Como ser un perro cínico.

02 Oct 2014
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Perro cínico

Ser, aunque sea por momentos, un perro cínico puede servir para colaborar en la resolución de conflictos.

Diógenes de Sínope fue un filósofo griego perteneciente a la escuela cínica. "Cínico" quiere decir "perro" y es una escuela filosófica fundada por Antístenes. La denominación se debe al austero modo de vivir que proponían. Diógenes vivía como un perro por sus acciones y por su pobreza extrema. Se dice que vivía en una tinaja y que de día caminaba por las calles de Atenas con una lámpara encendida buscando "personas honestas" que, según su parecer, nunca encontraba.

Su estilo era todo lo contrario a lo convencional y sus anécdotas muestran que, equivocado o no, era coherente lo que hacía con lo que pensaba. El gran principio de su filosofía consistía en denunciar lo convencional y oponer a ello la propia naturaleza. Diógenes pensaba que las personas en vez de cuestionarnos lo que está mal realmente (physis), nos preocupamos únicamente lo que está mal convencionalmente (nomos).

Durante los procesos de diálogo y en las mediaciones es muy útil echar mano a algunas interesantes ideas y acciones de los perros. Una de las principales utilidades de esta forma de mirar el mundo es que nos permite ver a las partes en pie de igualdad y como seres humanos implicados en una situación de la que necesitan salir. Si queremos ayudar, es vital darnos la posibilidad de mirar y escuchar a los demás como personas necesitadas; independientemente de su actividad, su trayectoria, sus pensamientos, su ideología o el ámbito social en que coyunturalmente se desenvuelven.

Cuenta la historia que una mañana Alejandro Magno se le acercó y le preguntó a Díogenes si podía hacer algo por él. Diógenes le respondió: “Sí, tan sólo que te apartes porque me tapas el sol.” Quienes estában alrededor comenzaron a reírse hasta que Alejandro respondió: "De no ser Alejandro, habría deseado ser Diógenes.”

Con atención y esfuerzo, podemos percibir a quienes nos rodean atravesando la enorme maraña de convencionalismos que pueden distorsionar nuestra comunicación efectiva y nuestra neutralidad. Los cargos, las ocupaciones, los modales, las costumbres, la cultura, la vestimenta y las ideologías muchas veces nos impiden conocer como los perros.   

El mediador, desde esta mirada, construye un ámbito de libertad que brinda a las partes la oportunidad de desplegar sus capacidades y poderes creativos sin la opinión pública o la crítica que desalienta. Este marco nos permite conocer y tener en cuenta los intereses más profundos de los implicados en los conflictos.

Tarea para la casa:

Intente ser más cínico y preste mucha atención a las necesidades de que quienes lo rodean. No escuche a sus pensamientos ni a las historias que ha tejido en su cabeza respecto de su interlocutor. Intente sólo ver qué es lo que puede hacer por él. Le aseguro que con mucha práctica y sacrificio quizás pueda, como Diógenes, lograr vivir una vida de perros y llevar mucha alegría a su entorno.

¡Hasta la próxima! 

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