Lucifer - El cómic que arruinó Fox - Primera Parte

30 Ene 2016
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Ilustración de Christopher Moeller

Aquí podés leer la segunda parte de este informe

En esta epidemia de falta de ideas y búsqueda de conceptos para reciclar, la cadena Fox se dio con un cómic de culto, Lucifer, una de las grandes obras del guionista Mike Carey. El problema está en que es un cómic demasiado profundo, inteligente y con una carga metafísica muy difícil de conseguir en el medio televisivo. Encima hablamos de Fox, que nos hizo aullar de odio por sus adaptaciones de los Cuatro Fantásticos y Spiderman. Con Lucifer, valga la redundancia, lo suyo fue satánico, maligno, cruel. Fue una aberración.

El señor del infierno comenzó sus andanzas en Sandman, (un cómic que deben leer). A Neil Gaiman, el responsable de ese comic, la actualización de mitos y personajes históricos le salía tan natural, que todos los personajes de ese cómic lograban tener una posibilidad de ser reales y haber existido en algún punto de nuestra historia. Lo épico y el drama se mezclaban con una carga literaria pocas veces vista en el cómic comercial y siempre sorprendía. Tal vez los personajes secundarios más logrados en este cómic fueron William Shakespeare y Lucifer. Para el último, al guionista se le ocurrieron dos ideas geniales, primero, para darle clase, que tenga el rostro de David Bowie. Segundo, romper con el demonio miltoniano. Así Lucifer, cansado, renuncia al trono del infierno sin importarle las consecuencias y termina en su propio bar, en donde toca el piano para no parecerse demasiado a Rick Blaine de Casablanca. No vino solo, lo siguió Mazikeen, una demonio con media cara, enamorada de su amo, que después va a ser clave en Lucifer. Cuando Sandman terminó, quedaron allí, como un recuerdo, él tocando el piano y ella en la barra.

La riqueza de personajes, historias y carga literaria convirtieron a Sandman en un éxito de ventas enorme. Por eso, la editora Karen Berger decidió aprovechar a la enorme fauna de personajes secundarios en dos series  The Dreaming y por supuesto, Sandman Presents. Allí quedó claro que el personaje que más potencial tenía para ser protagonista de su propia serie, era Lucifer. Sin embargo al personaje le faltaban grandes cambios para lograr una continuidad que vaya más allá de los doce números. En realidad, hacía falta algo muy grande para sacarlo de esa comodidad en la que había quedado y darle una nueva motivación más allá del hartazgo que lo había llevado a renunciar a su trono. El guionista Mike Carey lo descubrió en la miniserie Sandman presenta: Lucifer. Lo único que busca el personaje es ser libre de las ataduras del plan divino, que a medida que avanza la serie, nos damos cuenta de la complejidad y el alcance que tiene. De hecho, corta la libertad a todos los personajes. Para algunos eso está bien, sin embargo, para otros lo más importante es luchar por ese libre albedrio que tanto anhelan. Ojo, estamos hablando de un cómic que se desprende de Sandman y está dentro de Dc. No es solamente algo filosófico, de hecho, eso que les comenté es la motivación del protagonista, pero su búsqueda y su plan son tan grandes que afectan a los intereses de muchos otros seres de los distintos planos de existencia y esos hilos hacen que la acción y la aventura necesarias en este tipo de cómics se vayan complejizando hacia lo épico. De esta manera llegamos a entender el alcance de la inmortalidad y los niveles de poder en los que se mueven estos personajes. Realmente es muy difícil hablarles de este cómic sin arruinarles lo que es el gran argumento, que lo convierte en uno de los mejores cómics que leí, así que simplemente voy a invitarlos a que lo lean. Eso sí, a estas alturas deben saber que no tiene prácticamente nada que ver con ese adefesio que Fox pretende llamar serie televisiva.

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