Mikilo - El cómic donde los mitos se resignifican
Si saben escuchar con atención, podrán encontrar las voces
que hablan de los mitos en cada pueblo. Sumergirse en lo más hondo en ese
espacio que divide lo que conocemos como realidad del mito, y si van más allá,
podrán darse de lleno con alguno de esos seres mágicos. Un poco viajero, más
artista y todavía más observador, Rafael Curci supo investigar y aprovechar al
máximo estos mitos para resignificarlos al crear su propio microcosmos en el que
las leyendas toman vida y pueden ser peligrosas. Es allí donde viven Mikilo y
su hermano Adolfo Sosa.
Las aventuras de Mikilo se convirtieron rápidamente en una obra de culto del
cómic independiente y el protagonista fue rebautizado por algunos de sus
fanáticos como “El Hellboy argentino”, un apelativo cariñoso con el que destacaban
la calidad del cómic. A pesar de todo, existía una gran contra: Conseguir todos
los números era una tarea prácticamente imposible.
El año pasado salió el primero de dos
integrales de la mano de la editorial Comic.ar, recientemente anunciaron el
segundo, cosa que sin dudas es una excelente oportunidad para sumergirse en
este micro cosmos que creó Curci junto a otros artistas como Tomás Coggiola, Marcelo Basile y Sergio Ibáñez
Se dice que Mikilo es el Hellboy argentino. ¿Cómo nace el personaje y cuáles
fueron tus influencias a la hora de crearlo?
Mikilo salió al rodeo a fines de la década del 90 y creo que
de alguna manera resume un poco todo lo que había hecho, experimentado y leído
hasta ese momento. Siempre me apasionaron los mitos y las leyendas, el
imaginario de los pueblos antiguos, sus distintas cosmogonías, sus creencias y
tradiciones es algo que se debe preservar, mantener, y por qué no, comunicar,
expandir y divulgar. Mikilo los recrea en el lenguaje del comic y los echa de
vuelta al rodeo, los trae al presente y los pone en contacto también con nuevas
generaciones de lectores. Por otro lado, siempre se habla del parentesco que
existe entre Mikilo y Hellboy y para ser justos, tendríamos que señalar también
las diferencias que los distancian. Mikilo no persigue, no caza ni mata a ninguno
de sus pares o semejantes. Como mucho se agarra a las trompadas, pero por lo
general trata de mediar con ellos, usa más la cabeza que los puños, me
parece.
La relación entre
Mikilo y su hermano, Adolfo Sosa tiene un dramatismo bastante importante.
Además, en una entrevista dijiste que te gusta mucho Oesteheld, un guionista
que le daba mucho peso a las personalidades de sus personajes. Contanos sobre
tu trabajo a la hora de desarrollar los personajes.
El eje argumental de Mikilo se base en la relación
simbiótica que establece el coprotagonista con el protagonista de la serie, y
parte del modelo que H.G. Oesterheld ideó para impulsar algunos binomios que
aparecen en sus obras: Mort Cinder- Ezra Winston, Sherlock Time- Mario Luna y
Marvo Luna- El Sapo, entre tantos otros. Vemos algunas duplas con estas
características en la literatura, como es el caso de Sherlock Holmes y el
doctor Watson, A partir del vínculo que los une y sus rasgos personales podemos
prever cómo y de qué manera va a accionar cada uno en los distintos episodios,
según los conflictos y las circunstancias que se presenten.
Mikilo surge en una época difícil para el cómic nacional.
¿Cómo fue la experiencia de publicar y difundir tu obra en ese tiempo?
Mikilo fue uno de los tantos proyectos que encaré de manera
independiente y personal, es decir, por autogestión. Todo lo que escribo, todo
lo que produzco en el teatro, en el campo audiovisual y con la historieta lo
hago de manera autónoma y sin apoyo de ningún tipo, salvo el de mis compañeros,
amigos y colegas. Si no fuera así, muchas de las cosas que hice no existirían,
incluso Mikilo. Tuve la suerte de encontrarme en el camino con dos tipos
talentosos y emprendedores como lo son Tomás Coggiola y Marcelo Basile. Ellos se
cargaron a Mikilo al hombro y lo sacaron adelante. A ese esfuerzo se sumó
después Sergio Ibáñez y otros talentosos dibujantes que también apuntalaron ese
proyecto de auto-gestión. A fines de los noventa no había nada, las editoriales
de historietas habían prácticamente colapsado y el panorama local era incierto
y desolador.
