El aporte de Helen Kaplan
Aunque su nombre no alcanzó la popularidad de otros colegas, Helen Singer Kaplan, terapeuta sexual austríaco-estadounidense, realizó un aporte inestimable para la comprensión de la sexualidad humana y el tratamiento de las disfunciones sexuales.
Había nacido en Viena en 1929, pero emigró a los Estados Unidos en 1940, obteniendo la ciudadanía unos años después. Graduada magna cum laude como Licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Siracusa, obtuvo luego una maestría y el doctorado en Psicología en la Universidad de Columbia. Y más tarde el título de médico en el New York Medical College.
Uno de sus aportes más significativos fue proponer una modificación al modelo de respuesta sexual elaborado por Masters y Johnson -excitación, meseta, orgasmo y resolución- eliminando la meseta y –lo más importante- introduciendo el deseo como una primera fase. Su concepción fue la de un “modelo trifásico” de categorías entrelazadas pero independientes: deseo, excitación y orgasmo, señalando la importancia de diagnosticar en cuál de ellas se encontraba la disfunción para diseñar las intervenciones terapéuticas.
Por otra parte, postuló que el deseo se iniciaba en diversas regiones del cerebro y lo definió como “sensaciones específicas de apetito e impulso sexual que mueven al individuo a buscar experiencias sexuales o a mostrarse receptivo a ellas”.
Terapia psicosexual
Kaplan acordó con Masters y Johnson en que las disfunciones sexuales a menudo obedecían a problemas de pareja, malos aprendizajes o a mecanismos inmediatos: procesos mentales que operaban en el aquí y ahora y que eran capaces de interferir o inhibir la respuesta sexual (como la ansiedad de desempeño, el rol de espectador o las dificultades para conectar eróticamente al momento de la interacción sexual). Pero sostuvo que en otros casos el origen estaba en conflictos inconcientes, por lo que era necesario que el terapeuta recurriera a métodos más analíticos. Por eso su enfoque fue bautizado “terapia psicosexual” y operó como un puente a través del cual muchos psicoanalistas pudieron integrar su saber a las técnicas de comportamiento aplicadas a la terapia sexual que venían desarrollando con éxito distintos investigadores. Además, el acento que puso en la conexión entre deseo sexual y cerebro, impulsó el estudio de este órgano y de los circuitos neurotransmisores que se ponían en juego en esta primera fase de la respuesta sexual.
Fue directora de la Human Sexuality Clinic del Hospital de Nueva York, la primera clínica del mundo para el tratamiento de las disfunciones sexuales establecida en una escuela de medicina. Sus enseñanzas, en base a una vasta experiencia clínica, están reunidas en manuales, entre los que se destacan: “La nueva terapia sexual” (1974), “Trastornos del deseo sexual” (1979) y “La eyaculación precoz” (1989).
Durante quince años estuvo casada con el psiquiatra canadiense-estadounidense Harold Kaplan, de quien tomaría el apellido y con el que tuvo tres hijos. Al momento de su muerte -producto de un cáncer, a los 66 años- Kaplan había vuelto a casarse, con Charles Lazarus, un exitoso empresario de la industria de los juguetes.