30 Junio 2002
PARA EL ALBUM. Turcos y coreanos se abrazaron y saludaron juntos al público como hermanos, al final del partido para definir el tercer puesto del certamen. ¡Como debe ser!
SEUL, Corea del Sur.- Después de idas y venidas, el "orden mundial" puede respirar en paz. La selección de Turquía impuso su juego más realista y práctico ante la soñadora Corea del Sur y logró un histórico tercer puesto en la Copa del Mundo.
El turco Hakan Sukur anotó el gol más tempranero de la historia de los Mundiales, el día en que Corea del Sur acababa su participación con derrota por 3 a 2 y su gestión de coanfitrión de la XVII Copa del Mundo con la sombra de un incidente naval con Corea del Norte.
Los jugadores surcoreanos y turcos guardaron un minuto de silencio antes de comenzar el partido por el tercer puesto del Mundial, en Daegu, en homenaje a los cuatro surcoreanos muertos y a un quinto desaparecido en un choque naval con Corea del Norte.
El partido será recordado por el histórico gol de Sukur, capitán de Turquía, registrado no oficialmente a los 11 segundos del encuentro, y por el gesto de hermandad, solidaridad y juego limpio que protagonizaron los jugadores turcos y surcoreanos al concluir el partido. Los 46 integrantes de ambos planteles se abrazaron entremezclados en la hilera, uno de cada equipo, y saludaron brazos en alto a la multitud que colmó el Daegu Stadium.
Otro episodio que también conmovió al mundo fue cuando los futbolistas de Corea del Sur y su entrenador, el holandés Guus Hiddink, agradecieron a los miles de espectadores surcoreanos su apoyo durante el torneo. Tras haber llegado al Mundial sin haber ganado nunca un encuentro durante su transcurso, Corea del Sur llegó a las semifinales que perdieron ante Alemania.
Tras la interpretación de los himnos nacionales turco y surcoreano, los jugadores inclinaron sus cabezas en un momento de silencio y un clarín dejó escapar algunas notas antes de que se iniciase el encuentro, penúltimo del primer Mundial que se celebra en Asia.
Tras esos instantes en que las constantes aclamaciones de los espectadores callaron brevemente, millones de surcoreanos se concentraron en pantallas gigantes de televisión a través del país, mayormente en la capital Seúl, y concretamente en la intersección de Kwanghwamoon.
Los organizadores de una concentración multitudinaria interrumpieron un concierto que tenían programado para incluir un toque de clarín en homenaje a los fallecidos en el incidente naval.
Tras el encuentro de ayer, los jugadores surcoreanos auparon a su director técnico Hiddink en reconocimiento a su trabajo en la selección. Pero los integrantes del plantel turco no se quedaron atrás e imitaron el gesto con su técnico Senol Gunes, principal responsable que Turquía haya desplegado en este certamen un fútbol audaz y desinhibido.
Japón y Corea del Sur elogiaron la organización compartida del Mundial como un triunfo para Asia, y señalaron que con ello se habían reforzado las relaciones entre los dos Estados para alcanzar una dimensión completamente nueva. La península de Corea fue una posesión colonial de Japón de 1910 a 1945. Por eso había preocupación antes de la celebración del torneo. Se temía que las viejas rivalidades y animosidades evitaran que se lograse una cooperación suficiente y exitosa. Hoy será el turno de Japón. En Yokohama Brasil y Alemania definirán hoy el título del primer Mundial que se juega en Oriente. Mas allá del resultado, que prive el sentido común. (AFP-DPA)
El turco Hakan Sukur anotó el gol más tempranero de la historia de los Mundiales, el día en que Corea del Sur acababa su participación con derrota por 3 a 2 y su gestión de coanfitrión de la XVII Copa del Mundo con la sombra de un incidente naval con Corea del Norte.
Los jugadores surcoreanos y turcos guardaron un minuto de silencio antes de comenzar el partido por el tercer puesto del Mundial, en Daegu, en homenaje a los cuatro surcoreanos muertos y a un quinto desaparecido en un choque naval con Corea del Norte.
El partido será recordado por el histórico gol de Sukur, capitán de Turquía, registrado no oficialmente a los 11 segundos del encuentro, y por el gesto de hermandad, solidaridad y juego limpio que protagonizaron los jugadores turcos y surcoreanos al concluir el partido. Los 46 integrantes de ambos planteles se abrazaron entremezclados en la hilera, uno de cada equipo, y saludaron brazos en alto a la multitud que colmó el Daegu Stadium.
Otro episodio que también conmovió al mundo fue cuando los futbolistas de Corea del Sur y su entrenador, el holandés Guus Hiddink, agradecieron a los miles de espectadores surcoreanos su apoyo durante el torneo. Tras haber llegado al Mundial sin haber ganado nunca un encuentro durante su transcurso, Corea del Sur llegó a las semifinales que perdieron ante Alemania.
Tras la interpretación de los himnos nacionales turco y surcoreano, los jugadores inclinaron sus cabezas en un momento de silencio y un clarín dejó escapar algunas notas antes de que se iniciase el encuentro, penúltimo del primer Mundial que se celebra en Asia.
Tras esos instantes en que las constantes aclamaciones de los espectadores callaron brevemente, millones de surcoreanos se concentraron en pantallas gigantes de televisión a través del país, mayormente en la capital Seúl, y concretamente en la intersección de Kwanghwamoon.
Los organizadores de una concentración multitudinaria interrumpieron un concierto que tenían programado para incluir un toque de clarín en homenaje a los fallecidos en el incidente naval.
Tras el encuentro de ayer, los jugadores surcoreanos auparon a su director técnico Hiddink en reconocimiento a su trabajo en la selección. Pero los integrantes del plantel turco no se quedaron atrás e imitaron el gesto con su técnico Senol Gunes, principal responsable que Turquía haya desplegado en este certamen un fútbol audaz y desinhibido.
Japón y Corea del Sur elogiaron la organización compartida del Mundial como un triunfo para Asia, y señalaron que con ello se habían reforzado las relaciones entre los dos Estados para alcanzar una dimensión completamente nueva. La península de Corea fue una posesión colonial de Japón de 1910 a 1945. Por eso había preocupación antes de la celebración del torneo. Se temía que las viejas rivalidades y animosidades evitaran que se lograse una cooperación suficiente y exitosa. Hoy será el turno de Japón. En Yokohama Brasil y Alemania definirán hoy el título del primer Mundial que se juega en Oriente. Mas allá del resultado, que prive el sentido común. (AFP-DPA)