Posturas sexuales
14 Dic 2013
Es sabido que existe una gran diversidad de maneras de hacer el amor. Son las famosas “posturas sexuales”, algunas de ellas denominadas en forma muy curiosa por la sabiduría popular. Y aunque por lo general se practican unas pocas variantes (muchas personas, sólo una), las posibilidades son infinitas: su límite está dado por la destreza física o la imaginación. Obviamente esto responde a lo que cada pareja encuentra más confortable, más placentero o incluso aceptable desde lo social y/o moral. Aquí como en todo lo referido a lo sexual, abundan los mitos y la desinformación. Por eso es importante recalcar que no existe una postura normal, natural, sana o más recomendable. Algunas, por ejemplo, son más propicias para el orgasmo femenino, para la eyaculación precoz o la concepción. Por otra parte, diferentes circunstancias tales como la primera vez, un embarazo avanzado, un problema de salud, el sobrepeso, etc. harán que ciertas opciones resulten más apropiadas que otras.
La postura sexual cara a cara –varón arriba y mujer abajo, o viceversa- ya sea acostados, parados o sentados, es una de las preferidas en todas las culturas. Pero no fue siempre así. Al parecer, el hombre primitivo lo hacía al estilo de los animales: la mujer agachada y el hombre atrás. Los antropólogos afirman que probablemente esta posición le permitía al “macho” mantenerse alerta frente a los diversos peligros que lo acechaban. Pero en algún momento evolutivo, quizás coincidente con la bipedestación, esta manera fue reemplazada por la de los cuerpos enfrentados. Se le atribuye a la mujer este cambio. Y se lo considera paradigmático en términos de “hominización”, porque introdujo un elemento clave: la mirada entre los amantes, tan fundamental para la comunicación durante el encuentro sexual.
Como Dios manda
Sin dudas la más tradicional y conservadora de las modalidades coitales es “el misionero”. La leyenda cuenta que los primeros misioneros europeos observaron que los pueblos nativos utilizaban formas poco ortodoxas en sus relaciones sexuales. Escandalizados, intentaron transmitirles que la única manera aceptada por Dios era la siguiente: la pareja acostada, enfrentada, el hombre encima de la mujer. Por eso los nativos bautizaron a esta postura “la del misionero”. Y, si bien algunos dudan de la veracidad de esta historia, durante mucho tiempo se consideró que el hombre arriba era lo más adecuado y natural, y que cualquier otra versión era impropia y moralmente objetable.
Consejos hindúes
El Kama Sutra, antiguo texto hindú de enseñanzas sobre las artes amatorias, dedica muchos pasajes a las “diversas clases de uniones carnales”. Vatsyayana describe decenas de posiciones: ampliamente franca, abierta, estrechante, prensante, medio prensante, elevante, floja, turnante. También figuran la “hendidura del bambú”, la “posición de la burra”, la “puesta de un clavo”, la “posición en paquete” y “en forma de loto”. Afirma que además “pueden practicarse la unión del perro, de la cabra, la de la cierva, el violento asalto del asno, la unión del gato, el salto del tigre, la presión del elefante, el frotamiento del jabalí y el asalto del caballo”.
Hacia final del capítulo, el sabio hindú reflexiona: “Una persona ingeniosa debe multiplicar las clases de unión remedando las diferentes especies de bestias y pájaros. Porque estas variadas clases de unión, practicadas según los usos de cada país y la fantasía de cada individuo, engendran el amor, la amistad y el respeto en los corazones de las mujeres”.
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