30 Junio 2002
Por lo general, la elección del equipo ideal de la Copa del Mundo suele ser un ejercicio tan polémico como apasionante. No es el caso de este Mundial de Corea y Japón, un torneo donde la enorme mayoría de las estrellas deambuló por las canchas como una corte de fantasmas, a medio camino entre el hastío, las lesiones y el agotamiento físico. ¿Algunos ejemplos? Zidane, Figo, Beckham, Raúl, Chilavert, Totti y todos los argentinos que usted quiera agregar a la lista.
Quedó una lista abrumadoramente dominada por los brasileños quienes -sin hacer grandes maravillas- marcaron una diferencia, sobre todo de mitad de cancha en adelante. El resto apenas supera la barrera de lo correcto, lo que indica la pobreza que entregó el Mundial en materia de individualidades.
Oliver Kahn, el turco Recber y el brasileño Marcos fueron los dueños del arco. El hecho de ser la máxima figura de su equipo es un plus de jerarquía que inclina la balanza en favor del alemán.
A la hora de elegir marcadores de punta -o carrileros, o vaya uno a saber cómo se los llamará dentro de unos años- no hay dudas. Cafú (uno de los mejores jugadores del torneo) y Roberto Carlos fueron los motores que impulsaron a Brasil. Desequilibrantes, sobre todo en función ofensiva.
En materia de marcadores centrales, la escasez de figuras resultó alarmante. Todas las fichas que apostábamos a Roberto Ayala y a Walter Samuel se escurrieron como arena entre los dedos. Por una cuestión de regularidad, optamos por el turco Alpay Ozalan y por el inglés Sol Campbell. Tampoco lo hicieron mal el brasileño Edmilson, el interminable Fernando Hierro y el coreano Hong Myung-bo. Y paremos de contar.
¿Se acuerda de aquellos Mundiales donde los volantes centrales luchaban a cara de perro por la conquista de la media cancha? Es historia. Los caudillos parecen una raza en extinción, y la elección del estadounidense Claudio Reyna -serio y ordenado, nada del otro mundo- así lo demuestra.
Ballack y Klose, piezas importantes en el camino de Alemania a la final, tienen un lugar en el equipo. Resulta difícil comprender que no había otros mejores.
La temible triple R (Rivaldo-Ronaldo-Ronaldinho Gaúcho) entregó fútbol por ráfagas. Pero fue suficiente como para separarlos de los demás por un océano de buenas intenciones. Y eso es indiscutible.
SELECCION IDEAL
1- Oliver Kahn
(Alemania)
4- Cafú
(Brasil)
2- Alpay Ozalan
(Turquía)
6- Sol Campbell
(Inglaterra)
3- Roberto Carlos
(Brasil)
5- Claudio Reyna
(Estados Unidos)
8- Michael Ballack
(Alemania)
10- Rivaldo
(Brasil)
11- Ronaldinho Gaúcho
(Brasil)
7- Miroslav Klose
(Alemania)
9- Ronaldo
(Brasil)
Quedó una lista abrumadoramente dominada por los brasileños quienes -sin hacer grandes maravillas- marcaron una diferencia, sobre todo de mitad de cancha en adelante. El resto apenas supera la barrera de lo correcto, lo que indica la pobreza que entregó el Mundial en materia de individualidades.
Oliver Kahn, el turco Recber y el brasileño Marcos fueron los dueños del arco. El hecho de ser la máxima figura de su equipo es un plus de jerarquía que inclina la balanza en favor del alemán.
A la hora de elegir marcadores de punta -o carrileros, o vaya uno a saber cómo se los llamará dentro de unos años- no hay dudas. Cafú (uno de los mejores jugadores del torneo) y Roberto Carlos fueron los motores que impulsaron a Brasil. Desequilibrantes, sobre todo en función ofensiva.
En materia de marcadores centrales, la escasez de figuras resultó alarmante. Todas las fichas que apostábamos a Roberto Ayala y a Walter Samuel se escurrieron como arena entre los dedos. Por una cuestión de regularidad, optamos por el turco Alpay Ozalan y por el inglés Sol Campbell. Tampoco lo hicieron mal el brasileño Edmilson, el interminable Fernando Hierro y el coreano Hong Myung-bo. Y paremos de contar.
¿Se acuerda de aquellos Mundiales donde los volantes centrales luchaban a cara de perro por la conquista de la media cancha? Es historia. Los caudillos parecen una raza en extinción, y la elección del estadounidense Claudio Reyna -serio y ordenado, nada del otro mundo- así lo demuestra.
Ballack y Klose, piezas importantes en el camino de Alemania a la final, tienen un lugar en el equipo. Resulta difícil comprender que no había otros mejores.
La temible triple R (Rivaldo-Ronaldo-Ronaldinho Gaúcho) entregó fútbol por ráfagas. Pero fue suficiente como para separarlos de los demás por un océano de buenas intenciones. Y eso es indiscutible.
SELECCION IDEAL
1- Oliver Kahn
(Alemania)
4- Cafú
(Brasil)
2- Alpay Ozalan
(Turquía)
6- Sol Campbell
(Inglaterra)
3- Roberto Carlos
(Brasil)
5- Claudio Reyna
(Estados Unidos)
8- Michael Ballack
(Alemania)
10- Rivaldo
(Brasil)
11- Ronaldinho Gaúcho
(Brasil)
7- Miroslav Klose
(Alemania)
9- Ronaldo
(Brasil)