El reflejo del país

El reflejo del país

Si no tenemos una moneda que nos representa (hay 29 en el país) ¿cómo vamos a tener un fútbol que nos muestre solventes?

30 Junio 2002
Cayó el telón de otro Mundial y quedó dentro nuestro una nueva frustración que nos erige en campeones del "casi". Pero todo responde a una casualidad globalizada de la que no escapa el fútbol. Si nuestro bendito país se hunde día a día en una crisis sin precedentes, de la que no se avizora en lo inmediato la más mínima salida, no hay razón para que salgamos campeones de algo. Aunque ese algo sea el querido fútbol, al que le habían puesto fichas hasta las erráticas autoridades para ver si se amortiguaba la agonía nacional.
Están los que dicen que nos faltó identidad futbolística y que nos "europeizamos" -¡qué tal!-. Eso significa que apelamos a la táctica y al despliegue físico, renunciando a la habilidad y a la destreza que supimos conseguir. Y los que dicen esto están en lo cierto. Si no tenemos una moneda que nos representa (hay 29 en el país) ¿cómo vamos a tener un fútbol que nos muestre solventes? Lo que sí tenemos son jugadores solventes: cada uno de los "importados", que son mayoría absoluta, tiene patrimonios escalofriantes, que hacen impensable su juramento de morir con gloria por los colores patrios.
Hay que modificar dos cosas para recuperar terreno: una, la factible, volver a las fuentes y ganar o perder -esto es un juego con factores aleatorios-, pero con una identidad que nos dignifique y nos revalorice. La otra, más difícil, por los tiempos monetarizados que corren, poner al frente de la Selección nacional a alguien jerarquizado que interprete por una vez el sentir de los "nosotros" y no de los obesos bolsillos de los que organizan torneos y competencias.

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