29 Octubre 2007
RECOMPENSA. Daniel Filmus no logró ser electo jefe de Gobierno porteño, pero ayer obtuvo una senaduría por el Frente para la Victoria.DYN
Buenos Aires.- El kirchnerismo tendrá quórum propio en la Cámara de Diputados y mantendrá su amplia mayoría en el Senado, cuando asuman los nuevos legisladores que fueron elegidos hoy y que acompañarán la gestión de la presidenta electa Cristina Kirchner.El holgado triunfo de la primera dama en todo el país le permitió al oficialismo sumar unos 25 escaños a su actual bancada de 111 diputados, con lo cual superará ampliamente el quórum de 129 voluntades requerido por el reglamento de la Cámara Baja. En efecto, la bancada del Frente para la Victoria en Diputados quedará conformada por 136 kirchneristas, sumados los aliados radicales y socialistas de la denominada concertación plural.En los comicios de ayer se renovó la mitad de la Cámara Baja -130 sobre 257 bancas- y un tercio del Senado, es decir 24 legisladores, cuyos mandatos habián comenzado en 2001, cerca del fin del gobierno de la Alianza.La oposición perdió porcentualmente más bancas que el oficialismo en estas elecciones: el bloque kirchnerista puso en juego 49 escaños puros y 16 aliados, pero en números logró retenerlos a todos, mientras que el arco opositor arriesgó, en conjunto, unas 65 plazas y perdió unas 20.La novedad en Diputados será la fuerte presencia de la Coalición Cívica, que se quedaba con unas 10 bancas.El Peronismo Federal -que se intercaló en la lista oficialista- aportará, además del titular del bloque, José María Díaz Bancalari, quien renovó su banca, a Graciela Camaño y a Jorge Landau, mientras que los radicales K sumaron a Daniel Katz, Pedro Erro y Silvia Vázquez y los socialistas, a Jorge Rivas y Ariel Basteiro.GobernadoresEntre las figuras del oficialismo que volverán a desembarcar en la Cámara Baja, a partir del 10 de diciembre se encuentran dos gobernadores, Felipe Solá (Buenos Aires) y Jorge Obeid (Santa Fe), mientras que otro lo hará por primera vez: el actual mandatario de Jujuy, Eduardo Fellner.También pasarán a integrar el nuevo bloque kirchnerista el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, el de Educación, Daniel Filmus, y las actual senadora nacional Vilma Ibarra.
En tanto, el bloque del Frente Para la Victoria en el Senado, que actualmente preside Miguel Angel Pichetto, también mantendrá su fuerte conformación y quórum propio para el próximo período legislativo. De acuerdo a las tendencias, sumará unos tres escaños respecto de los 41 con que cuenta actualmente.
El Senado se renueva por tercios cada dos años, y en este caso se pusieron en juego 24 bancas de las 72 que componen el cuerpo, a razón de tres por provincia, dos por la mayoría y una por la minoría.En total, ocho distritos elegieron este año representantes en el Senado: la Ciudad de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
En estas elecciones la UCR es la gran derrotada, ya que perdió unas seis plazas, mientras que la novedad será la presencia en la Cámara Alta de la Coalición Cívica, que lidera Elisa Carrió, y que podría obtener hasta cinco miembros, según la estimación más favorable. La futura Cámara de Diputados será el escenario predilecto para descubrir si el compromiso de la presidenta electa, de avanzar hacia una mayor institucionalidad política, se cumple efectivamente o envejece como una vana promesa de campaña. Con el argumento de la emergencia eterna, los últimos gobiernos de la Argentina usaron a mansalva los decretos de necesidad y urgencia (DNU).
La administración de Néstor Kirchner llevó la práctica hasta su máxima expresión, sumada a la delegación de poderes por medio de la ley de Presupuesto. El escenario de crisis colaboró a imponer una costumbre que se da de bruces con la división de poderes del sistema republicano. A lo largo de su campaña, Cristina Fernández evitó referencias directas al uso de los decretos de necesidad y urgencia, pero asumió como propia la promesa de una mejor institucionalidad.Las elecciones dejan al futuro gobierno con mayoría en ambas cámaras y comodidad para someter a discusión un proyecto sin depender de acuerdos con la oposición. En términos crudos de hegemonía, la futura jefa de Estado tiene margen para extender el uso de los DNU sin mayores resistencias, ya que cuenta con mayoría en la comisión bicameral encargada de controlar al Poder Ejecutivo.
Por tal motivo, Diputados será el lugar ideal para observar si prima un pragmatismo indolente o, por el contrario, la lejanía de la crisis permite a la Argentina avanzar hacia una instancia superior de convivencia entre los poderes. (NA-DyN)
En tanto, el bloque del Frente Para la Victoria en el Senado, que actualmente preside Miguel Angel Pichetto, también mantendrá su fuerte conformación y quórum propio para el próximo período legislativo. De acuerdo a las tendencias, sumará unos tres escaños respecto de los 41 con que cuenta actualmente.
El Senado se renueva por tercios cada dos años, y en este caso se pusieron en juego 24 bancas de las 72 que componen el cuerpo, a razón de tres por provincia, dos por la mayoría y una por la minoría.En total, ocho distritos elegieron este año representantes en el Senado: la Ciudad de Buenos Aires, Chaco, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, Salta, Santiago del Estero y Tierra del Fuego.
En estas elecciones la UCR es la gran derrotada, ya que perdió unas seis plazas, mientras que la novedad será la presencia en la Cámara Alta de la Coalición Cívica, que lidera Elisa Carrió, y que podría obtener hasta cinco miembros, según la estimación más favorable. La futura Cámara de Diputados será el escenario predilecto para descubrir si el compromiso de la presidenta electa, de avanzar hacia una mayor institucionalidad política, se cumple efectivamente o envejece como una vana promesa de campaña. Con el argumento de la emergencia eterna, los últimos gobiernos de la Argentina usaron a mansalva los decretos de necesidad y urgencia (DNU).
La administración de Néstor Kirchner llevó la práctica hasta su máxima expresión, sumada a la delegación de poderes por medio de la ley de Presupuesto. El escenario de crisis colaboró a imponer una costumbre que se da de bruces con la división de poderes del sistema republicano. A lo largo de su campaña, Cristina Fernández evitó referencias directas al uso de los decretos de necesidad y urgencia, pero asumió como propia la promesa de una mejor institucionalidad.Las elecciones dejan al futuro gobierno con mayoría en ambas cámaras y comodidad para someter a discusión un proyecto sin depender de acuerdos con la oposición. En términos crudos de hegemonía, la futura jefa de Estado tiene margen para extender el uso de los DNU sin mayores resistencias, ya que cuenta con mayoría en la comisión bicameral encargada de controlar al Poder Ejecutivo.
Por tal motivo, Diputados será el lugar ideal para observar si prima un pragmatismo indolente o, por el contrario, la lejanía de la crisis permite a la Argentina avanzar hacia una instancia superior de convivencia entre los poderes. (NA-DyN)