Para ganar la Quiniela hay que insistir con el 7
Cierto amigo mío que, al igual que todo el mundo está completamente loco, tiene la compulsiva tendencia a fijarse en las chapas patentes de autos y motos, en licencias de taxis y en otros números que aparecen en su mundo visual. Hace unos días este muchacho me contó que había un número que se le venía apareciendo frecuentemente, era el número 7. Además, este número se le aparecía en las repeticiones 77 y, aunque parezca increíble, también se encontraba con la aún más improbable combinación 777.
Mientras llamaba al mozo para pedir el séptimo café, le aconsejé a mi amigo que a ese número lo siguiera, o mejor dicho, lo persiguiera en los sorteos de la Quiniela; porque cuando un número aparece mucho en sueños o en la realidad (me dijo cierta vez un albañil) hay que seguirlo, jugarle unos pesos y si no sale, al día siguiente jugarle unos pesos otra vez. Así sucesivamente, hasta que el Destino, que ya venía dando avisos, retribuye el esfuerzo y la tenacidad expuestos en las repetidas apuestas.
Este amigo mío no juega a la Quiniela (al menos así me lo afirmó una vez que ibamos entrando al Casino) pero sí lee las noticias en los diarios. Días después me comentó efusivamente que el avión de la empresa Malaysia Airlines que desapareció misteriosamente en el Golfo de Tailandia, era un Boeing 777. Mi amigo estaba chocho. Un premio de la lotería no le habría causado la misma euforia. Pero de todos modos ese avión no estaba en su universo de probabilidades, a menos que tuviera planeado un viaje a Malasia o China en los días próximos a aquellas apariciones, lo cual no ocurrió.
Y es que después de todo el 7 es un número importante, simbólico y místico. El Dios judeocristiano hizo el mundo en 7 días, el Arco Iris tiene 7 colores, la Menorá de los hebreos es un candelabro de 7 velas, 7son las notas musicales; en el Hinduísmo son 7 los chacras o centros de energía del cuerpo humano, y son 7 las Maravillas del mundo.
En fin, es un número frecuente y misterioso en el álgebra del mundo y en la historia de la humanidad.
Aquí hago una pausa y recomiendo una película que tiene que ver con la misteriosa relación entre los números y la realidad. Se trata de Pi (el orden del caos), de Darren Aronofsky, este es el trailer.
Pero volviendo a la situación de mi amigo, la intención de buscar un número en los sorteos de la Quiniela basándose en sueños o casualidades visuales en el tráfico no es del todo descabellada, porque según muchas místicas y religiones, finalmente el Destino nos espera con la retribución de nuestro esfuerzo o el castigo de nuestro desdén. ¿O acaso no es así?