11 Enero 2008
QUITO, Ecuador.- El volcán Tungurahua, enclavado en el centro de Ecuador, presentó un importante repunte de su actividad en las últimas semanas: registra un promedio de 11 explosiones cada hora, informó hoy el diario español "El País". El coloso, de más de 5.000 metros de alto, se encuentra arrojando cenizas y rocas incandescentes, lo que obligó a las autoridades a evacuar a 900 personas.
La actividad eruptiva del volcán, situado a 130 kilómetros al sureste de Quito, tuvo un incremento a finales del 2007, pero a lo largo de los últimos días se reportó una intensificación de la emanación de cenizas y gases, que formaron nubes que se extendieron hasta tres kilómetros. Todavía no lanza lava o flujos piroclásticos.
Las autoridades conminaron a los habitantes de los poblados adyacentes al Tungurahua a dejar sus hogares mientras se evalúa el comportamiento del volcán, o a trasladarse definitivamente a residencias construidas por el Estado en sitios que garantizan su integridad física.
"La gente está cooperando porque el escenario que se presenta es para tomar precauciones. Que se nos viene una erupción es innegable, por lo tanto estamos sacando a tiempo a la población", declaró Juan Salazar, alcalde de Penipe.
Garganta de fuego
El Instituto Geofísico de Ecuador informó que la actividad sísmica del volcán es alta y que mantiene una tendencia ascendente, y que esto da indicios de que habrá una erupción mayor a las que ocurrieron en julio y agosto de 2006, que dejaron siete muertos y graves daños materiales.
El volcán, cuyo nombre significa "Garganta de fuego" en quichua, entró en proceso eruptivo desde 1999, azotando a cientos de pobladores, en su gran mayoría pequeños agricultores, asentados en sus alrededores.
Los habitantes de las zonas circundantes han aprendido a convivir con los bramidos y sacudones del volcán, que mantiene en alerta diaria al país andino. Muchos de ellos, incluso, se resisten a emigrar de sus tierras. (Reuters-DPA)
La actividad eruptiva del volcán, situado a 130 kilómetros al sureste de Quito, tuvo un incremento a finales del 2007, pero a lo largo de los últimos días se reportó una intensificación de la emanación de cenizas y gases, que formaron nubes que se extendieron hasta tres kilómetros. Todavía no lanza lava o flujos piroclásticos.
Las autoridades conminaron a los habitantes de los poblados adyacentes al Tungurahua a dejar sus hogares mientras se evalúa el comportamiento del volcán, o a trasladarse definitivamente a residencias construidas por el Estado en sitios que garantizan su integridad física.
"La gente está cooperando porque el escenario que se presenta es para tomar precauciones. Que se nos viene una erupción es innegable, por lo tanto estamos sacando a tiempo a la población", declaró Juan Salazar, alcalde de Penipe.
Garganta de fuego
El Instituto Geofísico de Ecuador informó que la actividad sísmica del volcán es alta y que mantiene una tendencia ascendente, y que esto da indicios de que habrá una erupción mayor a las que ocurrieron en julio y agosto de 2006, que dejaron siete muertos y graves daños materiales.
El volcán, cuyo nombre significa "Garganta de fuego" en quichua, entró en proceso eruptivo desde 1999, azotando a cientos de pobladores, en su gran mayoría pequeños agricultores, asentados en sus alrededores.
Los habitantes de las zonas circundantes han aprendido a convivir con los bramidos y sacudones del volcán, que mantiene en alerta diaria al país andino. Muchos de ellos, incluso, se resisten a emigrar de sus tierras. (Reuters-DPA)
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