Se dice que las publicaciones independientes salvaron el
cómic nacional ¿Qué pensás de eso?
No sé si lo salvaron, al menos no lo dejaron morir del todo.
Le hicieron el aguante, como se dice, por puro capricho y persistencia de los
propios autores. Cuando se hace referencia a esa década paupérrima del comic
nacional siempre se nombra a Animal Urbano, Caballero Rojo, Camulus, Laucha,
Mikilo y los trabajos de La Productora, entre otros, sin olvidar a esa pequeña
horda batalladora y persistente compuesta por ediciones de bajo tiraje y
cientos de fanzines.
¿Cuánto tiempo te tomaba investigar los mitos y leyendas?
¿Qué te inspiraba para sumergirlos en el mundo de Mikilo?
Los mitos que aborda la saga de Mikilo los conocí leyendo
los trabajos de distintos investigadores argentinos que dedicaron buena parte
de su vida, tanto para estudiarlos como para recopilarlos, y entre ellos puedo
nombrar a Adolfo Colombres, Felix Coluccio, y Berta Vidal de Bartinni, entre
tantos otros. Y hasta el día de hoy sigo procurando material, hay trabajos
recientes muy puntuales y detallados en el campo de los mitos, las leyendas y
las tradiciones populares.
Los protagonistas viajan por el país para sumergirse en este
mundo de los mitos y leyendas resignificados. ¿Por qué elegiste el género road
movie? ¿Conociste las locaciones antes de escribir los guiones?
Tuve y todavía tengo la suerte de viajar bastante. Mi
trabajo trashumante como artista titiritero me lleva de un lado a otro sin
parar. La mayoría de mis historias las escribo andando. Recorriendo pueblitos y
localidades del interior del país escuché de primera mano algunas de las
historias que después aparecieron en Mikilo. La leyenda de La Pesadora y
también la del Condenado las escuché compartiendo una rueda de mate con los
lugareños del Chañar, por poner un ejemplo. Y unas cuantas más que recogí en
otros lugares y que, al recordarlas hoy, se me ponen los pelos de punta. El relato
oral bien contado y expuesto produce un efecto impactante, por no decir
fulminante.
¿Cuándo va a salir el segundo integral de Mikilo publicado
por Comicar? ¿Va a traer material nuevo?
El segundo tomo que recopila las historias de Mikilo viene
con todo, y la idea es presentarlo como novedad en la próxima Feria del Libro.
En esa segunda entrega, además de los trabajos de Basile, Ibáñez y Coggiola,
los lectores se podrán regodear con otras historias dibujadas por
talentosísimos artistas de primera línea como lo son Quique Alcatena, Solano
López, Pablo Maizitegi (Pol), Ruben Meriggi, Silvestre Szilagyi, Santiago
Caruso y Diego Greco, entre otros. Todo esto sin olvidar las tapas que hizo el
maestro Ariel Oliveti y un capítulo inédito de Mikilo dibujado por Leonel
Catellani.
¿Tenés algún cómic nuevo en proceso?
El equipo original de Mikilo está ahora
trabajando a pleno con un nuevo guion de 64 páginas que escribí recientemente.
Se titula Rituales y Tormentos, y la idea es que salga después del segundo tomo
recopilatorio. Tenemos como proyecto lanzar un tomo nuevo por año para retomar
la continuidad de la serie. Con Fernando Centurión y Andrés Cornejo estamos
intentando concluir la serie El Exhumador, que se publicó originalmente en la revista
Comic.ar, y que quedó inconclusa. Con Tomás Coggiola estoy perpetrando un comic
book de ficción titulado El Coleccionista que lo tiene a él como dibujante
integral (lápiz y tinta), y que nos está llevando un tiempito, esperamos darlo
a conocer pronto. Y por ahí va la cosa.