Vito Dumas, el navegante solitario de la Segunda Guerra Mundial
Vito Dumas nació en el barrio de Palermo, Buenos Aires, el 26 de septiembre de 1900. Hoy era su cumpleaños.
Fue un hombre amable, siempre deportista, adepto a las artes. Y además fue el más grande navegante solitario que dio nuestro país, al menos en sus años.
Es cierto que hoy la navegación en solitario no es rigurosamente en solitario. El inmenso apoyo que proporciona la tecnología a los maxicatamaranes propicia hazañas como la del francés François Gabart, actual récord mundial de la Vuelta al Mundo en navegación a vela (en solitario) que hizo el recorrido planetario en poco más de 42 días.
Así, Vito Dumas en otra época, sin GPS ni satélites en el firmamento, pudo dar la vuelta al mundo en su pequeño "Lehg II", una embarcación de unos 9 metros de eslora por unos 3 metros de manga.
Los biógrafos describen a Vito Dumas como un muchacho inquieto desde pequeño, siempre deportista, siempre entusiasta. Fue boxeador, aviador, nadador. Hacia el año 1925 fue campeón mundial de permanencia en el agua (en otra oportunidad hablaremos de Mojarrita Agüero, otro grande de la inmersión y vivaz promotor de la natación).
Su esposa, Adela Navarro, lo describió físicamente como de cuerpo de atleta, 1,75 de altura, cabello castaño oscuro, tez blanca, amplia frente y ojos verdes; y afirmó que su personalidad era la de un hombre introvertido, más bien retraído. Adela dijo sobre Vito Dumas: “Era un hombre muy activo. Le gustaban los deportes. Además pintaba, hacía escultura. Cursó estudios en la Academia de Bellas Artes. Lo que se proponía lo hacía. Una vez, sin haber estudiado nunca nada sobre radio, armó un aparato. Lo que le faltaba era constancia, disciplina. Comenzaba todo con mucha euforia y luego lo abandonaba inesperadamente. No dudo que era muy inteligente y tenía intuición.”
En diciembre de 1931 partió desde Arcachón , Francia en su primer velero, el “Lehg”, hacia Buenos Aires, donde llegó luego de tres meses de navegación trasatlántica.
Unos años más tarde, en plena Guerra Mundial, Vito Dumas zarpó en lo que sería su más famoso logro: dar la vuelta al mundo en solitario, en un tiempo neto de 274 días de navegación. Ese viaje fue de 20.420 millas marinas, en el que atravesó tres océanos y, a propósito, siguiendo la ruta de “Los Cuarenta Bramadores”, que es una zona de fuertes vientos y tormentas sobre el paralelo 40º Sur.
En ese viaje histórico Vito Dumas zarpó en el Lehg II, un velero que había comprado en Francia, después tuvo que vender por problemas económicos, y más tarde volvió a adquirir para concretar su hazaña. El recorrido fue desde Buenos Aires hasta Ciudad del Cabo, desde allí hasta Nueva Zelanda, luego desde Nueva Zelanda hasta Valparaíso, y de allí a Buenos Aires cruzando por el peligroso Cabo de Hornos, donde por los fuertes vientos y la bravura del mar se rompe el tabique nasal. Pese a todo Dumas considera que “he pagado barato por tal osadía”.
Para acometer el tremendo viaje tuvo que proveerse de vituallas. Así que calculó provisiones para un año: 400 botellas de leche esterilizada y gran cantidad de leche chocolatada, latas de cocoa; veinte kilos de harina de lentejas, arroz, garbanzo, arvejas, diez kilos de yerba mate, latas de aceite y 80 kilos de corned-beef, manteca salada, chocolate en barras, leche condensada, 70 kilos de papas, 5 de azúcar, frutas confitadas, mermeladas, tabaco para pipa y cigarrillos, cajas de fósforo, galletas, botiquín de primeros auxilios, dosis de vitaminas A, B, C, D y K y glucosas para la falta de calorías. Llevó una cocina y alumbrado que utilizaban kerosén así como 400 litros de agua potable.
¿El dinero? Vito Dumas contaba con diez libras esterlinas que le prestó un amigo para viajar: "Total para qué quiero dinero, si en navegación no voy a gastar", se justificó risueñamente.
Así es que este marinero argentino, mientras los alemanes conquistaban un mundo de sangre y terror, mientras las fuerzas aliadas y los rusos hacían lo propio también para frenar la megalomanía teutona, mientras las clases obreras soñaban una vez más con la inasible revolución, mientras el Mundo giraba en su vuelta de codicia y poder, este hombre se encaramaba a un incierto destino y a una aventura en solitario.
Dumas dijo antes de partir: “Voy en esta época materialista, a realizar una empresa romántica, para ejemplo de la juventud.”
Hoy 26 de septiembre era su cumpleaños y por eso en esta nota lo saludamos a Vito Dumas, hoy olvidado, injustamente olvidado, por generaciones. Quizás estamos nuevamente en una época materialista, en un tiempo donde las empresas románticas no son frecuentes, pero desde aquí, justamente desde esta parca realidad de lectores de memes, de vanos comentaristas de noticias apócrifas, saludamos a un Vito Dumas a través de la misteriosa bruma del tiempo, quien pasó en solitario su cumpleaños número 43, en aquella absoluta soledad del Océano Índico, cuando emprendía viaje rumbo a Nueva Zelanda.
PD: Recomendamos la lectura de 'Los 40 Bramadores' el libro en que Dumas relata el viaje.
@Cesario