Masters y Johnson
El trabajo desarrollado por William Masters y Virginia Johnson a partir de los años 50 marcó un antes y un después en las investigaciones sobre sexualidad humana. “Bill” era profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Saint Louis, cirujano y ginecólogo de renombre, especialista en fertilidad. Encontró en “Gini” una partener perfecta para emprender su audaz proyecto (y no sólo eso: con ella se casó, luego de divorciarse de Libby Ellis, madre de sus dos hijos).
Si bien, una década atrás, los trabajos de Alfred Kinsey ya habían abierto el fuego, Masters quería indagar con instrumentos más precisos que las entrevistas para conocer lo que ocurría a nivel fisiológico durante el sexo. Y es que lo que se sabía al respecto estaba basado en el estudio con animales, reflejando todos los prejuicios y represiones sexuales que aún existían en el mundo científico. Incluso muchos de sus colegas en la universidad desconfiaban de estas investigaciones y las tildaban de morbosas y pornográficas, por lo que la pareja debió buscar su propia financiación y mantener lo que hacían en secreto.
Respuesta sexual
Con la ayuda de un instrumental que posibilitaba medir la respuesta cardíaca y la tensión muscular, así como de artilugios que permitían filmar y evaluar las reacciones genitales, Masters, Johnson y sus colaboradores analizaron más de 10.000 actos sexuales en 382 mujeres (con edades entres 18 y 70 años) y 312 hombres (con edades entre 21 y 89 años). El resumen de sus trabajos se publicó en el libro Human Sexual Response (“Respuesta sexual humana”), aparecido en 1966.
¿Sus principales aportes? Entre otros, describieron cuatro fases de la respuesta sexual: excitación, meseta, orgasmo y resolución (más tarde Helen Kaplan agregaría como punto de arranque la fase del deseo).
Comprobaron que a lo largo de este proceso el organismo responde con una serie de cambios fisiológicos -vasocongestión, aumento de la tensión muscular, incremento de la frecuencia respiratoria y cardíaca, etc.- que van in crescendo y alcanzan su punto máximo al llegar al orgasmo. A partir de allí, de manera involuntaria y refleja, el organismo vuelve progresivamente a su estado habitual.
Terapias breves
Luego de su primera publicación, la dupla continuó sus investigaciones e ideó procedimientos de intervención de los problemas sexuales. De ello resultó Human Sexual Inadecuacy (“Incompatibilidad sexual humana”), publicado en 1970. Este trabajo supuso una revolución completa en el abordaje de las disfunciones sexuales: en contraste con los largos y dudosos tratamientos existentes, exponían programas breves y eficaces. De hecho, hasta el día de hoy son una referencia obligada y tomados como modelo en las terapias sexuales.