Este animal es más peligroso que los alacranes
Hay dos especies de alacranes en nuestra región, una es más
peligrosa que la otra.
El no tan peligroso
La especie muy común en nuestro país, y que no es tan peligrosa como la otra, es el Bothriurus bonaerensis. En general tiene una coloración más oscura, aunque según la edad del espécimen y la zona que habita puede ser más claro, del color de la miel, como es el alacrán peligroso, el Tiyus. Las pinzas son redondeadas y en su cola lleva un aguijón simple, de una sola punta. Otra característica es que no presenta líneas dorsales marcadas.
El peligroso
La especie venenosa se llama Tityus trivittatus, es de color de la miel. Es notablemente más claro que los otros, y más estilizado. Sus pinzas son delgadas y largas, y el aguijón del final de su cola es doble. En el dorso se pueden ver unas líneas longitudinales bien marcadas. Una tercera especie es el Tityus Confluens, muy parecido al trivittatus, pero con el cuerpo liso, de color claro u oscuro.
El animal más peligroso
En 2015 Tucumán obtuvo el tercer puesto en incidencia de muertes por accidentes de tránsito. Con eso le digo todo. El animal más peligroso que los escorpiones es el hombre, es usted, somos nostros.
Posiblemente no parece tan alarmante porque estamos acostumbrados a negar el dolor, la fragilidad de nuestos esqueletos y órganos vitales, el alto peligro que significa desplazarse en la provincia. Quizá estamos un poco acostumbrados a mirar para otro lado cuando nos enteramos que hubo otro accidente fatal, una parte de la mente funciona así, olvidando lo desagradable, lo terrible. Es cierto que los escorpiones son peligrosos, lo sabemos. Pero en rigor, el número de muertes, a pesar de haber aumentado en los últimos 10 años (en el período 2000 - 2006 murieron 19 personas por picaduras de alacranes) es ínfimo en relación a la cantidad de muertos por accidentes de tránsito.
El año pasado murieron 288 personas en Tucumán por esta problemática. Y otro centenar sufrió heridas de consideración. Quizá los alacranes nos parecen terribles porque cuando pican, por lo general se trata de un niño que duerme, o que está jugando inocentemente en la vereda. Nos afligimos en extremo por ese niño que, en su tierna piel recibe el punzante veneno de un alacrán y no tan enfáticamente con el resultado natural de ese niño en el tiempo, esto es: con el adolescente que sale en auto o en moto los fines de semana, repleto de hormonas, de sustancias, de entusiasmo, de vida, y finalmente termina en una morgue porque no llevaba casco o iba a altísima velocidad.
La educación vial
Muy necesaria es la educación vial en nuestas escuelas, pero hasta que nuestros legisladores terminen de cambiarle el nombre a las calles y ocuparse de si deben o no correr los galgos, les dejo unas pocas recomendaciones que no nacen de las estadísticas sino de un (siempre cuestionable) sentido común, y algo que intento se pueda llamar 'racionalidad'.
Es muy arduo tratar de explicar a un adolescente el milagroso efecto giroscópico que permite que una motocicleta se mantenga en equilibrio. Igualmente difícil es lograr que al mismo joven galante o iracundo, rebelde o pletórico, entienda lo que significa frenar y controlar la masa de un automóvil de 1000 kilogramos a tan solo 60 kilómetros por hora. Pero lo cierto es que (ahora volvemos a las estadísticas) las mujeres manejan de un modo menos peligroso que los hombres, posiblemente porque, a pesar de demorar más en estacionar y de ser víctimas de sorna y del imperativo que las envía a la higiénica bacha de la cocina, son más prudentes.
Mientras se implementan los controles de alcoholemia, mientras se labran multas por exceso de velocidad que algún día se convertirán en un poco más de dinero para el Estado provincial o nacional, hay que tratar de ser claro y conciso.
Porque basta pararse en una esquina cualquiera un sábado por la noche para ver hordas de motocilistas, de autos convertidos en bafles ambulantes, a alta velocidad, cuando no haciendo maniobras temerarias, para que nos sea revelada la ingenuidad y precariedad operativa del adagio 'Si bebe, no conduzca'.
Es por ello que sólo nos quedan tres recomendaciones esenciales que enumero, en función de su importancia, en orden ascendente:
1 Use casco
2 Use cinturón de seguridad
3 Vaya despacio
Esas tres simples reglas pueden hacer de nosotros mismos mamíferos menos peligrosos.
Más información y fuentes:
http://www.lanacion.com.ar/1175663-las-mujeres-manejan-mejor-que-los-hombres
http://www.oei.es/historico/divulgacioncientifica/?Registran-aumento-de-picaduras-de
http://www.lagaceta.com.ar/nota/679937/sociedad/tucuman-tercera-provincia-mas-incidencia-muertes-accidentes-transito.html