extremas del mundo. Lo hizo, pese al dolor. "Antes, sufría muchísimo en cada carrera", dice. Hoy, corre sin que su tendinitis por sobrecarga (como se denomina su lesión) sea un impedimento.
Para eso, tuvo que habituarse a las rutinas de gimnasio -que le permitieron fortalecer los músculos que rodean a la rodilla- y a las horas de fisioterapia. Su caso no es el único. Lo que se conoce comúnmente como "rodilla de corredor" es uno de los síntomas más frecuentes entre los runners. "Siempre corro carreras de más de 100 kilómetros. La exigencia es grande. Por eso, sólo me inscribo en cuatro por año: necesito un período de recuperación", agrega Parodi.
El traumatólogo Gonzalo Lobo lo sabe en carne propia. Desde los 19 años, su rodilla izquierda es su karma. Se la rompió -como dice él- mientras jugaba al rugby. No le dio tiempo a que sanara y hoy padece una artrosis de rodilla. "Si tenés una lesión y no la curás, la arrastrarás toda tu vida", afirma con la experiencia como maestra.
- ¿Qué es la la rodilla del corredor?
- El concepto de rodilla del corredor se refiere a generalidades. Son muchas las causas que provocan dolor de rodilla en los corredores. Pero en todos los casos, se trata de un síndrome de fricción. Es decir, aparece debido al impacto adentro de una articulación. A partir de ahí, se pueden identificar distintos tipos de lesiones.
- ¿Cómo se reconoce el síndrome?
- Se manifiesta como un dolor que comienza de forma gradual, generalmente a partir de los 10 o 15 minutos de ejercicio. A medida que aumentan los kilómetros, se hace más difícil correr. Incluso, suele doler más cuando se corre despacio y en las bajadas.
- ¿Por qué ocurre?
- Hay gente que piensa que puede correr y punto, sea cual sea su condición. Pero no es así. A veces, las articulaciones no están listas para recibir ciertos impactos. Por eso, es importante el entrenamiento a consciencia. Las lesiones aparecen cuando la preparación no ha sido racional. Cuando se corre de más o se corre mal.
- ¿Se curan definitivamente las lesiones en las rodillas o se arrastran para siempre?
- Este tipo de afecciones tiene cura. Pero eso depende del paciente. Los corredores suelen ser ansiosos: no respetan los tiempos del tratamiento y vuelven a entrenar antes de que el médico se los indique.
Tras ese panorama, la pregunta sería -entonces- cómo se previenen estos achaques.
Fernando Jorge se dedica a la kinesiología deportiva. Coincide con Lobo al decir que estas molestias surgen debido a una falta de descanso, a una sobre exigencia o a una alteración biomecánica en la corrida (en criollo, a una disfunción a la hora de correr).
"Un corredor debe moverse con estabilidad. Eso significa que, a la hora de la marcha, cuando quede sobre una sola pierna, su pelvis se encuentre alineada. Cuando los músculos no trabajan bien, en cambio, la pelvis cae para un costado. Eso repercute en las rodillas", explica.
En consecuencia, el terapista destaca la necesidad de que el corredor posea una buena técnica de carrera ("es competencia de su preparador físico") y una buena alineación de sus segmentos ("es competencia del kinesiólogo").
Pero si la lesión ya ha ocurrido, el kinesiólogo puede, a través de aparatos y de ejercicios, disminuir la tensión del tejido conectivo y volver a educar los músculos. "Las estructuras que no han funcionado y han generado el desequilibrio deben ser corregidas. Básicamente, todos los kinesiólogos deberíamos tener, también, algo de psicólogos para generar en nuestros pacientes la suficiente empatía como para retenerlos 10 sesiones seguidas, que es el tiempo indicado para un tratamiento", finaliza.
Los tres tipos de lesiones más comunes
El traumatólogo
Elias Forté -médico del plantel de Atlético- se refiere a la rodilla del corredor como una serie de afecciones provocadas por una sobrecarga. E identifica tres lesiones comunes, enmarcadas en ese concepto:
- - Síndrome de cintilla iliotibial. Resumiendo y sin tecnicismo, se siente como un dolor al costado de una rodilla, del lado externo. Se trata de una tendinitis (inflamación de un tendón). Suele ser común en los novatos o en aquellos que entrenan demasiado.
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- - Condromalacia rotuliana. Es la afectación de un cartílago de la rótula, que provoca un desgaste progresivo. Ocurre generalmente en los corredores de larga distancia.
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- - Tendinitis rotuliana. El tendón que va de la rotula a la tibia se inflama por el sobreuso o el impacto. Suele volverse crónico y resulta difícil de curar (al igual que las otras patologías).
Para evitar estos dolores, Forté prescribe el siguiente remedio: fortalezca sus articulaciones. Según él, se debe compensar el trote con otras actividades complementarias, como la bicicleta o la natación.
Consejos para cuidar las rodillas
- Calzado
- Tiene que ser apto y de buena calidad. El corredor debe identificar su tipo de pisada (pronadora; supinadora o neutra) y usar zapatillas conforme a ello.
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- Entrenar la fuerza y la flexibilidad
- Los músculos que rodean las rodillas deben estar fuertes y firmes, para protegerlas. También la flexibilidad sirve para prevenir lesiones. Por eso, es importante realizar un estiramiento corto, antes de comenzar a correr, y otro al finalizar, que debe ser prolongado.
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- Alternar las superficies
- Las superficies duras implican un mayor impacto para las articulaciones. Por ello, conviene variar los entrenamientos y cada tanto recurrir al terreno blando.
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- Aplicar hielo
- El hielo desinflama los tejidos. Es ideal cuando apenas se produce una lesión. Asesoramiento: Esteban Pedrosa, quiropráctico
* La versión original de este post fue publicado en una edición del diario La Gaceta, a fines de 2018.