Cada vez que Pinocho mentía le crecía la nariz y ese crecimiento es lo que lograba delatar sus mentiras.
Muchos estudios de psicología social han abordado la relación entre el conocimiento psicológico y el sentido común y dentro de estos estudios está el de la comunicación no verbal y el de la detección del engaño.
Libros, series de televisión y la sabiduría popular han tratado el tema de detectar mentiras a partir del comportamiento no verbal como sería el caso de gestos, movimientos, análisis oculares, tono de voz o en el caso de Pinocho, el crecimiento de la nariz.
Si bien existen algunas claves es muy difícil establecer cuándo una persona miente o dice la verdad. Hay cantidad de variables contextuales, culturales, psicológicas e incluso genéticas que pueden llevar a una distorsionada lectura de la comunicación no verbal o del lenguaje corporal y eso puede llevar a tomar acciones que perjudiquen las relaciones interpersonales.
Pese a la cantidad de divulgación sobre el tema, existen investigaciones que cuestionan a las teorías que afirman que es posible detectar mentiras con seriedad. Aamodt y Mitchell (2006) han realizado una investigación que arroja niveles del 50.8% para las muestras de detectives, del 54.5% para policías federales norteamericanos, del 55.3% para policías y para agentes de aduanas, del 59.0% para jueces y del 61.6% para las cuatro muestras de psicólogos. Como verán la precisión es baja y mucho más cuando no estamos entrenados para ver cómo crece la nariz al mentir.
Con respecto a los movimientos corporales algunos resultados muestran que, en realidad, los mentirosos mueven menos sus extremidades que los veraces, y que la relación entre las demás conductas y el engaño no es significativa. Otras creencias populares examinadas (Vrij 2000) es que los mentirosos cometen más errores y presentan más vacilaciones al hablar, que hacen más pausas, etc. Sin embargo se han hallado resultados contradictorios
Podemos decir que la mayoría de las creencias populares sobre los indicadores no verbales del engaño son erróneas. ¿Y entonces?
Entonces es necesario, si queremos ayudar como ocurre en la mediación, llevar la atención a otro lado y en vez de preguntarnos si alguien miente o no, mejor preguntarnos: ¿Qué necesita? ¿Para qué dice esto? ¿Qué es lo que busca? ¿Cómo satisfacer esa necesidad?
Pinocho mentía para llamar la atención o para crear un mundo en el que quería estar o porque tenía dificultad para diferenciar la realidad de la ficción o como un recurso para obtener algo. Puede que Pinocho haya sido inseguro o de baja autoestima y mentía para impresionar o quizás para que Gepetto no lo castigue. Es por esto que, sin justificar la acción de mentir, es mucho más productivo para lograr ayudar y comprender a alguien buscar los motivos y las necesidades que llevan a la mentira antes que descubrir la mentira en sí misma. Esto nos hace más investigadores que juzgadores, nos permite separar a la persona de la actitud y nos facilita el camino hacia el otro.
Creer o no creer no es la cuestión. La cuestión es saber y conocer que el que miente es un necesitado que como Pinocho ¡quiere ser un niño de verdad!
¡Hasta la próxima!
Para ampliar ver: Jaume Masip ¿SE PILLA ANTES A UN MENTIROSO QUE A UN COJO? SABIDURÍA POPULAR FRENTE A CONOCIMIENTO CIENTÍFICO SOBRE LA DETECCIÓN NO-VERBAL DEL ENGAÑO Papeles del Psicólogo, Septiembre-Diciembre, año/vol. 26, número 092 Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos, España Madrid, España pp. 78-91 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx