Nausicaä del valle del viento de Hayao Miyazaki

04 Ene 2015
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Nausicaä - Acuarela de Hayao Miyazaki

Es raro que una película animada que no sea de Estados Unidos gane un óscar. En el año 2002, “El viaje de Chihiro” derrotó a  tanques de taquilla como “La era del hielo” y “Lilo & Stitch”. El nombre del director de animación, Hayao Miyazaki, al fin resonaba en occidente (Su película anterior, La princesa Mononoke” tuvo una aceptación importante en ese mercado)  Miyazaki y el estudio al que pertenece,   Ghibli, son referentes de la animación japonesa. Van más allá del mero anime. Lo suyo es la búsqueda de la perfección artística, cuidando siempre los detalles al máximo. Es algo que se nota en cada una de sus películas, reflejan una pasión y un amor por el arte que sorprende más allá de esas historias que son siempre interesantes.  Incluso es uno de los pocos directores que puede darse el gusto de decir que no hay películas malas en su filmografía. Si quieren  conocer, hay un documental en el que se puede ver el proceso meticuloso y obsesivo con el que trabaja “El reino de los sueños y la locura” en el que muestran cómo realizó su última película “El viento se levanta”

Hoy es fácil conseguir sus películas, sobre todo “El viaje de Chihiro” y “El castillo ambulante”, ambas recomendables al máximo. Lo que si cuesta encontrar, son los pocos mangas que realizó. Hace poco reeditaron en español el manga en el que trabajó durante 12 años y tal vez sea su obra más personal, “Nausicaä del Valle del Viento”. En el año 1984 realizó la adaptación animada de los dos primeros tomos (de siete). También fue la primera película en la que trabajó con personajes propios. Si pueden conseguirla, tienen que verla.  

A veces se necesita algo intenso para que aflore la verdadera naturaleza humana. Muchos autores apuestan a lo que ocurre después las guerras y las grandes catástrofes para ahondar en este tema.  En cierta medida las sociedades post apocalípticas y la capacidad del ser humano para salir adelante no han impactado en el imaginario social más allá de obras con buenos efectos especiales. También está el morbo de la destrucción y muerte. Es entendible, por lo general estas historias son simples y su mayor anhelo es del entretener y jugar con grandes efectos especiales. Claro que algunos autores como J.G Ballard con “El mundo sumergido”,  Richard Matheson con “Soy Leyenda” y  Brian Vaughan con Pia Guerra en “Y el último hombre”  pudieron ir más allá y dar un mensaje fuerte. El problema está en que pocos han sabido construir un mundo que se aleje de las ruinas de la sociedad como la conocemos. Con “Nausicaä del Valle del Viento”, Hayao Miyazaki supo forjar un mundo muy personal con su propia flora, fauna y estructura social que le sirven para contar una historia mucho más épica que su contraparte animada.

La tierra sigue curando sus heridas mil años después de una guerra global “los siete días de fuego”. Hay bosques tóxicos que crecen, e incluso avanzan sobre las pocas ciudades que quedan. Los sobrevivientes se las arreglan como pueden, algunos viven en valles aislados, otros se adaptan.  A pesar de todo, siguen habiendo guerras, como la del imperio de Tormekia (al que deben apoyar los habitantes del valle del viento) con su reino vecino, Durku. La guerra es lo menos importante en los primeros tomos del manga, pero los hilos comienzan a tirarse. Lo que le importa a Miyazaki es presentarnos a Nausicaä y su mundo a medida en la que la historia fluye. Es un gran narrador y sabe contar las cosas con lujo de detalles para configurar del todo el entorno de la historia. Nos toma de la mano con los personajes, para que junto a ellos vayamos descubriendo lo que a él le interesa mostrarnos. A su vez se las arregla para profundizar temas como la relación del hombre con la naturaleza y su conducta bélica. Mientras tanto, va dejando que la acción vaya tomando un lugar importante.  La única contra es que en algunos momentos, tanto nivel de detalle y carga de información se tornan densas e incluso un tanto aburridas.

En una obra tan ambiciosa importan mucho los personajes. Incluso Nausicaä, con sus poderes leves es muy humanizada, tiene defectos y un odio que a veces no puede controlar. Esto los hace muy creíbles y tridimensionales. Incluso es difícil definirlos como buenos o malos dentro de la guerra. Lo sorprendente es la forma con la que nos muestra desde las primeras páginas la organización socio-cultural e incluso filosófica de los distintos reinos. Es cierto que la parte gráfica ayuda a economizar páginas de descripciones, pero hay mucho en los gestos y en la forma en la que se expresan,  que los definen con muy poco.

En donde se luce es en la parte gráfica. Es fácil saber si un dibujante es animador por su narrativa: elegante y con un excelente manejo de los tiempos. A la hora de plasmar algo tan ambicioso, hay un trabajo enorme de por medio. Si bien le tomó más de una década completarla, el nivel de detalle es sorprendente. Miyazaki se tomó el trabajo de crear una fauna en la que abundan insectos monstruosos y animales raros. Una flora casi onírica en los bosques tóxicos y por supuesto, su gran pasión, los aviones.  Hay secuencias llenas de viñetas complejas (no cargadas) en donde todo esto debe interactuar y lo logra. Si tenemos en cuenta que principalmente usó una técnica de tinta y entramados, es aplaudible.

Desde el primer tomo de Nausicaä del Valle del Viento, Miyazaki demuestra que es un maestro del noveno arte y la animación. Nos sumerge de lleno en este mundo desde las primeras páginas, incluso habiendo puesto los engranajes de una gran historia en funcionamiento.  Es una obra compleja en donde se dio el gusto de tratar problemas complejos como la relación del hombre con la naturaleza sin caer en el discurso filosófico. Es aventura y ciencia ficción con toques de historia bélica que dejan la piel de gallina.


tráiler de Nausicaä del Valle del Viento

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